15 de octubre de 2008

¿Por qué soy vegano?




Soy vegano porque tengo la capacidad de sentir.

Soy vegano porque los demás animales que conviven en este planeta también pueden sentir.

Soy vegano porque todos queremos vivir libres y disfrutar de nuestra vida.

Soy vegano porque puedo serlo.

Soy vegano porque tengo capacidad de razonar lógicamente.

Soy vegano porque puedo empatizar con el sentimiento de los demás seres sentientes que conviven conmigo en este planeta.

Soy vegano porque no me considero superior a ningún otro animal solamente por el hecho de ser humano.

Soy vegano porque no es justo que nos alimentemos a costa de otros cuando podemos evitarlo.

Soy vegano porque no acepto que la fuerza sea fuente de derecho.

Soy vegano porque no acepto emplear el abuso, la violencia, la explotación, el sometimiento, la dominación, la violación y el asesinato como forma de vida.

Soy vegano porque quiero una sociedad que se base en la convivencia y no en la opresión.

Soy vegano porque quiero un mundo verdaderamente justo para todas las personas y un futuro mejor para todas las que vendrán a él.

Soy vegano porque no quiero que destruyamos este planeta y a quienes viven en él.

Soy vegano porque veo más allá de mí. Y veo un mundo vegano. Y me gusta lo que veo.

6 de octubre de 2008

Las cosas claras


En la corriente actual de pragmatismo, o quintacolumnismo, que inunda el movimiento vegano abolicionista con la intención oculta, y no tan oculta, de sabotearlo desde dentro, están apareciendo una serie de actitudes un tanto extravagantes sobre las que me gustaría comentar algo. Uno de los muchos despropósitos con los que nos se encontramos aquí se refiere al consumo de productos animales que no han sido directamente sufragados económicamente por el supuesto vegano. Eso quiere decir que por ejemplo puedo ir a un restaurante cualquiera y coger las sobras cárnicas para comerlas siempre que no haya trato económico de por medio. Supuestamente de esta manera no se está colaborando de ninguna manera en la explotación animal. Creo que lo llaman "freeganism" o algo por el estilo, o sea veganos por libre. Sé que algunos autodenominados veganos sin más también siguen esta práctica aunque sea de forma ocasional.

Esto no es una simple anécdota sino un gravísimo fallo de base en lo que respecta a lo que se entiende realmente por veganismo. Veganismo no es ir comiendo los restos de comida que se encuentra uno por ahí como si fuera un mendigo o un carroñero, con todos mis respetos posible para ambos, sino un estilo de vida ético basado en el consumo de productos vegetales para el mantenimiento de la vida tanto individual como social y que excluye el uso de cualquier producto animal y la utilización o sometimiento de animales para obtener cualquier beneficio de ellos.

Aunque no estemos colaborando económicamente estamos cometiendo un grave error moral alimentándonos del producto de una criminal explotación que supone la esclavitud, el maltrato, la tortura y el asesinato cruel de miles de millones inocentes cada año. No podemos hacer depender nuestra vida ni formar parte de algo que es tan erróneo. Una vida vegana se define por buscar, emplear y colaborar en medios de vida cuyo sustento sea la naturaleza vegetal y los animales tanto humanos como no humanos sean totalmente respetados. Por supuesto que los vegetales deben ser respetados en la medida de lo posible, pero mientras que los animales son seres con demostrada capacidad de sentir y por tanto no deben ser utilizados como cosas, los vegetales no poseen ninguna capacidad demostrada de sentir por tanto moralmente no es incorrecto usarlos como objetos pues que no estamos destruyendo unos supuestos intereses que pudieran tener, ya que carecen absolutamente de atributos esenciales para ello como la consciencia o la sentiencia.

¿Cuál es el problema de consumir productos animales que aunque habiendo formado parte del mercado hayan sido desechados? Muchísimas objeciones a ello, pero me centraré en las éticas:


- El daño está ahí. Que no estemos demandando que continúe ese daño no nos libra de mantener nuestra vida con el resultado de un crimen. Porque eso significa que estamos aceptando un hecho consumado, como es el asesinato de un animal no humano, en lugar de rechazarlo tajantemente, que es lo que se espera de un veganismo coherente y fundamentado. Un vegano no mantiene su vida con los productos animales mientras tenga siempre alternativa.

