29 de noviembre de 2008

Sabias palabras

"Tan sólo somos una especie más entre las millones que hay en la Tierra. Todas las demás tienen exactamente el mismo derecho a vivir, prosperar y disfrutar que nosotros. Desgraciadamente la especie humana ha ignorado este concepto moral tan básico y con su arrogante egoísmo ha procedido a destruir, perseguir en invadir los territorios de las demás especies a la menor oportunidad. Hay algunos seres maravillosos en este mundo, pero la especie humana en general ha sido brutalmente imperialista y se ha comportado mil veces peor que los nazis en su trato con otras criaturas."

Ronnie Lee, en Liberación Animal: Más que palabras

25 de noviembre de 2008

Ser vegano




Ser vegano no consiste en no consumir productos de origen animal, ya sea en alimentación, vestimenta, o cualquier otro ámbito, y alimentarse de vegetales, y no asistir a espectáculos donde se utilizan animales no humanos, y rechazar productos experimentados con animales.

Quiero decir que ser vegano no consiste sólo en eso. Ser vegano signfica comprender que los demás animales tienen el mismo derecho a la vida y la libertad que nosotros, y merecen un respeto igual por ello. Significa que nuestros intereses deben ser considerados de manera igual sin discriminar por motivo de especie. Por eso un vegano rechaza cualquier tipo de utilización de otros animales, rechaza su esclavismo, su condición de propiedad. Por ese motivo se opone a cualquier producto o actividad que se lucra con actividades que supongan utilizar animales.

Ser vegano es proponer un estilo de vida libre de cualquier tipo de explotación animal. Es ser ejemplo ante uno mismo y ante los demás de que se puede perfectamente llevar tal estilo de vida. El veganismo es una filosofía de vida que exige respeto a todos los animales sin discriminación de especie. Ese respeto lo llevamos a nuestra vida personal y social todo lo más que podamos, y tratamos de difundirlo al resto de la sociedad.


Ser supuestamente vegano por motivos de salud o medioambientales o religiosos no es ser vegano. Donald Watson exigía respeto igual para todos los animales y por eso rechazaba cualquier producto de la explotación animal, y no solamente la carne como hacían y hacen los llamados vegetarianos. El fundamento del veganismo es ético y está apoyado por evidencias científicas y por argumentos filosóficos racionales y lógicos.

Entiendo que veganismo implica abolicionismo y el rechazo del especismo. No puedo concebirlo de otra manera. Entiendo que el veganismo se fundamenta en la motivación de que el ser humano respete de verdad a los animales de otras especies además de la suya y co-exista con ellos en lugar de someterlos. Entiendo que el veganismo exige rechazar el esclavismo en cualquiera de sus formas.

Me parece que es bueno replantearse y reafirmarse en las propias convicciones. También creo que ser vegano implica saber por qué se es vegano. ¿Cómo? ¿Es que acaso no todos lo saben? !Pues no siempre!



21 de noviembre de 2008

Especismo reconsiderado

Todos somos especistas. De lo que se trata es de intentar luchar contra ese prejuicio que llevamos dentro de nosotros. Por eso somos "antiespecistas" en lugar de ser "no especistas". Siendo humanos poseemos el instinto natural que se da también en la mayoría de las demás especies animales de asociarnos y convivir con otros miembros de nuestra propia especie. No siempre y no de manera rigurosa. Pero suele ser lo más corriente. Moralmente hablando eso no sería ser especista. La naturaleza misma no es especista puesto que factualmente carece de moral. En mi opinión, la moral tiene que ver con el sentimiento de aprobación o disgusto hacia determinados hechos.

Si reconocemos el interés de otro individuo en vivir y no ser dañado debemos atenernos al principio de no injerir en ese interés salvo que estemos imperiosamente necesitados por las circunstancias de hacerlo, siempre de una manera proporcional, como es el caso de la defensa propia. No debemos diferenciar en ello la especie a la que pertenece el individuo en cuestión. De la misma manera que tampoco es relevante una característica como el sexo o la raza.

