25 de septiembre de 2011

La falacia láctea




En ocasiones he visto exponer el argumento de que ningún otro animal aparte del ser humano sigue tomando leche después de pasado el periodo del lactancia; queriendo demostrar con ello que es inapropiado que el ser humano tome leche cuando es adulto, tratándose además de leche procedente de otros animales.

Entiendo que ese tipo de argumentos se exponen de forma bienintencionada con el fin de concienciar a la gente para que deje de consumir animales. Sin embargo, entiendo que es un tipo de argumento equivocado.

El único animal que utiliza computadores es el ser humano. ¿El solo hecho de que ningún otro animal haga esto significa que habría algo malo en ello o que no debamos hacerlo? Así ocurre con muchas otras actividades de las que podríamos poner ejemplos similares. Si alegar que otros animales no hacen X es una razón para que nosotros no hagamos X entonces, por lógica, eso valdría no sólo para el hecho de tomar leche de otros animales sino tambien para todo lo demás que sólo hacemos los humanos y que no hacen otros animales.

Hace algún tiempo vi en un documental de National Geographic una escena en la que una hembra de león marino daba de amamantar a su cría. De sus mamas se expulsaba tanta cantidad de leche que ésta se derramaba por el suelo. Al poco rato apareció un albatros que se puso a intentar beber la leche que había derramada por el suelo.

El ser humano no es el único animal que bebe leche de otros animales. Los otros animales —especialmente cuando se ven acuciados por la necesidad— suelen comer todo aquello que puedan conseguir, sin importarles si están siguiendo el supuesto comportamiento natural que nosotros les hemos atribuido.

La conducta de otros individuos no es un criterio válido para establecer si nosotros estamos actuando bien o mal. Lo relevante es si lo que hacemos incumple alguna norma ética, por ejemplo, si implica utilizar o dañar a alguien sin justificación. El hecho de haya humanos que beben leche de otros animales no implicaría de por sí ningún problema si sólo tenemos en cuenta la conducta de otros animales. 

Ahora, si tenemos en cuenta la ética, entonces el consumo de productos de origen animal sí que se trata de un problema, porque esta práctica supone utilizar el cuerpo de alguien para nuestro beneficio sin su consentimiento. Instrumentalizar a otro animal para servir a nuestros propósitos implica tratar a un sujeto —un ser consciente— como un mero objeto para nuestro beneficio.

La explotación animal conlleva violar el principio moral básico de igualdad. Ninguno de nosotros desea que otros nos trataran como simples cosas, valorándolos sólo por el beneficio que sacaran a nuestra costa. Todos los seres sintientes tenemos los mismos intereses fundamentales: deseamos que se respete nuestra integridad física, nuestro deseo de vivir y desarollar nuestra propia vida.

La explotación animal implica daños físicos y psicológicos —frustraciones, mutilaciones, sufrimiento, muerte— que atentan contra los intereses básicos de estos animales y que no podemos justificar moralmente. Participamos en esta explotación sólo por costumbre, y porque nos da placer consumir trozos y secreciones de otros animales, no por necesidad.

Por cierto, aunque lo más habitual en países occidentales es el consumo de leche de vaca, creo que es importante señalar que no sólo las vacas son explotadas por su leche. También lo son otros animales como, por ejemplo, ovejas, cabras, burras y camellas. Creo que es importante mencionarlo porque no es correcto explotar a ningún animal sintiente, sin importar su especie.

20 de septiembre de 2011

No hay diferencia

«Detrás del mito del trato humanitario»

Parece que la gran mayoría de la sociedad se opone a violencias sobre los animales como la tauromaquia —o a formas específicas de tauromaquia como es el denominado 'Toro de la Vega'— pero el hecho de consumir productos de origen animal significa pagar para que le hagan lo mismo a otros animales.

No hay diferencia

No hay diferencia porque en ambos casos utilizamos a un individuo como un simple medio para conseguir un fin. Lo tratamos como un objeto; como un mero recurso para nuestro beneficio.

No hay diferencia porque en ambos casos destruimos la vida a alguien que desea vivir al igual que lo deseamos nosotros.

No hay diferencia porque en ambos casos violamos la integridad física de alguien que no desea que le hagan sufrir ni que le hagan daño.

No hay diferencia porque en ambos casos los únicos argumentos que se pueden alegar para intentar excusar esos actos son la tradición, el placer o el lucro, pero que no son razones moralmente válidas.

