14 de agosto de 2012

Una controversia inapropiada



Existe un controvertido debate sobre si consumir ciertas sustancias de origen animal [carne, lácteos, huevos, miel] son convenientes para la salud humana. Entiendo que este debate es problemático al menos en dos puntos básicos:

[1] Es una controversia que favorece el ignorar deliberadamente que para obtener esas sustancias es necesario esclavizar y asesinar a otros animales.

[2] Se malgasta un valioso tiempo y energía que podrían ser aprovechados para reivindicar que no debemos explotar a los demás animales y explicar que una dieta vegana es fácil de llevar y saludable para todos.

Bajo mi punto de vista, una respuesta vegana a esta controversia debería primero dejar muy claro que utilizar a otros animales como comida es inmoral —éticamente injustificable. Y en el apartado nutricional debería centrarse en explicar que una alimentación vegana es sana para todas las etapas y circunstancias de nuestra vida.

Ahí debería terminar el asunto.

Resulta un tremendo error moral entrar en debates sobre si consumir animales es perjudicial o beneficioso para nuestra salud porque hacer esto ignora deliberadamente la cuestión moral y favorece la mentalidad antropocentrista.

Y también sería un error, por la misma razón, el comparar las virtudes nutricionales de las sustancias de origen animal con las de origen vegetal, poniendo en una misma categoría el producto de una injusticia [carne, lácteos, huevos, miel] y el producto de un simple cultivo agrícola [tomates, nueces, trigo, alubias,...].

La gente consume animales porque no ve ningún problema ético en ello. También porque están convencidos de que necesitan hacerlo para obtener los nutrientes. No obstante, lo primero se puede solucionar mediante la concienciación moral. Y lo segundo se solucionaría informando correctamente sobre cómo obtener los nutrientes que necesitamos sin recurrir a sustancias de origen animal. Luego en ningún caso veo apropiado ni justificado hablar de los supuestos perjuicios que tiene el consumo de animales. Y esto vale en general para todo producto que provenga de la esclavitud de los animales no humanos.

Otro ejemplo habitual que incurre en la misma visión cosificadora de los animales —que supone que los veganos tratamos de erradicar— sucede cuando comparamos los nutrientes que tiene un trozo de cadáver o una secreción animal con los que tendría un determinado vegetal. Este planteamiento es claramente un error. ¿Cómo vamos a conseguir dejar de ver a los demás animales como objetos si al mismo tiempo seguimos fomentando que sean incluidos en la categoría de comida en lugar de desafiar esta situación? No tiene ningún sentido. Del mismo modo que no es moralmente correcto comparar los nutrientes que tiene la carne humana con los que tendría un vegetal —puesto que no es correcto utilizar a los seres humanos como comida— por la misma razón tampoco es correcto hacer eso mismo con otros animales.

En ocasiones, para intentar justificar ese tipo de perspectiva que estoy criticando aquí, se utiliza la excusa de que en general a los seres humanos no les importan los demás animales, y por lo tanto, hay que usar otros métodos diferentes a la concienciación moral, aunque no sean éticamente correctos. Sin embargo, este tipo de argumento claramente pasa por alto varios puntos importantes.

Lo cierto es que ya si partimos de la presunción de que los seres humanos por naturaleza son inevitablemente indiferentes a la ética entonces no parece que tenga mucho sentido que dediquemos nuestro tiempo a concienciarles mediante la educación. Pero yo no estoy de acuerdo con que esa creencia sea un reflejo fiel de la realidad. Sé por experiencia que a mucha gente sí le preocupa lo que les hagamos a otros animales. El problema es que no lo valoran éticamente del mismo modo que se si tratara de seres humanos y piensan que la única cuestión relevante está en cómo los tratamos al utilizarlos, pero no consideran que esté mal el hecho mismo de que los utilicemos para satisfacer nuestras necesidades y deseos.

Por otra parte, entiendo que esa creencia que afirma que los seres humanos solamente se preocupan por sí mismos, y por su propia salud, es incierta. Muchos millones de humanos consumen drogas  incluso conociendo que es perjudicial para su salud, y que también muchos llevan una dieta bastante poco saludable aun a sabiendas de que esto tiene consecuencias dañinas. Si observamos los hechos resulta que esa creencia de que en general sólo nos preocupamos, ante todo y sobre todo, por nuestra propia salud no parece coincidir mucho con la realidad.

Algunos pueden suponer que tenemos más probabilidades de ser efectivos cuantos más motivos se aporten para fomentar el veganismo. Pero sucede que la cantidad no es sinónimo de calidad ni de efectividad. Una razón sólida basada en la verdad vale infinitamente más que cien argumentos basados en meras circunstancias y especulaciones. La primera se mantendrá fuerte siempre, mientras que las demás, por muy numerosas que sean, pueden caer en cualquier momento.

Tal vez haya gente que deje de comer animales por salud o por razones medioambientales, pero eso no implica que tengan intención de mantener esa actitud en el futuro de manera indefinida. De hecho suele ser más bien lo contrario. Teniendo en cuenta que aunque llevar el veganismo a la práctica es relativamente fácil en sí mismo, ya no lo es tanto viviendo en una sociedad especista. Por tanto, si encuentran otra manera de favorecer su salud o de respetar el medio ambiente, sin tener que vivir la relativa dificultad de practicar el veganismo en una sociedad especista, probablemente eso será lo que harán por comodidad.

Además, aunque la alimentación es un aspecto fundamental, ni la salud ni los motivos medioambientales influyen a la hora de consumir lana, de asistir a un zoológico o de comprar productos de higiene con ingredientes animales. No sería justo ignorar todos esos ámbitos aunque causen menos víctimas que la industria de alimentación especista.