El especismo humano está consolidado de tal manera que se podría calificar de ser el prejuicio más grave y arraigado de todos los que poseemos. Mucho más que los prejuicios religiosos, raciales o sexistas. El hecho de lo que pongamos en cuestión y de que tratemos de desmontarlo ya es un gran avance hacia la consideración moral de los individuos no humanos.

El especismo como ideología se fundamenta en la idea de que el ser humano es una criatura con la prerrogativa de no considerar moralmente a los individuos de otras especies. Por lo tanto se legitima el uso de tales individuos como recursos económicos, como esclavos. Creo que el especismo no es la causa directa de la explotación de animales no humanos. La causa material es el interés económico, pero es la mentalidad especista la que permite la carencia de trabas para satisfacer inmoralmente dicho interés. Como en otras épocas ocurrió lo mismo (y ocurre) con humanos de mentalidad clasista, racista o sexista.

19 de noviembre de 2008

Una cuestión de compromiso




Estoy firmemente convencido de que debemos ser lo más rigurosos posibles en la práctica del veganismo en nuestra vida. A pesar de haber apoyado en principio aquella idea de que debemos centrarnos en los productos y no en los subproductos; como una cuestión de estrategia. He llegado a la conclusión de que esta distinción no es correcta ni moralmente justificable. Además, considero que este enfoque puede servir para tergiversar la esencia del mensaje y servir al final más como una excusa para llevar un veganismo liviano y poco riguroso que como una forma de centrar nuestras energías en el activismo abolicionista, que era de lo que se trataba.

La distinción entre producto y subproducto no es una distinción moral

El veganismo es un principio moral de rechazo a la explotación animal; no es una dieta o un estilo de vida. Es verdad que al vivir en esta sociedad especista no podemos librarnos de toda nuestra participación en la explotación de los otros animales, aunque sea una participación indirecta, pero está claro que podemos perfectamente evitar usar zapatos de piel.

Me he encontrado en varias ocasiones con el caso de que ciertas personas usaban calzado o vestimenta hecha con productos animales comprados antes de ser veganas y que se excusaban con el argumento consecuencialista de que ya no provocaban daño al usar dicho producto aunque sí lo hubieran hecho en el momento de dar dinero a la industria de explotación peletera. Pero creo que es un grave error usar tales objetos para nuestro beneficio porque con ellos estamos aceptando el resultado de un crimen.

Si tenemos una alternativa debemos optar siempre por la alternativa vegana. Esa piel fue arrancada de un animal después de ser asesinado o incluso siendo todavía consciente. ¿Quieres calzarte o vestirte con el producto de semejante crimen? Yo prefiero vestirme y calzarme sin llevar encima el resultado de la muerte intencionada de un ser inocente.

En ambos casos estarías consumiendo un producto de la explotación animal; estarías participando en una actividad que consiste en explotar a los demás animales. El consumo es la última etapa de la explotación, pero es parte de ella como cualquier otra. Y, además, es precisamente ese consumo el que genera la demanda. Es un círculo vicioso.

Además, al hacerlo también estás manifestando implícitamente al resto de la gente que explotar a los animales es algo que está bien. Incluso te estás diciendo a ti mismo que explotar a otros animales es algo está bien.

Si un criminal hubiera hecho zapatos de piel humana, ¿estaría bien que utilizarámos esos zapatos?

Usar zapatos de piel es explotar a los animales. Eso es consumir el producto de la explotación animal. Eso sólo lo puede hacer alguien que siga viendo a los demás animales como objetos. Alguien que considere que los demás animales son personas no puede aprovecharse del producto de su esclavitud y asesinato, sobre todo cuando puede evitarlo.

No es una justificación alegar que "el mal ya está hecho". Esa excusa valdría para justificar cualquier crimen, puesto que todo mal se produce en un momento determinado que luego pasa en el tiempo. De ese modo podríamos cometer toda clase de maldades y luego decir "pero ya está hecho". Me parece increíblemente absurdo. El mal que "ya está hecho" sigue siendo un mal. Unos zapatos de piel son un mal: son parte del cuerpo de alguien que fue esclavizado y asesinado para ser convertido en un producto de consumo.

