27 de marzo de 2012

Lógica


«Hay que asentar la vida en lo más seguro y demostrable. Y no, como hasta ahora, en lo más indeterminable.» ~ Friedrich Nietzsche

Las leyes de la lógica son el fundamento y la estructura de nuestra existencia, de toda nuestra percepción y conocimiento. Necesitamos reconocerlas para poder razonar correctamente, pues sólo razonando correctamente podemos conocer la realidad y vivir en ella racionalmente.

El fundamento de lo que conocemos por ciencia es la lógica y la observación empírica. Pero ni la lógica ni la observación empírica pertenecen al estudio de la ciencia, sino que son los necesarios presupuestos sobre los que se construye la ciencia. Y si la ciencia nos aporta conocimiento fiable sobre la verdad debe ser porque tanto la lógica como la observación empírica nos muestran previamente la verdad.

La ética racional tiene como fundamento los hechos empíricos y la lógica. Las posturas irracionales no tienen como base los hechos empíricos ni la lógica, sino que en lugar de los hechos anteponen sus deseos, emociones y prejuicios. Esas posturas no respetan  la lógica como criterio sino que la utilizan fraudulentamente para intentar justificar, racionalizar, sus ideas previas.

Toda la lógica está basada y deriva partiendo del principio de identidad. Dentro del contexto de la ética, cumplir el principio de identidad implica que si todos tenemos iguales intereses entonces lo justo sería que todos esos intereses deben ser considerados de manera igual.

Por otra parte, al contrario de lo que se suele creer habitualmente, la lógica no es un instrumento formal. Otra cosa es que sí se pueda utilizar como tal. Es importante no confundir el uso que se le pueda dar a X con la naturaleza propia de X. Los seres sintientes también pueden ser utilizados como herramientas, y eso no significa que lo sean, pues no lo son. Aunque muchas doctrinas digan que es lícito utilizar a otros seres sintientes como simples herramientas en este ensayo argumentaré que no esa presunción es lógicamente errónea.

Con respecto de la lógica ocurre algo muy similar a lo que consiste nuestra visión predominante sobre los animales no humanos. Estamos tan acostumbrados a verlos como herramientas para nuestros fines que no nos percatamos —y nos cuesta aceptar el hecho— de que ellos no son herramientas. Los demás animales son seres conscientes — son individuos que poseen identidad y personalidad propia. De similar modo, la lógica no es una herramienta. La lógica es un contenido de conocimiento que nos muestra la naturaleza esencial de la realidad.

La lógica tiene un contenido. La lógica básica consiste en una serie de principios que prescriben las bases en las que parte nuestro razonamiento. El fundamento de la ética racional es la lógica. No sólo su fundamento formal, sino también su contenido. Por ejemplo, el principio de identidad nos señala que todo ser ser sintiente desea persistir en su propio ser, esto es, que tiene un interés en conservar su propia existencia. Y en efecto, la biología y la etología confirman este punto. Así, uno de los principios morales tiene que ser, necesariamente, el respeto por el interés básico de todo individuo en conservar su vida.

No hay pues otra manera de respetar a alguien que respetando como lo que es, es decir, alguien —un ser que posee conciencia un sujeto. Esto implica que no se le debe tratar nunca como si fuera un objeto, nunca se le debe utilizar como un simple medio para fines de otra persona. 

Cualquier teoría que diga que alguien puede o debe ser utilizado y sacrificado para beneficio de otros —o por conseguir algún ideal— es una teoría que no respeta el valor inherente de los individuos. Esa teoría viola la lógica, puesto que afirma que debemos considerar a los sujetos como si fueran objetos. Esto es anti-racional y por tanto inmoral. Esto es justo lo contrario de lo que defiende el veganismo.

El veganismo está fundamentado en el principio lógico de identidad, tanto en su aplicación formal —como principio de igual consideración— como en su aplicación material: en su reconocimiento de la personalidad —la condición de persona— de todos los seres sintientes.

Escribía Paul Valéry:
«Entre los hombres no hay más que dos relaciones: la lógica o la guerra.»
Elijamos pues la lógica. Elijamos el veganismo.

20 de marzo de 2012

Algunas reflexiones sobre el "día sin carne"

PRODUCTOS DE LA ESCLAVITUD 

Hoy se ha celebrado una campaña a nivel mundial que comenzó hacia varios años. La denominan "el día sin carne", y es una promoción basada en el vegetarianismo.

