10 de diciembre de 2009

Animales como propiedad




Un profesor de Derecho de la universidad de Rutgers, Gary Francione, publicó un libro en 1995 en el que explicaba que al estar los animales sometidos al estatus legal de propiedad, el ordenamiento jurídico sólo proporciona protección a los animales exclusivamente para favorecer su uso como un recurso para los humanos y tan sólo protege un interés del animal si existe un beneficio para los humanos como contrapartida.

El profesor Francione explica en esta presentación en vídeo las razones fundamentales por las que las leyes de protección animal son ineficaces para proteger los intereses básicos de los animales no humanos.




3 de diciembre de 2009

Sadismo


"El sadismo no tiene ninguna finalidad práctica, es un intento de transformar el vacío emocional, la desesperanza y la impotencia en un estado de poder absoluto mediante la subyugación por la fuerza de un ser indefenso." ~ Luis Rojas Marcos

El ser humano no necesita comer animales ni nada proveniente de otros animales para alimentarse, por lo tanto, si no hay necesidad de hacerlo, cualquier daño o sufrimiento que se inflija a los animales por este motivo, del grado que sea, no se puede excusar apelando a la necesidad y no tiene justificación alguna.

El hecho de que nuestra explotación sobre otros animales haya ocurrido "desde siempre" no es un argumento racionalmente válido. Otras prácticas, como la esclavitud, la opresión a la mujer, las violaciones sexuales, los asesinatos, las torturas, el castigo corporal a los niños, las guerras, la homofobia, la discriminación racial, y otras muchas formas de violencia también han ocurrido desde que existen las sociedades humanas, sin embargo, el argumento de que todo eso debería seguir haciéndose porque "se ha hecho desde siempre" no parece tener mucha validez moral cuando se trata de seres humanos.

Si reconocemos que está mal hacerle a otros individuos algo que no querríamos que nos hicieran a nosotros entonces, por coherencia, ya no puede haber justificación moral ninguna para continuar haciéndolo.

Quien siga comiendo animales a pesar de saber y ser consciente de que esos animales han tenido que pasar por una vida entera de sufrimiento entonces no resulta nada inapropiado decir que el continuar con esas prácticas tiene mucha similitud con el sadismo, pues el único motivo principal para comer productos de origen animal es el habituado placer que se obtiene de ello.

Si alguien sabe que consumiendo productos de origen animal está causando sufrimiento y muerte a otros animales, es plenamente consciente de ello, y también sabe que no lo necesita en absoluto para vivir, y tener una buena calidad de vida, pero aun así lo sigue haciendo ¿cuál es la diferencia con un sádico?

Tal vez esta valoración no sea aplicable para el conjunto de la población, porque la mayoría no tiene información ni consciencia al respecto, pero sí lo sería, al menos, sobre a algunos individuos. Aunque esto tampoco quiere decir necesariamente que estos individuos sean "malvados". La gente normal puede ser sádica cuando la han educado para ello y viven en un contexto que facilita y promueve ese tipo de comportamientos, como muy bien supo ver Hanna Arendt.

Si comemos animales, y consumimos otros productos o participamos en prácticas que implican explotar a los demás animales, siendo conscientes del daño, el sufrimiento y la muerte que estamos causando innecesariamente y de forma deliberada, entonces me pregunto ¿qué diferencia habría pues entre un sádico y nosotros?

Si alguien se sintiera molesto u ofendido por esta comparación entonces que se imagine que ese sentimiento es apenas una pizca de toda la frustración y el dolor que sienten a lo largo de toda su vida los animales explotados en granjas de esclavos y que acaban asesinados en mataderos.

«Todas las distintas formas de sadismo que nos es dado observar pueden ser reducidas a un impulso fundamental único, a saber, el de lograr el dominio completo sobre otra persona, el de hacer de ésta un objeto pasivo de la voluntad propia, de constituirse en su dueño absoluto, su Dios; de hacer de ella todo lo que se quiera. Humillar y esclavizar no son más que medios dirigidos a ese fin, y el medio más radical es el de causar sufrimientos a la otra persona, puesto que no existe mayor poder que el de infligir dolor, el de obligar a los demás a sufrir, sin darles la posibilidad de defenderse. El placer de ejercer el más completo dominio sobre otro individuo —u otros objetos animados— constituye la esencia misma del impulso sádico.»  - Erich Fromm