Hacer lo más fácil no equivale a hacer lo correcto

Soy consciente de que vivimos en una sociedad basada en la explotación de los demás animales. Vivir un veganismo estricto en la práctica puede resultar quizás difícil en ciertas ocasiones y por eso resulta más cómodo —pero no justo ni correcto— dejarse llevar por la inercia de nuestro alrededor. No debemos dejarnos llevar. Nos resultará menos difícil si estamos convencidos de lo que hacemos y de por qué lo hacemos. Ya lo hicimos en el momento en que decidimos ser veganos. Debemos seguir reafirmándonos en ello cada día de nuestra vida cotidiana.

Siempre que haya alternativa debemos escoger la alternativa vegana, la que no haya sido producto de la esclavitud y el asesinato de otros animales. No es una cuestión de "pureza" sino de compromiso y convencimiento con una causa: los animales no son objetos ni esclavos para nuestro beneficio —ellos son personas a las que debemos respetar.

Si no somos coherente entonces estamos fallando a nuestros principios. Si nosotros mismos no hacemos del respeto a otros animales el centro moral de nuestra vida ¿quién lo hará? Debemos dar un ejemplo lo más íntegro posible. No es por nosotros sino por ellos.

No hay excusa para rechazar también los subproductos de la explotación animal en todo lo que sea posible. Los excepcionales casos en que los subproductos son prácticamente inevitables, por ejemplo, la pintura o la grasa industrial, se refieren a casos donde realmente no podemos encontrar alternativas veganas.

No vamos a dejar de pintar nuestras casa ni de usar bicicletas por no poder encontrar pintura vegana en el mercado o grasa industrial vegana. Ojalá en el futuro —cuando seamos muchos más veganos— sí pueda encontrar dichas alternativas. Pero de momento nuestra presencia y presión en el mercado está limitada a ser una minoría social. Sin embargo, en ámbitos esenciales como la alimentación, la vestimenta o la higiene no hay excusas válidas basadas en la necesidad. En estos casos, todos los subproductos pueden y deben ser rechazados.

¿Veganismo simbólico y veganismo práctico? Veganismo, simplemente.

Me parece que no existe realmente esa diferencia entre "vegano simbólico" y "vegano práctico" de la que hablaba Mat Ball en un artículo en el que defendía que es coherente ser vegano y consumir "subproductos" de la explotación animal. No lo es. Vegano es simplemente vegano y no hay jerarquías ni diferencias teóricas o prácticas. Consumir subproductos es apoyar, financiar y participar en la explotación animal.

La civilización moderna en la que nosotros participamos causa un tremendo perjuicio a los animales no humanos es un hecho innegable. No es posible aislar nuestra conducta de esta violencia, incluso siendo veganos. Pero yéndonos a vivir con una tribu frutívora de la selva no arreglaremos este problema porque el resto de la humanidad no nos seguirá.

Ser un vegano práctico es tratar de solucionar el problema de la violencia especista desde el corazón mismo de la civilización moderna lo que ésta ha provocado. Ser un vegano simbólico es ejemplificar como se puede vivir perfectamente sin explotar animales y como se debe tratar de vivir con unos valores de respeto y justicia tanto para humanos como no humanos.

No es una cuestión de triunfar o fracasar. Es, en primer lugar, una cuestión de compromiso moral.

18 de noviembre de 2008

El hombre





"El hombre es un animal imperfecto, un subanimal, un animal pervertido por el desarrollo de su propia condición. ¿Es la incapacidad para ser feliz lo que le hace ser así?

El hombre es un animal imperfecto por lo que le sobra, no por lo que le falta. Le sobra esa creencia en que podría ser otra cosa que lo que es. El hombre es un animal excesivo. Por eso es un poco injusto el hecho de que, cuando alguien comete una barbaridad suprema, se le llame animal. Habría que llamarlo simplemente hombre. Los animales nunca cometen excesos. El único ser que comete excesos es el hombre, porque no es un animal como los otros. A Hitler habría que llamarlo so hombre y no so animal"

Fernando Savater en «Cioran, el pesimista seductor» de Carlos Cañeque y Maite Grau.