No hay diferencia porque en ambos casos no tenemos necesidad de explotar animales para estar sanos y gozar de una buena calidad de vida.

No hay diferencia porque en todos los casos se trata de esclavitud, porque tratamos a los otros animales como si fueran nuestras propiedades

No hay diferencia porque estamos violando su derecho a la vida, su derecho a la integridad física, su derecho a la libertad de movimiento; entre otros derechos

No hay diferencia porque estamos violando su condición de personas —personas no humanas— al tratarlos como mercancías y propiedades y recursos para nuestro beneficio.

No hay diferencia porque la tauromaquia no es un hecho excepcional, diferente o especial del resto de la explotación de los animales. La tauromaquia es sólo otra manifestación más de la opresión que ejercemos sistemáticamente sobre los demás animales. 

No hay diferencia porque consumir animales es una violencia sostenida por la costumbre y mantenida por tradición social y por placer; igual que la tauromaquia. Comemos animales por hábito; no por necesidad. A partir de los vegetales podemos obtener todos los nutrientes que necesitamos para estar sanos.

No hay diferencia porque todas las formas de explotación animal están causadas por el prejuicio del 
especismo.

No hay diferencia porque mientras no asumamos el
veganismo como un principio moral no se detendrá nuestra violencia contra los animales.

17 de septiembre de 2011

La cuestión de fondo no es el *cómo* sino el *qué*


Hace poco me preguntaba alguien:

«¿Pero no es posible consumir huevos y leche sin dañar o explotar al animal?, o sea, una especie de interacción biológica mutual. No lo veo anti-ético, creo. Mi abuelo tenía un campo con gallos y gallinas, las cuidaba bien, no estaban encerradas ni maltratadas, y comía sus huevos... Claro, es difícil cuando uno no dispone de espacio, y vive en la ciudad.» 

En respuesta a esta cuestión me gustaría comenzar citando unas palabras del profesor Bob Torres:

«Incluso si fuera posible de alguna manera producir leche y huevos que no provocaran la muerte de miles de millones de animales cada año, el explotador tendría que seguir aún confinando y controlando a los animales a fin de obtener dichos productos para sus consumidores.»

Lo que explica el profesor Torres es que aunque pudiéramos supuestamente utilizar a los animales sin causarles muerte ni sufrimiento —algo que es virtualmente imposible— seguiría siendo una acción errónea, porque estaríamos tratándolos como recursos para nuestro beneficio, y no como personas que son, y que merecen el mismo respeto básico que deseamos para nosotros.

En el ejemplo expuesto, el motivo por el que aquella persona cuidaba de esos animales era que deseaba obtener un producto de ellos que le beneficiaba. Me atrevo a suponer que cuando por algún motivo dejaban de producir leche o huevos seguramente los mataba para poder comerlos. Esto es lo que habitualmente ocurre en un contexto de explotación como consecuencia de ver a los otros animales como objetos para satisfacer nuestros deseos y no como sujetos que poseen un valor inherente.

Es prácticamente imposible consumir huevos o lácteos, o cualquier otro producto de origen animal, sin  dañar a otros animales. Explotar a alguien significa utilizarlo como un mero recurso —como un simple medio para conseguir un fin. Por eso la explotación de seres sintientes es inmoral independientemente de la forma en que se lleve a cabo. El asesinato, la tortura, la violación, la esclavitud, son acciones moralmente  erróneas en sí mismas aparte de la forma concreta en que se realicen

¿Consideramos que el problema del asesinato es el método con que sea realiza? ¿Consideramos que el problema de la violación es método con que sea realiza? ¿Consideramos que el problema de la esclavitud es el método con que sea realiza? Y si no es así, si comprendemos que asesinar, violar y esclavizar son acciones intrínsecamente injustas sin importar la forma en que se haga, entonces ¿por qué aplicamos un criterio diferente cuando las víctimas de las mismas acciones son los animales? La especie no es un criterio más relevante que la raza o el sexo en lo que se refiere a la consideración moral de los individuos.

La cuestión moral fundamental está en el qué —en lo que les hacemos a los animales— y no en el cómo —en cómo se lo hacemos. Aunque fuera cierto que en determinadas situaciones los animales explotados sufrieran poco, o fueran mejor tratados que en otros casos, el hecho mismo de utilizarlos ya es explotación. Cualquier uso de animales es un abuso, porque lo llevamos a cabo siempre sin su consentimiento y a costa de vulnerar su libertad y su vida para nuestro beneficio.