- Nuestras actos siempre tienen un carácter social. No podemos pretender denunciar un abuso tan terrible como es la explotación de los animales y al mismo tiempo usar sus productos. Necesitamos buscar, potenciar y emplear alternativas veganas y no depender de los que nos ofrece la industria que basa sus productos en el sufrimiento inimaginable de millones de animales inocentes. Veganismo es crear una cultura vegana y no aprovechar ni recolectar restos muertos.

- El veganismo es un modelo de vida. Debemos dar una imagen de que es perfectamente posible y viable un estilo de vida completamente vegano y por eso hemos de hacernos lo más visibles y reinvindicativos que podamos en nuestra vida diaria. Y eso se hace consumiendo productos de origen vegetal, libres de crueldad con los animales no humanos, y con los humanos también.


Hace ya tiempo salió un manifiesto vegano escrito por Mat Ball donde reconsideraba algunos puntos acerca de la práctica del veganismo. Teniendo en cuenta que los veganos vivimos en una sociedad que se ha basado y se basa precisamente en aquello que nosotros rechazamos, el vivir una vida puramente vegana resulta en la práctica casi imposible para muchos si se aplican criterios muy rigurosos sobre ello (hay innumerables productos de la vida cotidiana a nuestro alrededor que utilizan ingredientes animales como es por ejemolo la grasa de las escaleras mecánicas y de los ascensores). Así que de lo que se trataba según el señor Ball era diferenciar entre productos y subproductos, afirmando que el veganismo debería centrarse en los productos porque abstenerse completamente de los subproductos resultaba prácticamente imposible y además eran derivados de los primeros, si caían estos caerían a continuación los segundos.

No voy a criticar aquí la actitud práctica que defiende Mat Ball pero sí voy a decir que mal entendida lleva a una total confusión sobre lo que entendemos por producto y subproducto. Porque si no hemos consumido nada ya sea como producto o subproducto entonces aunque se tratara de un filete podríamos comerlo porque no sería desde nuestra perspectiva económica ni siquiera un subproducto, estaría realmente fuera de ambas categorías. ¿Así que por qué preocuparse?

Ya lo creo que es preocupante porque lo que se está provocando aquí es nada menos que continuar perpetuando el tremendo error de creer que uno puede defender a los animales y comerlos al mismo tiempo cuando tenemos una alternativa. El error de creer que uno puede eliminar o mejorar algo que está intrísecamente mal manteniendo los mismos hábitos tradicionales que han provocado el horror contra el que los veganos abolicionistas luchamos: usar a los animales como recursos económicos, como esclavos. Ha sido precisamente el capricho de comer animales dejándolos totalmente fuera de nuestro ámbito moral lo que ha causado el establecimiento de una industria de explotación animal tan masiva y poderosa como la que hay hoy en día. 

Ser vegano significa crear unos hábitos nuevos de alimentación que valen para todo momento. Los animales no son comida, sus restos tampoco. En el concepto vegano de comida se excluye cualquier cosa que tenga relación con el abuso y asesinato de animales. Y esto vale para siempre. Si uno no lo entiende así es que no tiene las cosas claras. Y por el bien de los animales y el objetivo de un mundo vegano más nos vale que las tenga.

4 de octubre de 2008

La especie superior




Hay problemas e injusticias que son universales. Una de ellas es la discriminación y opresión sobre los demás animales, los que no son humanos, que son esclavizados para beneficio de los humanos.

De la misma manera que algunos humanos se creyeron la raza superior con derecho a oprimir y someter a otros humanos que pertenecían a razas supuestamente inferiores; los humanos en general nos creemos la especie superior y ese arraigado prejuicio nos legitima a nuestros ojos con el derecho a explotar a animales de otras especies que consideramos inferiores.

Los animales que no pertenecen a nuestra especie, que no son humanos, son considerados seres inferiores, seres cuya vida no tiene valor alguno, que sólo son objetos de interés si podemos sacar de ellos algún fraudulento beneficio. No se les considera personas porque tienen un aspecto diferente al del ser humano, porque tienen una inteligencia y una manera de relacionarse con el mundo diferente de la humana y una forma extraña para nosotros de comunicarse entre ellos.

Esta es la base del especismo que vivimos en nuestra sociedad, el pensamiento que fundamenta la explotación de los animales no humanos, lo que está detrás de todos los crímenes institucionalizados que se cometen cada día en granjas, mataderos, plazas de toros y otros siniestros lugares, cuyo única actividad consiste en esclavizar y asesinar a otros animales para uso de los humanos.