17 de noviembre de 2008

No desesperar (II)




¿Qué entiendo teóricamente por defensa de los animales? Defender los intereses que todos los animales tenemos en ser libres, en no ser esclavizados ni en ser propiedades de otros, en que se respete nuestra vida sin discriminación de especie. Estos intereses son defendidos dentro del ámbito moral, ético, político y legal que conforman nuestra sociedad humana. La concienciación ética, los valores morales, las luchas políticas y las reformas legales, tienen su cabida dentro de la civilización humana. No corresponden al ámbito de la naturaleza. Y esto nos atañe exclusivamente a nosotros, los animales humanos.

Aunque se ha demostrado que los demás animales no humanos tienen cierta capacidad moral, solamente los humanos han conformado esto que denominamos civilización y que supone seguir una serie de reglas de conducta con el fin de vivir en sociedad y colaborar unos con otros para poder vivir. Con el desarrollo técnico se ha debido de desarrollar todavía más el entramado ético y legal que sostiene nuestras relaciones interpersonales. Ahora bien, no solamente tenemos responsabilidades respecto de otros humanos sino respecto de todos los demás seres sentientes, el resto de animales, que conviven con nosotros en el planeta. El mismo fundamento que se encuentra en la base del principio ético de igual consideración, es decir, el respeto de los intereses de otros individuos, vale igualmente para humanos y no humanos. Exigir respeto para los demás animales, y no solamente los animales humanos, es algo perfectamente razonable y lógico si nos atenemos a criterios morales basados en el principio de convivencia respetuosa.

Si el ser humano quiere vivir respetando a otros animales (cuando utilizo el término respeto entiendo por respetar a un individuo principalmente el no utilizarlo para nuestros fines) el modo de vida que debe seguir consecuentemente es el veganismo. Ser vegano requiere un respeto integral y radical de todos los animales. Significa no tener como propiedades a otros animales ni aprovecharnos económicamente de ellos. Y procurar que nuestro estilo de vida sea el que menos perjudique a los demás animales. Obviamente el que haya estudiado algo de historia humana o que esté al tanto de la situación actual hoy en día verá que lo que ocurre es justamente lo contrario, especialmente si atendemos a la situación de los animales no humanos, utilizados masivamente como recursos por miles de millones en la industria de explotación.

No vivimos en un mundo vegano pero ser vegano implica querer que el mundo sea vegano. Para eso necesitamos cambios radicales en la marcha del mundo y sólo lo conseguiremos si los veganos llegamos a ser una masa social considerable, un grupo muy numeroso y visible capaz de hacer presión sólida sobre la educación y la política a todos los niveles, local, nacional o mundial. Promocionar el veganismo, hablar sobre veganismo, reivindicar el veganismo, fundamentar el veganismo, construir una cultura vegana, una actividad económica vegana. Todo estoy y mucho más el camino que nos requiere para llegar quizás algún día a lograr una sociedad donde el respeto y la justicia sean los valores predominantes.

Pero antes de todo ya nos encontramos con importantes problemas. No solamente el de tener que luchar contra unos prejuicios que discriminan a los demás animales por no pertenecer a la especie humana y contra unos hábitos de explotación animal profundamente arraigados en la sociedad humana. Tenemos el problema de que no todos los humanos entienden lo mismo cuando se trata del concepto de defender a los animales (para algunos sería velar por el bienestar de nuestros esclavos no humanos) y ni siquiera aquellos defensores que en principio siendo veganos, abolicionistas y antiespecistas parecían haber comprendido la esencia misma de la idea que nosotros pretendemos realizar: la abolición de cualquier uso de animales y el forjamiento de un mundo vegano.

Si alguien llegara a la errónea y desgraciada conclusión de que el veganismo no es una opción viable para el conjunto de la sociedad no puede ser porque haya llegado a ello mediante una reflexión fundamentada sino por un problema bastante más grave: desesperanza, egoísmo, falta de confianza en el futuro, una actitud derrotista. No cabe duda de que todos podemos haber pasado por algo así en algún momento de nuestra vida como veganos. Pero igualmente en todos esos momentos nos equivocábamos de pensamiento. El veganismo es un estilo de vida asequible para todos los humanos de este planeta, no supone una menor calidad de vida ni una destrucción de la civilización ni de la sociedad sino justo lo contrario. El veganismo es un progreso moral y civilizatorio. Una vida basada en profundos valores morales, en el respeto a la vida y en el trato justo para todos los seres sentientes, para todos los animales, que poblamos la misma tierra.