Desde una perspectiva humanitaria, si alguien sinceramente deseara no causar daño y sufrimiento innecesario a otros animales, entonces la única forma real y efectiva de conseguirlo es dejar de utilizarlos —dejar de consumirlos. No necesitamos utilizar a los animales para alimentarnos ni para satisfacer nuestras necesidades en general.

Hay una razón por la cual no comemos cadáveres y secreciones de seres humanos incluso aunque al hacerlo supuestamente no dañáramos a nadie. La razón es que esa conducta en apariencia inocua favorece la idea en nuestra mente de que los humanos son comida. Esa conducta favorece la cosificación de seres humanos. Ésta es una de las razones por la cual aquella conducta se comenzó a proscribir hace siglos y es también otra de las razones por las cuales debemos rechazar tajantemente el consumo de animales, si de verdad queremos terminar con su explotación.

Si nos basamos en la justicia, respetar a los demás animales sólo puede tener una opción razonable: veganismo

14 de septiembre de 2011

La importancia del veganismo


El siguiente vídeo muestra imágenes de violencia que puede resultarnos desagradables e indignantes. Pero esto es lo que millones de animales no humanos tienen que padecer diariamente. Y son prácticas que nosotros, los humanos, les infligimos continuamente para nuestro beneficio. 


[SE PUEDEN ACTIVAR SUBTÍTULOS EN ESPAÑOL]

Si esto es violencia, es nuestra violencia. Si esto es indecente, es nuestra indecencia. Esto es la consecuencia de considerar a los demás animales como nuestra comida, nuestra vestimenta, nuestra ciencia y nuestro entretenimiento. Y si esto es opresión, nosotros somos los opresores.

Somos nosotros quienes causamos esto. Y sólo nosotros podemos detenerlo.


EXPLOTACIÓN ESPECISTA

Todo esto comienza con nuestra creencia de que los demás animales existen para nuestro uso y disfrute. Asumimos que existen para servirnos. Los consideramos como objetos con los que podemos hacer lo que queramos.

Los convertimos en medios para conseguir nuestros fines, en meras herramientas, en máquinas y recursos para nuestros consumo.

Debido a que consideramos que los otros animales existen para nuestro beneficio, y demandamos productos que provienen de sus cuerpos, que implican esclavizarlos y matarlos, les condenamos a ser confinados de por vida, a ser separados de su familia, y a sufrir daños en su integridad física.


CONFINAMIENTO






Animales que naturalmente correrían libres, están encerrados en jaulas y corrales de zoológicos.

Otros animales usados para la diversión en circos y zoológicos son confinados en jaulas y apresados con cadenas.

Con el fin de utilizarles en pruebas científicas, los animales son encerrados en jaulas y confinados en recintos aislados.

Como su movilidad está restringida, los científicos pueden diseccionar partes específicas de sus cuerpos sin necesidad de matarlos.

Los animales utilizados como mascotas son encerrados en jaulas y sujetados con correas y arneses.


Encerramos a peces y otros animales marinos en tanques y acuarios.


El confinamiento es el resultado de nuestra elección de explotar a otros animales.


Les limitamos su movimiento para así poder utilizarlos. Nosotros les limitamos su movimiento para poder conseguir lo que queremos de sus cuerpos.


TRABAJO FORZADO



A los animales forzados a trabajar se les quita la libertad y la capacidad de elección propia de un individuo.

Bueyes, caballos, mulas y camellos se ven obligados a tirar de carros y llevar a los seres humanos y equipaje en sus espaldas.

Otros animales en los circos se ven obligados a realizar trucos delante de un público.

Animales hembras usadas por su leche son forzadas a un ciclo de embarazo, parto, y ordeño. Se les embaraza por la fuerza para tener un hijo y producir leche. Le quitan a su hijo, para llevarse su leche, y cuando el ciclo termina el mismo proceso de embarazo forzado se vuelve a repetir.

El trabajo forzado es el resultado de nuestra elección de explotar a otros animales. Creemos que existen para servirnos, por lo que les forzamos a trabajar para nuestro beneficio.


PROPIEDAD




Los otros animales son comprados y vendidos como propiedad de los seres humanos. Esto priva a los individuos de su propia elección y les separa de sus familias.

Otros animales utilizados para alimento son vendidos en las subastas. El nuevo dueño de un animal tiene poder sobre su vida y su muerte. El animal no tiene otra opción.