Hay plantas que son nocivas para nosotros, algunas incluso son venenosas. ¿Eso sería un argumento en contra de comer vegetales? Claro que no lo es. Del mismo modo, no es un argumento válido en contra del consumo de alimentos de origen animal el que algunos pudieran tener efectos perjudiciales a largo plazo. Los podemos digerir y los consumimos desde hace muchos miles de años. Es un hecho comprobado que somos omnívoros, ya que podemos nutrirnos tanto de sustancias de origen animal como vegetal.

La incidencia en la salud humana del consumo de alimentos de origen animal depende mucho de la frecuencia del consumo, de la condición del organismo consumidor, de la higiene, y de otros muchos factores. Afirmar que hay productos de origen animal que son necesariamente perjudiciales en sí mismos es falso. Los humanos llevamos consumiendo ese tipo de sustancias desde hace muchos miles de años. Ningún nutricionista riguroso puede afirmar que un cierto consumo moderado de sustancias de origen animal es necesariamente perjudicial para nuestra salud.

Todo este asunto puede quizás tener un interés científico, pero lo que aquí nos importa es la ética. Y no parece ético que nos pongamos a discutir si nos conviene a nuestra salud el comer animales del mismo modo que no es ético alegar que la razón por la que no debemos tener relaciones sexuales con menores es debido a que la ley puede castigarnos. Eso no tiene ninguna relevancia moral. La razón ética que condena todas esas prácticas se fundamenta en que ellos no pueden dar su consentimiento o porque actuamos egoístamente contra su voluntad y sus intereses. Todo lo demás es apelar a nuestro interés personal y no a la justicia imparcial.

La cuestión de consumir animales se debe enfocar al hecho de que esto implica esclavizarlos y asesinarlos. Lo cual es injusto además de innecesario.

Una cosa es decir que debemos respetar a los animales porque merecen respeto por ser seres sintientes —y explicar cómo podemos llevar sin problemas ese respeto a la práctica— y otra muy diferente es alegar como motivo para no consumir animales el que hacerlo puede afectarnos negativamente a nuestra salud o, peor aún, que eso no va acorde con nuestra fisiología. Esto último es promover el egocentrismo; no la empatía.

Lo que deberíamos hacer pues es concienciar éticamente a la sociedad y difundir la información sobre cómo llevar el veganismo a la práctica. Pero tratar de inducir miedo diciendo la gente que no coma animales porque supuestamente esto les perjudica a su salud no es correcto ni es aceptable.

En definitiva, la cuestión no se reduce solamente constatar que existe, de hecho, una indiferencia moral y una predominante mentalidad especista que considera a los demás animales como nuestros esclavos. La verdadera cuestión está en cambiar dicha situación; no en aceptarla y perpetuarla. Esto último es lo que estamos haciendo cuando, ya sea de forma implícita o deliberada, seguimos incluyendo a los animales en la categoría de comida, o de recursos en general.

La idea básica que trato de expresar es: hablar de los animales como si fueran comida —incluyéndolos dentro de la categoría de recursos para nuestro consumo— es moralmente erróneo. Si consideramos que los demás animales tienen valor moral entonces hablar de ellos como si fueran 'proteínas' o 'carne' no es compatible con reconocer su condición de personas no humanas. Si buscamos que la sociedad deje de ver a los demás animales como comida —y en general como seres inferiores que existen para nuestro servicio— tenemos no sólo que dejar de consumirlos sino también dejar de hablar de ellos como si fueran comida; como si fueran objetos. 

En resumen, pretender que la gente deje de comer animales utilizando el argumento de la salud es un planteamiento equivocado, principalmente por dos razones:

Primero; como señala la nutricionista vegana Ginny Messina, se puede estar sano comiendo animales; sólo depende de la forma en que se haga. Del mismo modo, el simple hecho de comer sólo vegetales no tiene por qué ser saludable, todo depende de cómo lo hagamos. 

Segundo; el enfoque de la salud se centra en el beneficio personal en detrimento de la cuestión ética; fomentando el antropocentrismo y el egocentrismo personal. El mensaje que lanzamos a la gente es que nuestros intereses particulares, o los intereses humanos, son más importantes y están por encima de los intereses de los otros animales.

Si el objetivo es que la gente deje de ignorar los intereses de los demás animales, y desarrolle su empatía hacia ellos, entonces al concienciarles de que lo importante no es respetar a los animales sino que lo más importante es preocuparse de su propia salud, estaríamos enviando el mensaje de que no hay problema en comer animales si eso fuera bueno para nuestra salud. Como el hecho de comer animales no es perjudicial para nuestra salud en sí mismo —sólo depende de la forma en que se se haga— entonces con el mensaje centrado en la salud le estaríamos motivando a que la gente continúe comiendo animales y a que sigan viendo a los animales como comida en particular, y en general como simples recursos para nuestro uso y beneficio.

Las buenas intenciones no son suficientes. Las buenas intenciones por sí solas, sin un criterio razonable que las encauce, pueden acabar provocando malos resultados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

LOS COMENTARIOS ESTÁN MODERADOS

Todos los comentarios serán revisados antes de ser publicados para comprobar si se ajustan a la temática del blog y las normas de convivencia. En ningún caso se permite el uso de palabras en mayúsculas —equivalen al empleo de gritos en una conversación— ni tampoco el uso de insultos, amenazas o cualquier forma de violencia verbal. Si desea participar en el foro, por favor, respete las normas de este blog.

Gracias por su atención.