El veganismo es y debe ser la base de cualquier movimiento que busque como objetivos una sociedad no regida por criterios de discriminación injustos, que tolere práctica esclavistas o que ampare cualquier tipo de tortura o asesinato. Estar en contra de la explotación o del sometimiento de otros individuos exige veganismo. Excepto en el caso de que uno sea especista profundo y coloque fuera de su ámbito moral a quien no pertenezca a su especie, en este caso, la humana.

Siendo actualmente la situación de los animales no humanos la más desesperada por el hecho de que en conjunto se aplica sobre ellos los comportamientos más criminales y horribles que se pueda imaginar, que esa explotación cruel está institucionalizada y amparada por leyes especistas y que los animales no humanos no disponen de ningún tipo de protección legal en tanto que individuos que reconozca sus intereses, el movimiento de defensa de los animales debe basarse en el veganismo como alternativa a la sociedad esclavista en la que vivimos. Un estilo de vida vegano es un medio para alcanzar ese objetivo abolicionista y la vez la situación que pretendemos lograr: una forma de vida libre de explotación.

Desde que en 1944 Donal Watson fundara la Vegan Society en el Reino Unido, que promueve un estilo de vida verdaderamente respetuoso con los demás animales no humanos, el movimiento de defensa de los animales tuvo la oportunidad de encontrar una referencia y una base común a través de un cambio radical en la forma en que vivimos (radical sí pero también realista, práctico, fácil y asequible). Desgraciadamente esa oportunidad fue desaprovechada. Los cambios sociales que tuvieron lugar a finales de los 60 y principios de los 70 que, entre otras cosas, potenciaron la creación de asociaciones organizadas de defensa de los animales no humanos, no se tomaron de verdad en serio la cuestión del veganismo como un estilo de vida capaz de lograr erradicar la dañina explotación que los humanos ejercíamos sobre los no humanos. Mientras que otros temas como el racismo o el sexismo calaron muy hondo dentro de nuestro propio canon moral, el especismo apenas se empezaba a cuestionar. Ese error sigue vigente hasta nuestros días.

Si echamos un vistazo a todos los teóricos que trataron el tema de los no humanos, desde Jeremy Bentham hasta Peter Singer, todos ellos se dan cuenta de que no hay ningún motivo ético relevante que justifique el discriminar moralmente a los demás animales solamente por pertenecer a otra especie distinta de la nuestra. Ninguno de ellos llevó ese descubrimiento a su conclusión lógica: acabar con el especismo y promover un modo de vida que respete a todos los animales. Hemos tenido que esperar hasta que Gary Francione publicara sus textos en la década de los noventa del siglo XX para encontrar por fin una crítica severa y acertada del erróneo camino que todo el movimiento denominado animalista había seguido hasta el momento: centrarse en promover el bienestar animal a través de las reformas en la manera en que se explotan a los animales.

El veganismo es la única forma de acabar con la explotación y el esclavismo de los animales y por tanto con el especismo. Que el movimiento de defensa de los animales no humanos no haya tenido en cuenta esto, que no sea un movimiento vegano ni en su conjunto ni mayoritariamente, es sin duda, el error más dramático de todos cuantos haya podido cometer. Miles de millones de animales son las víctimas ahora de ese error. El educar a los demás en el veganismo es la principal tarea que los defensores de los derechos animales tenemos en nuestro haber. Sin veganos habrás más explotados y más muertos. Con veganos cada vez habrá menos explotados y menos muertos y cuantos más veganos mayor será la posibilidad algún día de acabar con el crimen institucionalizado que soportan las víctimas no humanas cada día.