Perros, gatos, aves, y otros animales, son vendidos en tiendas. La vida del individuo se entrega a quien paga su precio de venta.

La propiedad de vidas es una consecuencia de la utilización de otros animales para nuestros fines. Con el fin de convertir individuos en productos, les sometemos a nuestra propiedad.


AGRESIÓN FÍSICA




Una de las consecuencias más graves de la explotación es la agresión física.

Otros animales utilizados para la alimentación son a menudo intimidados y golpeados con palos para obligarles a moverse.

Otros animales que se ven obligados a realizar ciertas actividades a menudo son golpeados para lograr su obediencia. 

Mediante la agresión física se demuestra el poder de humanos sobre los otros animales, obligando a los demás animales a someterse mediante la violencia.

Otros animales son físicamente dominados en espectáculos para entretenimiento humano. Otros animales, que son utilizados para pruebas científicas, sufren estrés, quemaduras y son deliberadamente infectados con enfermedades.

La agresión física es el resultado de nuestra elección de explotar a otros animales por sus cuerpos y mano de obra. Para explotarlos, tenemos que controlarles; para controlarles, usamos la violencia física.

MATANZA




Matamos a miles de millones de otros animales cada año para comer sus cuerpos.

Cuando las vacas dejan de producir suficiente leche para ser rentables son asesinadas.

Cuando las gallinas dejan de producir suficientes huevos para ser rentables, se acaba con su vida. Esto mismo ocurre también en las granjas orgánicas y ecológicas.

Para producir el cuero, las vacas son asesinadas. Para producir pieles, otros animales utilizados en la industria de la peletería son asesinados.

Matamos a otros animales en pruebas de productos sobre sus ojos y piel. Matamos a perros y gatos no deseados en los refugios. Hacemos gala de nuestro poder sobre los demás animales cazando y matando a estos animales.

Sus muertes son el resultado de nuestra elección de explotar a otros animales.

Los criamos para quitarles las partes de sus cuerpos que queremos consumir y eliminamos las partes que no deseamos.Literalmente cosechamos y exterminamos las vidas de innumerables personas personas no humanas. Creemos que los seres humanos son más importantes que otros animales, y reflejamos esta creencia a través de nuestro lenguaje y nuestra cultura. Nos referimos a otros animales como "esto". Utilizamos la palabra "animal" como un insulto, a pesar de que nosotros somos también animales.

Se trata de especismo. El especismo dice que esta opresión que ejercemos sobre el resto de animales está bien. Nos decimos a nosotros mismos:"son sólo animales". El especismo facilita evitar el conflicto que podemos sentir al ver a alguien no humano en una jaula encerrado de por vida, y al ver cómo les utilizamos sin su consentimiento.

Especismo es el prejuicio que motiva nuestra elección de explotar a otros animales. Queremos utilizarlos, pero al hacerlo podemos llegar a sentir y pensar que eso está mal. Así que nos convencemos de que en realidad se lo merecen por ser inferiores y que tiene que ser así.

Pero nada de esto tiene por qué ser así.


VEGANISMO


El veganismo según fue definido en sus comienzos es el principio moral de que los seres humanos debemos vivir sin explotar a los animales no humanos.

Un creciente número de personas ha decidido dejar de apoyar la explotación animal y vivir de acuerdo con el veganismo. Este compromiso significa:
  • no participar en ninguna actividad que implique utilizar animales no humanos —en circos, zoos y otros espectáculos— ni comprar vestimenta hecha con sustancias de origen animal [piel, lana,...] ni productos que provengan de empresas que experimentan con animales no humanos. 
  • si denunciamos y nos oponemos a las injusticias que se cometen contra los seres humanos no debemos olvidar por ello que los demás animales merecen el mismo respeto por nuestra parte. 
Ser vegano implica vivir sin explotar a los animales no humanos y educar a otros acerca del respeto que todos ellos merecen.

Si de verdad nos importan los demás animales, y nos tomamos en serio sus intereses, entonces la única respuesta moralmente coherente ante su opresión sólo puede ser el veganismo.

Si realmente estamos en contra de la explotación animal entonces debemos escoger el veganismo, eliminar los prejuicios especistas de nuestras mentes, y difundir el ideal de no-explotación entre todos los que nos rodean y con quienes convivimos.