A mi modo de ver, esta campaña es errónea por varias razones.

En primer lugar; el vegetarianismo es compatible con el hecho de participar en la explotación de los animales. La carne no es éticamente distinguible del resto de productos de origen animal. Ya se trate de lácteos, huevos, miel, cuero, lana,... Todo proviene igualmente de la esclavitud a la que están sometidos billones de animales no humanos. Eliminando la carne no eliminamos nuestra participación y apoyo directo a la esclavitud de los animales —y les causamos daño y sufrimiento sin razón ni necesidad que lo justifique.

Una campaña en favor de "un día sin carne" no es moralmente diferente de una campaña que promoviera "un día sin violar a mujeres rubias". No existe ninguna razón que justifique esa discriminación. ¿Acaso solamente las mujeres rubias merecen respeto o sólo ellas padecen el crimen de la violación? No ¿Acaso solamente explotamos a otros animales para obtener de ellos carne? Tampoco.

Segundo; la mayor parte de la campaña del "día sin carne" está basada en argumentos de tipo medioambiental o enfocados en la salud humana. Es decir, nada que ver con concienciar acerca de la injusticia del especismo y la explotación animal. Más bien refuerza la idea de que debemos actuar sólo en tanto que esto nos beneficie a los seres humanos. No promueve el respeto moral hacia los demás animales sino que refuerza nuestro antropocentrismo.

Tercero; el "día sin carne" es una excusa perfecta para que la gente pueda comer animales el resto de de la semana o el resto del año sin cargo de conciencia. Esta campaña difunde la idea de que si no comes carne un día a la semana entonces ya haces algo bueno y de ese modo la gente no se siente motivada a hacerse vegana sino sólo a "reducir" su consumo de animales. Es una campaña contra el veganismo en tanto que difunde la idea de que está bien explotar a los otros animales de forma moderada.

Cuarto; si comprendemos que no hay diferencia moral ni en la forma ni en el propósito entre los diferentes usos de animales no humanos, entonces la única opción éticamente coherente sería promover siempre el veganismo.

Así resume esta cuestión el profesor Gary Francione:
«Debemos dejar en claro que el veganismo es la base inequívoca de cualquier cosa que merezca ser llamado un movimiento por los “derechos animales. Si los “Derechos Animales” significan algo, significan que no podemos justificar moralmente ninguna explotación animal; no podemos justificar el tratar a los animales como recursos para los seres humanos, por más “humanitario” que ese trato pueda ser.»
Promover el vegetarianismo es siempre una mala opción porque el vegetarianismo afirma explícitamente que es aceptable consumir productos de la explotación animal mientras no sean carne. El vegetarianismo apoya la esclavitud de los animales. El vegetarianismo es, por eso, un error.

El vegetarianismo difunde la engañosa idea de que la carne es diferente o peor que otros productos de la explotación animal. Y no lo es. Todos son igualmente rechazable y podemos comenzar la transición hacia el veganismo eliminando de nuestra vida cualquiera de ellos.

Quinto; no necesitamos ese tipo de campañas para animar a la gente a ser vegana. Muchas cosas pueden ser el inicio que motive el veganismo en una persona, pero explicar a la gente que debe empezar eliminando la carne, en lugar de cualquier otra cosa, es un criterio arbitrario y que precisamente no respeta el camino personal de cada uno hacia la adopción del veganismo.

Comenzar la transición hacia el veganismo, eliminando primero la carne animal, para después seguir con el resto de productos animales, es una opción perfectamente aceptable, siempre que se tenga claro que no hay diferencia moral entre esos productos. Pero esto no tiene que ver con el vegetarianismo. Cada persona puede sopesar de qué manera le resultará más fácil alcanzar la transición completa hacia el veganismo.

El psicólogo Casey Taft señala que promover el veganismo no sólo es la única opción moralmente correcta sino que también sería la más efectiva para conseguir que la gente elimine su participación en la explotación animal:
«Debemos promover el veganismo y reforzar los pasos hacia este objetivo. Eliminar la carne, eliminar los lácteos,... son pasos en la dirección correcta hacia el veganismo, y si queremos promover un cambio real debemos apoyar estos pasos todo lo que podamos. Pero esto debe ser visto como pasos hacia el veganismo y no como fines en sí mismos.»
Ya puestos a seguir la corriente de dedicar un día especifíco a recordar ciertos temas importantes ¿por qué no cambiar este" día sin carne" por el día sin explotación animal en el que se muestre todo aquello que conlleva y proviene del uso de animales, y cuáles son sus alternativas veganas que no impliquen explotar a nadie?