No desesperemos nunca cuando sigamos viendo a nuestro alrededor una sociedad basada en explotar a los demás animales desde hace miles de años, como les ha sucedido a otros supuestos defensores de los animales. Somos veganos y el hecho de ser veganos nos demuestra a nosotros mismos que se puede vivir sin explotar animales. Cada vegano demuestra que podemos vivir respetando las vidas de los demás animales.

El problema no es la demostrada viabilidad del veganismo. El problema es una mentalidad que justifica para otros aquello mismo que sobre nosotros consideraríamos un crimen, solamente porque esos otros tienen un aspecto diferente del nuestro y una forma distinta de relacionarse con el mundo que nos rodea. El problema es que no tengamos clara nuestra forma de luchar para cambiar dicha mentalidad.

12 de noviembre de 2008

La verdad necesita del poder

"Por sí misma la verdad no es de ningún modo un poder, digan lo que digan los retóricos racionalistas. Por el contrario, necesita que el poder se ponga de su parte o ponerse ella de parte del poder, ya que de lo contrario, perecerá siempre. Esto ha quedado demostrado hasta la saciedad."

Friedrich Nietzsche; Aurora, 535

Propongo una tercera vía: que los que estamos en la verdad nos hagamos poderosos. ¡Eso no se te ocurrió a ti viejo Fritz!

10 de noviembre de 2008

La Inquisición pervive todavía




La sociedad especista en la que vivimos supone el infierno para miles de millones de animales no humanos.

Muchos creen que el valor de la vida de los humanos está por encima de las vidas de los que no son humanos. Muchos creyeron que el valor de las vidas de los arios estaba por encima de los que no eran arios y eso justificaba el cometer todo tipo de crímenes y experimentos con esos individuos considerados inferiores a los arios. En nuestra sociedad especista los considerados como inferiores son los animales no humanos: ratones, conejos, simios,... Cada año millones de animales son utilizados y matados para experimentos científicos. 

En cuanto a la utilidad de dichos experimentos, no voy a entrar en ese tema porque si fuera la utilidad el criterio moral a seguir eso justificaría también cualquier experimento que se hiciera con humanos siempre que redundara en beneficio de otros humanos. Ese criterio es utilitarista, es inmoral, porque promueve que los individuos sean utilizados como simples medios para satisfacer los fines de otros individuos.

La cuestión fundamental no está en si son útiles dichos experimentos; la cuestión es que los animales no humanos poseen un sistema nervioso y por ello pueden sentir dolor igual que nosotros, y por ello tienen interés en no sufrir daño y disfrutar de sus vidas. Los animales no humanos sufren la tortura de la experimentación como si nos la hicieran a nosotros porque a pesar de pertenecer a especies diferentes, igualmente todos podemos sentir.

Somos especistas del mismo modo que otros son sexistas o son racistas. Valoramos como inferiores o despreciables las vidas de aquellos individuos que no se ajustan un criterio injustamente discriminatorio. En este caso, la especie. El dolor no diferencia de especies. Los especistas sí lo hacen.

Casi todos los científicos afirman que ellos no quieren usar animales y que preferirían no tener que usarlos para experimentos dañinos. Ante estas declaraciones planteo dos cuestiones: 
[1] ¿Por qué no emplean sus energías en encontrar métodos alternativos, muchos de los cuales ya existen y sólo necesitan desarrollo. 
[2] ¿Por qué no dejan de usar animales para servir de comida o de vestimenta, dado que este uso es dañino y del todo innecesario?
No necesitamos comer animales ni usar animales para poder vestirnos o entretenernos; y sin embargo, esto se sigue haciendo socialmente a gran escala y de manera legal, a pesar de todo el sufrimiento que causamos con ello a los animales. Y todavía tenemos la poca vergüenza de afirmar que estamos en contra de causarles sufrimiento innecesario; cuando resulta que toda nuestra vida está basada en causarles toda clase de daños que se podrían evitar fácilmente.

Por tanto, la respuesta más razonable sería deducir que seguimos utilizando a los demás animales por inercia, por costumbre, por no haber investigado otras opciones, por prejuicio, por mera conveniencia; pero no por necesidad real. Y esto se podría aplicar también a la ciencia; igual que se aplica a los demás ámbitos de la vida.