Páginas de información sobre veganismo:

* Vegano Libre

* Kit de Iniciación Vegana

* Nutrición Vegana

* Cómo Ser Vegano

* Qué es el Veganismo

* Una Vegana por el Mundo

* Libros

12 de septiembre de 2011

Hazte vegano





Existe la idea de que es ofensivo o injustamente discriminatorio si sólo se nombra al género gramatical masculino para referirse a personas de ambos sexos; principalmente porque consideran que usar sólo el género gramatical masculino para referirse a hombres y mujeres es sexista.

Considero que esa opinión es equivocada. Aunque el sexismo es un mal que debemos denunciar y corregir, se trata de un mal que no radica ni se encuentra en este caso en el lenguaje, sino en nuestra mentalidad

Creo que hay importante una confusión sobre ese punto. El género gramatical masculino no equivale al género sexual masculino, ni el género gramatical femenino equivale al género sexual femenino. Una cosa es el género gramatical y otra cosa distinta es el sexo biológico.

Por ejemplo, a un varón [género sexual masculino] se pueden referir con el término "persona", que es un término de género gramatical femenino. Del mismo modo, a una mujer [género sexual femenino] se puede referir con el término "individuo", que es de género gramatical masculino. Y no hay ningún problema en esto. Si decir "todos" —que es de género gramatical masculino— para referirnos a ambos sexos por igual sería supuestamente "sexista" entonces decir "personas" —que es de género gramatical femenino— para referirnos a ambos sexos por igual también debería ser sexista. Deberíamos crear el término masculino "persono". Pero esto sería un sinsentido innecesario.

En español, el género gramatical denominado masculino cumple la función de referirse a los dos sexos por igual, salvo que se especifique lo contrario.

Así, cuando decimos "hazte vegano" no nos estamos refiriendo sólo a los varones, sino a todos aquellos individuos que puedan serlo —que pueda ser veganos— independientemente de su género sexual.

Por tanto, el uso de "@", de "x" y de "o/a" para evitar el género gramatical masculino no combate el sexismo, sólo combate la correcta ortografía, gramática, y comunicación. 

En todo caso, lo más importante ante todo en esta y otras cuestiones es ser receptivo a los argumentos. Es bueno poder dialogar cordialmente, y en base a razones, sin tener que estar necesariamente de acuerdo en un primer momento. Al fin y al cabo, es cada uno quien realmente se convence a sí mismo.

Para terminar, me gustaría apartar por un momento la cuestión propiamente lingüística-formal y terminar con una reflexión sobre el contenido de la expresión que nos ocupa.

La expresión "hazte vegano" puede dar la impresión de que adherirse al veganismo implica hacerse de alguna especie de comunidad doctrinaria. Pero no es así. Hacerse vegano no significa entrar a formar parte de ningún grupo. Significa simplemente hacerse decente con los demás animales. Pues no hay nada decente en comer a otros animales y explotarlos para nuestro beneficio. Sólo tienes que recurrir a tu propio sentido moral para comprenderlo por ti mismo.


Textos relacionados:

- Sexismo en el lenguaje

- Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer

- Género y arrobas

9 de septiembre de 2011

Delfines y otros animales





En el siguiente vídeo aparece un suceso terrible. Se ve como unos pescadores matan a una delfín madre junto con su hijo. Las imágenes son muy desgarradoras. Este tipo concreto de explotación provoca indignación en todo el mundo.






Cosas tan sumamente terribles como ésta ocurren por desgracia todos los días en muchas partes diferentes del mundo. Pero los responsables de que esto suceda no son algunos malvados seres humanos carentes de compasión, sino que somos todos aquellos que participamos en un sistema basado en la explotación de los demás animales.

Lo que está ocurriendo en Japón con los delfines no es diferente de lo que estamos haciendo con otros animales en nuestro país. No hay ninguna diferencia entre que asesinemos a un delfín en el mar o que asesinemos a un cerdo en el matadero (o a cualquier otro animal en cualquier otro lugar). Y tampoco hay ninguna diferencia moral entre que nosotros los asesinemos directamente o paguemos a otros para que asesinen por nosotros.

Si de verdad estamos en contra de esta violencia entonces tenemos que ser coherentes y dejar de apoyarla. Esto no es ninguna utopía. Ni es algo difícil de realizar. Es algo que podemos hacer ya ahora, escogiendo el veganismo.