¿Por qué no promover un lunes vegano en lugar de "un lunes sin carne" para animar así a la gente a que haga la transición hacia una dieta vegana? Siempre en base en argumentos éticos y con el objetivo definido de motivar a la gente a que progresivamente elimine su participación en la explotación animal de manera definitiva.

Podemos ayudar a los animales que son esclavizados haciendo algo tan sencillo como dejar de participar en su explotación. Esto implica necesariamente dejar de consumirlos y optar por una alimentación vegana.

16 de marzo de 2012

¿Está oculta la explotación de los animales?



En la nota de hoy quisiera responder a ese planteamiento que defiende como legítima y necesaria la actividad de entrar 'ocultamente' —sin permiso legal ni del propietario— en centros de explotación animal para grabar lo que allí está ocurriendo. Para justificar esta práctica se arguye como excusa la necesidad de documentar la realidad de lo que ocurre dentro de esos sitios para poder mostrar al público lo que estamos haciendo a los demás animales. Pero, a mi modo de ver, ese planteamiento resulta problemático por varias razones.

Reflexionemos un momento sobre este punto: ¿estaríamos de acuerdo en que nos grabaran en la intimidad de nuestra casa, sin nuestro permiso, y que luego se difundieran públicamente esas imágenes? Es la única manera de saber con toda seguridad si estamos haciendo algo malo. Si estamos de acuerdo con grabar sin permiso en un recinto privado para luego difundir públicamente esas imágenes, entonces, por coherencia, también debería parecernos bien que graben sin permiso dentro de nuestra casa y luego difundan públicamente esas imágenes. Pero sabemos que la excusa de que exista una mera posibilidad hacer algo malo en su ámbito privado no es por sí solo un argumento válido para vulnerar su privacidad.

Por otro lado, ¿es realmente necesario grabar y mostrar imágenes para saber si en los numerosos lugares donde se explotan animales están haciendo algo malo? No lo es en absoluto si entendemos que utilizar a los animales es moralmente erróneo, sin importar la manera en que se haga —si entendemos que lo que está mal es el hecho mismo de utilizarlos para nuestros fines. Ahí radica precisamente la inmoralidad de la explotación animal.

Exactamente igual que sucede en el caso de seres humanos, es inmoral utilizar a cualquier otro animal sin su consentimiento explícito. Como los demás animales no pueden en ningún caso dar su consentimiento informado y explícito, resulta que utilizarlos para cualquier fin es inmoral. El simple hecho de que otro individuo no sea humano no es un argumento válido para excluirle de la consideración moral básica que toda persona merece. Discriminar a los otros animales de la comunidad moral por no ser humanos es un tipo de discriminación que denominamos especismo.

Creo que si reflexionamos, podremos ver claramente que no hace falta poner cámaras dentro de granjas o mataderos para saber lo que están haciendo allí. —están explotando animales. Eso lo sabe todo el mundo. No es necesario grabar dentro de esos sitios para saber lo que allí está ocurriendo.

La cuestión ya no es tanto lo que se hace en los centros de explotación animal sino el cómo valoramos éticamente lo que se hace allí. Por muchas cámaras que se pongan, o muchas imágenes que se muestren, nada va a cambiar realmente si antes no comprendemos que utilizar a los demás animales es algo que está mal, sin importar el cómo lo hagamos. No hay un problema de visibilidad. El problema está en cómo juzgamos moralmente aquello que vemos y sabemos que está pasando.

Por otra parte, ocurre que tampoco es necesario entrar ocultamente para poder documentar lo que sucede dentro de mataderos, granjas, y otros sitios en donde son esclavizados animales no humanos. De hecho, la mayoría de grabaciones sobre explotación animal que están a nuestra disposición han sido hechas con el permiso de los propietarios esclavistas o !realizadas por ellos mismos!. Si miramos en páginas por Internet podremos ver muchísimos vídeos que han sido grabados con consentimiento. E incluso encontraremos documentales que promocionan su actividad y en donde se puede ver explícitamente lo que les ocurre a los animales no humanos antes de ser convertidos en cadáveres para consumo humano.