Y yo me pregunto: ¿No actúan igual los científicos de ahora que los inquisidores de otros tiempos tratando de justificar las barbaridades —desde la bomba atómica hasta la experimentación con animales— con el argumento de que lo hacen para salvar nuestras vidas, como los otros alegaban de salvar nuestras almas?

Por  supuesto, los animales no humanos, como todos sabemos, no tenían alma. Y tampoco tienen el "honor" de pertenecer a nuestra especie.

Una naturaleza humillada

"Animales domésticos, falderos y semejantes - ¿Hay algo más despreciable que el sentimentalismo hacia plantas y animales por parte de una criatura que, desde su mismo origen, ha causado estragos en el mundo vegetal y animal como si fuera su más feroz enemigo y que al final reclama que sus debilitadas y mutiladas víctimas les profesen afecto y sentimientos de ternura? Ante estas cosas conviene que el hombre sea serio, sobre todo si es un hombre pensador."

Friedrich Nietzche; Aurora, 286


Aquellos mismos humanos que consideran este planeta como una propiedad suya, el medio ambiente como su jardín y todos los que habitan en ella, a los animales, como mascotas, juguetes y bufones, según les convenga, de vez en cuando se apiadan de sus esclavos y se regalan a sí mismos reformas y leyes. Qué bien se sienten por ello y qué estupendo que nada de eso altere para nada sus vidas basadas en la explotación de los demás y en la esquilmación de los recursos del planeta.

Queremos hechos y no sólo palabras. Queremos cambios radicales en los estilos de vida y no discursos pomposos. Queremos animales libres y no domesticados. Queremos un planeta vivo y no un cementerio de desechos. Sin un modo de vida vegano la especie humana acabará destruyendo a todas las especies animales de este planeta, incluyendo la suya propia. Ahora más que nunca el veganismo es necesario y es necesario ya. Basta de excusas y de retórica vacía. Porque es ahora o nunca.

El futuro empieza hoy.

5 de noviembre de 2008

El mayor crimen de la Historia


Billones de personas son brutalmente confinadas, agredidas, y asesinadas cada año. Estas personas son discriminadas y cosificadas no en función de su sexo o de su raza, sino de su especie: son los animales no humanos usados como recursos por el hombre.

Al no pertenecer a la especie humana no se les respeta ni su vida ni su libertad. Los animales no humanos están sometidos a la esclavitud y soportan una vida de miseria y acaban siendo matados para ser convertidos en productos.

La violencia contra los animales no consiste en hechos aislados sino que está apoyada por la gente, mediante el consumo de productos de origen animal, como consecuencia de una cultura basada en el antropocentrismo.

Millones de animales viven sometidos a explotación y son masacrados cada día en un infierno interminable. Miles de millones de ellos ya han sido asesinados en el pasado y otros tantos miles de millones serán asesinados ahora.

¿Hay alguna esperanza de detener el mayor crimen que la Historia haya contemplado?

No desesperar (I)




Considero que la única forma efectiva de acabar con la explotación animal implica que una gran parte de la población se haga vegana y, de esta manera a través del consumo y de la presión social, se consiga influir de manera determinante en la marcha general de la política y en el canon moral que rige la sociedad. Conseguir que cada vez más gente se haga vegana, mediante un veganismo militante, entusiasta y activista, es el punto primordial y el objetivo prioritario del movimiento abolicionista. Esto supone motivar a la gente mediante argumentos razonados que explican porqué el veganismo es una necesidad moral y una propuesta viable. Mostrar la realidad de la explotación animal y de qué manera cada persona colabora en ella a través del consumo diario. La promoción del veganismo conlleva que cada vegano puede ser un activista en su vida diaria.

¿Por qué no hay más veganos? Cada vez hay más pero lo cierto es que pensamos que debería haber muchos más. En la mayoría de casos no se dispone de la información suficiente. Pero creo que hay muchísimos veganos potenciales. La mayoría de la población es potencialmente vegana en mi opinión. Siempre habrá personas que no se harán veganas de ninguna manera, pero nosotros deberíamos centrarnos en aquellas que sí tienen preocupación por los animales.