Los humanos no necesitamos utilizar a otros animales para satisfacer nuestras necesidades, ya sea para comida, vestimenta, entretenimiento o cualquier otra. ¿Entonces por qué seguimos explotando a los demás animales?


A veces se alega que lo hacemos porque es la tradición. Pero considero que la tradición es una simple excusa. Las tradiciones se cambian y se renuevan constantemente.  Estos crímenes no suceden en nombre de la tradición sino en nombre del especismo. La verdadera causa del problema están en que consideramos que los demás animales son seres inferiores que existen para ser usados por nosotros.

La injusticia en todos los casos es la misma. Por tanto, focalizar exclusivamente en los delfines (o en los toros) sería una discriminación injusta, puesto que todos los animales nohumanos por igual están siendo esclavizados y explotados por el hombre.

Una campaña monotemática no sólo es injusta sino que además tiene como efecto el de distraer la atención de la gente hacia actividades muy lejanas y hacer que parezcan algo terrible y excepcional, cuando en realidad es algo habitual que ocurre cada día, cada hora, cada minuto, muy cerca de nosotros, consiguiendo así que no reflexionemos sobre los animales que son asesinados a unos pocos kilómetros de nuestras casas y nuestra participación directa en ello a través de la mentalidad especista y los hábitos de consumo.

Si en lugar de este tipo de campañas se hiciera educación vegana quizás la situación de los animales explotados por el hombre tendría alguna oportunidad de cambiar. Pero precisamente este tipo de actos parecen organizados para conseguir exactamente lo contrario. 

Las campañas monotemáticas demonizan un caso puntual de la explotación animal que en realidad no es peor, no es más injusto ni innecesario, que todos los demás que ocurre muy cerca de nosotros y en los que participan nuestros conocidos, vecinos, amigos, compañeros y familiares o incluso nosotros mismos. Lo que consiguen como resultado es que la gente no reflexione sobre su propia mentalidad acerca de los animales nohumanos, y su conducta al respecto, sino que piensen que la violencia contra los animales es un hecho puntual, lejano y excepcional cuando en realidad es, por desgracia, lo habitual que sucede a cada instante.

Todos los casos de violencia contra los demás animales son incontables e imposibles de afrontar ahora mismo. Precisamente por ese motivo debemos afrontar el problema en su raíz y educar a la sociedad en el respeto básico hacia los demás animales: el veganismo. Construir un movimiento social de base que se oponga a la utilización de animales para a partir de ahí conseguir cambios reales en el futuro.

Las víctimas de Japón son tan importantes como las de España o las de cualquier otro sitio. Pero por una simple cuestión de contexto y proximidad considero mucho más razonable y efectivo centrar todo el activismo en los animales que sufren y mueren por actividades injustas y evitables que se realizan muy cerca de nosotros y en las que están implicadas personas con las que nos relacionamos directamente cada día.

A menudo sucede que se habla del sufrimiento como si fuera es el único hecho relevante para los animales nohumanos cuando no es así. Los demás animales, al igual que nosotros, tienen otros intereses además del interés en no sufrir. Tienen interés en conservar su propia vida y aunque se les matara supuestamente sin causarles sufrimiento eso no haría su asesinato menos injusto ni rechazable.

Lo justo es pedir la abolición de todo uso de animales nohumanos, sin importar su especie. Enfocarse solamente en los toros o en los delfines es injusto, es especista. Y, de hecho, ese tipo de campaña ni siquiera pide que se deje de utilizarlos sino solamente que no se les utilice en determinado espectáculo o matanza. 

Apoyar una campaña especista es como apoyar, por ejemplo, una campaña a favor de los niños blancos, pero que ignora y discrimina a otros niños solamente por no ser de la raza blanca. Es una campaña racista que no deberíamos apoyar. También es similar a una campaña que solamente ayudara a los niños varones pero que discriminara a las niñas, por su sexo.

Me parece correcto exponer puntualmente esa matanza como un ejemplo de las consecuencias del especismo; pero no lo es exponerla como un caso aislado, diferente o especial. Se puede concienciar a la gente sin necesidad de recurrir o apoyar campañas especistas.

Existen muchas formas de hacer activismo vegano. Y si nos unimos, tendremos más fuerza para hacerlo. Pero si empleamos tiempo en campañas especistas lo que hacemos es marginar la difusión del veganismo, y que la abolición de la esclavitud de los nohumanos esté todavía más lejos.