En realidad, me parece obvio que el verdadero motivo que lleva a muchos activistas a recurrir a las investigaciones ocultas es la intención de sacar a la luz incumplimientos de las leyes que regulan la explotación animal, con el objetivo de denunciar el 'maltrato' que sufren los animales explotados. Pero sin denunciar el hecho mismo de que sean explotados —sin importar el cómo lo sean— que es lo verdaderamente importante y sobre lo que se debería concienciar.

Los centros de explotación animal ya son inspeccionados periódicamente por funcionarios del gobierno para ver si cumplen, o no, las leyes que regulan su actividad. Pero teniendo en cuenta que son leyes esclavistas, no me parece apropiado que alguien que esté en contra de la esclavitud de los animales deba preocuparse sobre si se cumplen o no dichas leyes, con el fin de denunciarlo públicamente. Tanto si se cumplen como si no, los animales no humanos siguen siendo igualmente explotados, puesto que se les considera propiedad de los humanos.

Para terminar, me gustaría aclarar algunos otro puntos importante acerca de esta cuestión, en especial para evitar posibles malentendidos.

Lo primero es que mi argumentación no está basada ni influida en lo que las leyes digan. Mis argumentos están completamente basados en razones de tipo moral; en la ética. No promuevo que la gente incumpla la ley, ni tampoco que la obedezca ciegamente. Ése no es el punto que estoy discutiendo aquí. El punto está en si es éticamente aceptable entrar sin permiso ["ocultamente"] en sitios privados con la excusa de que existe la posibilidad de que alguien haga algo malo en ellos, porque en realidad esa posibilidad existe siempre. Así que dar validez a ese argumento justificaría no respetar la privacidad de nadie en ningún caso.

También discuto el argumento de que es necesario recurrir a ese tipo de investigaciones para documentar lo que ocurre dentro de los centros de explotación y hacer visible el especismo que nos rodea y está inserto en el seno de nuestra sociedad. Yo argumento que no es necesario. No veo ninguna razón que justifique grabar de manera oculta en sitios donde ya todos sabemos lo que se hace en ellos; y en los que ya se puede conseguir grabar, sin tener que hacerlo de manera oculta.

No me opongo a que se muestre la realidad de la explotación que padecen los demás animales, con el fin de concienciar a la sociedad, pero para conseguir esto no veo necesidad de incurrir en las denominadas investigaciones "ocultas". Lo que estamos haciendo a los demás animales no está 'oculto'. Está a la vista de todos: no hay más que salir a la calle, encender el televisor, o entrar en cualquier tienda de alimentación o restaurante. El uso de animales no humanos como mascotas [esclavos de compañía] de los humanos o como guías para personas ciegas, también es explotación animal. Por no mencionar zoológicos, acuarios o circos o cualquier espectáculo o actividad lúdica en los que son utilizados los animales. !La mayor parte de la explotación especista es notablemente visible! El verdadero problema está en cómo valoramos y juzgamos moralmente el hecho de que usemos a los animales para nuestros fines.

La realidad de la explotación animal está delante de nosotros. Nos rodea por todas partes. Otra cosa es que no queramos verla o que no la juzguemos correctamente. Ahí es donde entra el importante e imprescindible papel de la educación, que el simple hecho de mostrar imágenes de violencia no puede suplir por sí solo.

5 de marzo de 2012

Difundir el veganismo: una cuestión primordial


Para cada vez que que pensemos lo difícil que puede ser a veces promover el veganismo y los Derechos Animales en un mundo especista, recordemos lo difícil que resulta para los animales que son explotados el que no seamos veganos.



Recordemos también que el aumento de veganos disminuye el número de víctimas de la explotación animal, y que no hay otra forma de acabar con esa explotación que creando una masa social de gente que se oponga activamente a ella, empezando por rechazar su participación en el uso de animales no humanos.

Recordemos ante todo que estamos haciendo lo que es correcto y justo.

Los animales que explotamos son seres con capacidad de sentir; conscientes de lo que les ocurre.

Si nos importan los animales, y nos tomamos en serio sus intereses, entonces no les haremos nada que no querríamos que nadie nos hiciera a nosotros mismos. No los utilizaremos como comida o vestimenta, ni como sujetos forzados de entretenimiento o de experimentación.

Si de verdad nos importan los demás animales entonces haremos algo tan justo como sencillo: nos haremos veganos y difundiremos el veganismo con todas nuestras energías.