El gran peligro interno es la desesperación del vegano que al estar convencido de la imposibilidad de veganizar a un sector importante de la población se decide a centrarse en otras tácticas: defender reformas de la explotación animal aliándose con los grupos bienestaristas. Tratar de llegar a la política: la "revolución desde arriba" de la que hablaba Antonio Maura en sus tiempos. Y atacar sectores concretos de explotación animal que son minoritarios: caza y tauromaquia.

Según cree el vegano desesperado, primeramente hay que conseguir centrarse en el "bienestar" de los animales esclavizados para luego poder exigir su liberación. Es un enfoque un tanto peculiar. Para empezar, son tantas y tan diversas las formas de explotación animal que necesitarías un inmenso ejército de personas, además de una ingente cantidad de tiempo y recursos para ir reformando y eliminando cada una de ellas por separado. También necesitarás el apoyo económico de individuos que no son veganos ni abolicionistas. Eso sí que sería curioso: gente que no quiere abolir la explotación animal colaborando para lograr abolir la explotación anima, ¿no suena en verdad estrambótico? En cambio, si nos centramos en la educación vegana, cada nuevo vegano es un paso más en la abolición total. Mientras que cada reforma bienestarista sólo significa un mero cambio superficial que exclusivamente sirve como publicidad para aliviar las intranquilas conciencias de los consumidores de explotación animal.

A la desesperación se llega cuando uno cree que es imposible alcanzar un mundo vegano. De ese modo, se pretende lograr algún supuesto y engañoso triunfo a nivel reformista. El estado de desesperación no puede soportar la idea de continuar luchando durante toda su vida para que dentro de veinte años ver que la explotación animal no ha sido abolida todavía. Pero creo que eso no refleja una preocupación real por los animales, sino más bien un egoísmo emocional puro y duro. Es egoísmo que a uno le preocupe más su satisfacción personal que el futuro de los animales no humanos. ¿Cuánto tiempo más los animales padecerán la esclavitud por culpa de todos aquellos que pudieron ser veganos y no lo fueron porque se les lavaba la conciencia con la propaganda de una esclavitud benévola? ¿Cuanto tiempo más tendrán los animales que soportar la explotación porque se pide el apoyo económico de la gente sin educarla en el veganismo y sólo se les habla prohibir actividades que no les afectaban o de reformar una institución intrínsecamente injusta?

¿De verdad se puede considerar un triunfo el darles agua a los animales que van a ser asesinados en el matadero que además serán golpeados, mutilados y degollados? ¿Qué clase de logro es el que conseguir jaulas más grandes para las gallinas mientras sigue siendo explotadas como recursos para poner huevos


Aquellos que piensen sinceramente que con reformas bienestaristas, que por cierto ya existen y que por supuesto no se cumplen, con leyes que son papel mojado en la práctica, van a conseguir allanar el camino hacia los derechos para los animales sin que haya una permanente y muy activa educación vegana dentro de la misma sociedad, no son realistas ni pragmáticos sino que viven en la más pura inopia e ilusión autocomplaciente.

De ese modo, los animalistas entran a formar parte del mismo problema que supuestamente quieren acabar.
La industria de la explotación animal utilizará el movimiento animalista para obtener una apariencia más favorable de cara al gran público. Así, se seguirá perseverando en la falacia de que lo que importa es el trato y no el uso, es decir, se continuar´ña la creencia de que no está mal que esclavicemos y matemos animales para nuestro beneficio sino que meramente no deberíamos hacerlo de manera "cruel" o no demasiado cruel al menos. Así no se lucha contra el prejuicio especista tan arraigado en la sociedad humana sino que se refuerza todavía más.

No creo que sea justo que uno se considere "defensor de los animales" cuando colabora en favorecer su explotación. El mundo puede ser vegano. Si el mundo se hará vegano no lo puedo saber, pero lo que sí sé es que la humanidad entera puede ser perfectamente vegana. Eso me basta por ahora. Sólo el veganismo puede traer la abolición de la esclavitud animal. La explotación de los animales únicamente podrá dejar de existir en tanto progresivamente construimos un mundo vegano a través de la educación creativa y no violenta.