Debemos comprender que moralmente no hay diferencias relevantes entre el asesinato de unos delfines en Japón, de unos toros en España, o de unas vacas en Estados Unidos. Todos ellos sienten, todos ellos desean vivir y que no les hagan daño. Y todos los animales somos iguales en eso. Por esto, todos merecemos igual respeto, sin importar nuestra raza, sexo o especie.

Los actos de explotación animal que ocurren continuamente en todos los países del mundo son igualmente crímenes, sin importar la especie de la víctima ni el lugar ni el modo en que se hagan. Y para evitar que esto siga ocurriendo lo primero y más fundamental es que nosotros mismos dejemos de participar en ello, haciéndonos veganos y educando a otros en el veganismo.

7 de septiembre de 2011

Un planeta para todos los animales




El filósofo Peter Singer ha aprovechado el reciente estreno de una película de éxito para publicar un artículo titulado «Un planeta para todos los simios» en el que elogia y promueve una iniciativa llamada Proyecto Gran Simio (PGS). La cual busca el reconocimiento legal de derechos fundamentales a otros primates que no son humanos.

Esa iniciativa [PGS] que defiende que se reconozca y se otorgue derechos a otros primates, aparte de los humanos, fundamenta su argumento en la semejanza de éstos al ser humano, especialmente en lo que se refiere a sus capacidades cognitivas. Entiendo que esta iniciativa es errónea principalmente dos razones.

La primera es que reivindicar los derechos de unos animales concretos de una sola especie, y no los de todos, es una discriminación injusta. Sería como defender solamente los derechos de las mujeres blancas, debido a que se parecen más los hombres blancos, e ignorando al resto de mujeres por no ser blancas.

La segunda es que defender que a otros animales se les reconozcan sus derechos basándonos en su cercanía a nosotros, los seres humanos, es un enfoque claramente antropocéntrico. Esto es erróneo. La razón por la que los demás animales merecen derechos no es porque se parezcan a nosotros, los humanos, sino porque poseen la capacidad de sentir. Y esta capacidad no es exclusiva sólo en los humanos ni tampoco en los otros primates.

Contamos con claras evidencias acerca de que los animales con sistema nervioso centralizado pueden igualmente sentir, son seres conscientes, y esto significa que tienen intereses: vivir, no ser dañados, disfrutar de su vida. Intereses que debemos respetar del mismo modo que deseamos que esos mismos intereses se respeten en nosotros.

De acuerdo a estas razones, entiendo que dicha iniciativa no supone en verdad abrir una brecha en el prejuicio del especismo sino que en realidad lo que consigue más bien es reforzarlo. Todas las víctimas del especismo deberían ser tenidas en cuenta en igual consideración dado que todas ellas son víctimas de una misma opresión.

Habría una tercera razón, de carácter secundario, y es que esta iniciativa se apoya también en la idea de que debemos dar derechos a los primates porque se encuentran en peligro de extinción por causa de la intervención humana.

Sin embargo, el hecho de que una especie se extinga es absolutamente irrelevante para la ética. La ética se preocupa por los individuos, no por conceptos ideados por nosotros como es el de "especie". La especie ni siente ni padece; es una mera noción intelectual. Son los individuos los que sienten y poseen intereses.

Esta cuestión de las especies de animales en peligro de extinción aparece muy a menudo en los medios de comunicación. Quienes hablan de ello con preocupación no parecen darse cuenta de que quienes se encuentran en verdadero peligro de extinción, por nuestra culpa, son los animales que van a ser matados en granjas, mataderos, laboratorios y otros centros de explotación. Todos ellos se encuentran en serio e inminente peligro de extinción, provocada por nosotros, de sus vidas.

Y el único remedio para evitar que esto siga ocurriendo es el veganismo.

Habitamos este planeta junto con miles de millones de otros animales. Debemos aprender a convivir con ellos, como nuestros iguales, en lugar de oprimirlos como esclavos. Ellos tienen el mismo derecho que nosotros a estar aquí y disfrutar de su vida en libertad.

4 de septiembre de 2011

La anti-patía del anti-especismo



El título de esta nota está inspirado en un texto del blog el Filósofo Vegano —el cual dejó de publicar hace varios años— que trata sobre esta misma cuestión.

Considero que el término «antiespecismo» sería una expresión inadecuada. Tengo tres razones principales para fundamentar mi postura.

