31 de agosto de 2011

Observaciones acerca de la cuestión de la violencia



«La violencia trata a otros como medios para fines en vez de tratarlos como fines en sí mismos. Cuando actuamos violentamente contra otros –sean humanos o no humanos–, ignoramos su valor inherente. Los tratamos sólo como cosas que no tienen ningún valor, excepto el que nosotros decidamos darles. Esto es lo que lleva a las personas a involucrarse en crímenes de violencia contra la gente de color, mujeres, gays y lesbianas. Esto es lo que nos lleva a cosificar a los no humanos y tratarlos como recursos que existen solamente para nuestro uso. Todo esto es erróneo y debe ser rechazado.»                                                                                            ~ Gary Francione


A la hora de reflexionar sobre la cuestión de la violencia, en primer lugar, creo que es importante tener claro que la violencia no se limita sólo la agresión física. También existen otros tipos de violencia: la mental (el odio), la verbal (insultos, amenazas) o la violencia contra la verdad (mentir). Estas formas de violencia también son moralmente reprobables, y son incluso más habituales que la violencia física. Aunque existe una evidente diferencia de grado entre insultar y herir físicamente; si insultamos a una persona estamos siendo violentos con ella. Y no concibo ningún caso (como proteger a una persona) en el que insultar a alguien estuviera justificado.

Veo que prácticamente todo el mundo  coincide en que considera justificada la violencia en el caso de no haber otro modo de salvar la vida de alguien dentro de una situación individual. Pero creo que es muy habitual confundir violencia con el uso de la fuerza. Se puede detener a un agresor sin tener necesariamente que hacerle daño. Existen técnicas de defensa personal y armas no-letales (por ejemplo, esprays) que tienen ese propósito.

Nadie defiende la idea de que la única forma de confrontar el problema de la violencia sea con palabras amables, sino que si realmente comprendemos el problema y estamos en contra de la violencia entonces buscaremos la manera de evitarla y adoptar unas vías de acción no-violenta

Pensar que rechazando la violencia nos limitamos a la pasividad es igual que equivocado que creer que por rechazar la violación sexual entonces necesariamente nos quedamos limitados a no poder tener una vida sexual plena y satisfactoria con otras personas, cuando esto obviamente es absurdo. Podemos disfrutar de la sexualidad sin incurrir en violencia contra nadie, e igualmente podemos evitar y solucionar las injusticias sin recurrir a la violencia.

El problema de fondo es la violencia en forma de mentalidad (prejuicios como el especismo) y la agresión física contra los animales. Y si el problema moral es la violencia (y a mi modo de ver es el problema central y más importante) entonces emplear ese mismo problema -la violencia- como táctica no puede solucionarlo, sólo extenderlo y agravarlo.

Vivimos en una sociedad que considera la explotación de los animales no humanos como algo asumido y aceptable. Es un problema estructural que tiene su raíz en nuestra forma de pensar y de sentir. Esto no lo vamos a solucionar intentando arreglar sucesos concretos que ocurren coyunturalmente (sin menoscabo de ayudar a quienes lo puedan necesitar), sino creando una cultura diferente. Esto sólo se puede conseguir a través de una acción educativa que persuada y convenza a la gente. Si nosotros entendemos el problema entonces los demás también pueden hacerlo. Es cuestión de perseverar y de hacerlo de manera correcta.

La noviolencia encuentra su fuerza no en el miedo y la destrucción, como hace la violencia, sino en la persuasión y el convencimiento a través de la empatía y la razón. En esto es precisamente en lo que se fundamenta la herramienta de cambio más poderosa que tenemos a nuestro alcance para enfocar el problema de la violencia, esto es, la educación vegana. En palabras de Gary Francione:
«Si queremos ver un mundo en el que no haya violencia contra los más vulnerables, nosotros mismos debemos no ser violentos, y presentar nuestros puntos de vista de una manera no violenta. La no violencia comienza con nuestro propio veganismo y nuestro uso de medios creativos y no violentos para educar a otros acerca del veganismo.»

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