Primero; entiendo que se trata de una expresión que denota claramente hostilidad

Aunque es correcto rechazar el especismo, así como cualquier otra discriminación injusta, esto no debería ser excusa para fomentar sentimientos, actitudes o actos hostiles. Ya existe demasiada hostilidad —aunque siempre es demasiada— en este mundo como para encima aumentarla todavía más. Creo que la hostilidad no es la forma correcta de enfocar los problemas morales. Fomentar el odio no puede ser el camino hacia el respeto.

La manera más efectiva y ética de evitar la injusticia no es el fomento del odio sino el activismo social fundamentado en los valores morales de igualdad y justicia. Una vez que alguien comprende conscientemente esto, podrá entender por qué el especismo es injusto. Lo mismo sucede con los demás prejuicios. Se trata de fomentar el la reflexión y entendimiento; no el odio.

A menudo sucede que la gente asume que el racismo está mal, y luego fomenta sentimientos hostiles y de odio contra cualquiera que sospeche que defienda el racismo, pero apenas sabe explicar argumentadamente lo que es el racismo ni sabe razonar por qué debemos rechazarlo. Un ejemplo claro de cómo la hostilidad sustituye a la razón.

Segundo; rechazar la injusticia específica que es el especismo no conduce necesariamente a asumir una posición justa desde el punto de vista moral.

Cualquier discriminación injusta es igualmente errónea. El rechazo moral al especismo está motivado por la misma razón que el rechazo por igual al racismo, el sexismo y la homofobiaExisten diversas formas específicas de discriminación injusta. Si tuviéramos que manifestarnos como "anti" de cada una de ellas no terminaríamos de listarlas. Atender al problema del especismo no debe servir para ignorar las demás injusticias. No estoy más en contra del especismo que del resto de prejuicios igualmente injustos.

El solo rechazo al especismo no conlleva el rechazo a la injusticia o a la violencia ni conduce necesariamente a una ética de derechos. El rechazo al racismo sería compatible con defender el fascismo y el totalitarismo siempre que no se hagan discriminaciones basadas en la raza. Del mismo modo, quienes rechazan el especismo no aceptan unánimemente una misma postura moral.

Estamos equivocados si pensamos que el rechazo del especismo conduce necesariamente una posición justa. Se puede rechazar el especismo y defender que todos los animales —incluyendo a los humanos— puedan ser tratados como meros recursos, sin discriminación de especie.

Tercero; el término «antiespecismo» sirve para ocultar las profundas diferencias ideológicas que ya existen entre quienes dicen rechazar el especismo.

En el contexto humano, el rechazo al racismo puede ser compartido por muy diferentes ideologías, pero que no se pueden solapar bajo la etiqueta de «antirracismo». Liberales, socialistas, anarquistas, conservadores,... pueden estar igualmente en contra del racismo, pero sus diferencias ideológicas entre ellos son notorias y a menudo incompatibles. Las diferencias dentro del ámbito animalista no son menos acusadas.

Entre quienes nos oponemos a la discriminación especista hay diferencias importantes. Por ejemplo, algunos defendemos una ética de derechos mientras que otros asumen el utilitarismo. A pesar de que en principio compartamos un rechazo moral al especismo, estamos en desacuerdo sobre muchos otros puntos que no son menos importantes. Esto no se puede obviar ni intentar confundir propagando la errónea creencia de que «todos defendemos lo mismo» —no es así.

Hay «antiespecistas» que establecen una jerarquía moral y postulan que unos animales valen más que otros apelando a supuestas diferencias de inteligencia o de complejidad sensitiva. Por ejemplo, Peter Singer afirma explícitamente que los animales más inteligentes tienen un mayor valor moral que los menos inteligentes, y que estaría justificado que los menos inteligentes fueran usados como meros recursos para beneficio de los más inteligentes.

Por las razones expuestas, concluyo que la posición «antiespecista» supone más bien un problema y no una solución correcta para el problema en nuestra relación con los animales. Esa posición [1] asume y fomenta la hostilidad en lugar del entendimiento, [2] no cumple satisfactoriamente con los requisitos morales básicos y [3] oculta las profundas diferencias ideológicas existentes dentro del ámbito animalista.

Como solución, propongo que la cuestión no está en identificar nuestro activismo sólo por lo que rechazamos sino también por aquello que defendemos. Hay una forma de definir, de manera positiva, una postura moral que busca lograr la igualdad y el respeto radical hacia todos los seres sintientes: el veganismo dentro del amplio contexto moral de la filosofía de los Derechos Animales.