31 de octubre de 2012

Homofobia, especismo y la falacia naturalista




Una de las supuestas razones que se suelen alegar desde posturas heterosexistas u homófobas para justificarse es alegar que la homosexualidad no es "natural". Por lo tanto, desde su punto de vista, practicarla no sería algo bueno o correcto porque no es natural. Lo que sí sería correcto es prohibirla e intentar ponerle remedio, o, en todo caso, no darle nunca el mismo estatus de validez y reconocimiento que tiene la heterosexualidad.

Como respuesta a esa objeción, se han publicitado diversos estudios científicos que demuestran que, lejos de ser algo "anti-natura". el comportamiento homosexual es algo relativamente habitual en la naturaleza y se puede observar en la conducta de muchos otros animales, aparte del ser humano.

Sin embargo, considero que este enfoque es problemático y cuestionable por diversas razones. 

En primer lugar; el hecho de que algo sea natural —¿acaso habría algo que no forme parte de la naturaleza?— no nos dice nada acerca de si es beneficioso o perjudicial, o acerca de si moralmente correcto o incorrecto. Muchos elementos naturales son perjudiciales como, por ejemplo, las setas venenosas. Hay conductas naturales que son lesivas y dañinas, como es el caso de la depredación y el canibalismo. Que algo sea natural no significa que no sea perjudicial o que sea inmoral, o ambas categorías a la vez.

Lo que otros animales —u otros humanos— hagan, por el simple hecho de que lo hagan, no es algo relevante para establecer lo que moralmente está bien o o que está mal. Por el simple hecho de que una conducta sea habitual en la naturaleza, o en nuestra sociedad, no implica que sea éticamente buena o mala. Lo único que nos indica esto es que se realiza de manera frecuente o espontánea. Los asesinatos y las violaciones sexuales son conductas habituales que, por desgracia, ocurren todos los días.

Muchos animales —incluyendo por supuesto a los humanos— agreden y matan para comer y coaccionan sexualmente a otros individuos. El comportamiento de los demás individuos no es una base racional para establecer lo que moralmente está bien hacer. 

Es la ética, fundamentada en la lógica, lo que nos indica la diferencia entre el bien y el mal. Por ética entendamos la igual consideración y respeto a todos los individuos sintientes y sus intereses básicos. Ésta es la base moral de los Derechos Animales.

En cuanto a la sexualidad, lo único moralmente relevante a tener cuenta es si se trata de un acto consentido, por alguien que puede dar su consentimiento consciente, y si no viola la seguridad física de nadie. Todo lo demás sería una cuestión puramente privada. Intentar atacar a la homosexualidad alegando que "no es natural" sería tan absurdo como reivindicar su legitimidad apelando al mismo criterio de naturalidad. Nada de esto tiene que ver con su moralidad.

El simple hecho de que algo sea "natural" no lo convierte en moralmente aceptable. Entiendo que para determinar racionalmente la moralidad de un acción hay que basarse en si cumple unos criterios lógicos básicos; en si se realiza con el consentimiento libre y voluntario de los individuos implicados; y en si causa un beneficio o perjuicio a todos aquellos que se puedan ver directamente afectados por dicha acción.

A menudo se alega también que la homosexualidad no es aceptable porque no es practicada por la mayoría de la población, que es heterosexual. Pero aunque una opinión, creencia o costumbre sea mayoritariamente sostenida por la mayoría de la población esto no implica que dicha opinión sea verdadera de hecho o moralmente aceptable. La pretensión de sostener que algo es verdadero o bueno sólo porque mucha gente lo haga o lo crea así es una falacia lógica

Aunque la mayoría de la gente estuviera convencida de que vivimos en una Tierra plana, esa mayoría no daría un solo ápice de veracidad a dicha creencia. La verdad de una creencia únicamente está relacionado con su correspondencia a los hechos empíricos comprobados y a los principios básicos de la lógica.

Otras veces se dice que la homosexualidad no es aceptable porque es intrínsecamente estéril. Pero en este caso ocurre que tampoco tiene ninguna relevancia moral si determinada conducta tiene un supuesto propósito evolutivo. Esto último sería volver a caer en la falacia de que algo es bueno sólo porque es "natural".

La moralidad de la homosexualidad no tiene que ver con que sea "natural" o no, sino solamente con el hecho de que no implique un daño intencionado y se realice con el consentimiento libre e informado de los participantes. Exactamente el mismo criterio que debe seguir la heterosexualidad. La heterosexualidad no es moralmente aceptable a menos que se lleve a cabo con el consentimiento libre e informado entre adultos, y no implique un daño o perjuicio intencionado. Lo mismo vale, por lo general, para cualquier tendencia sexual.

Resulta ridículo ver a menudo que las posturas homófobas traten de reivindicarse apelando a la naturaleza pero que cuando su argumento de que la homosexualidad no es natural se evidencia insostenible acaben diciendo que precisamente el hecho de que otros animales practiquen la homosexualidad es una razón para proscribirla, ya que de lo contrario estaremos rebajándonos a comportarnos "como animales". Primero dicen que la naturaleza es la norma y, cuando el argumento falla, a continuación alegan que comportarse de forma natural es despreciable.

Aquí vemos la misma pauta ilógica que siguen la posturas especistas que tratan primero de justificar nuestra explotación sobre los demás animales alegando que utilizar animales es algo "natural", porque es algo que otros animales también hacen, pero cuando se les demuestra que el canibalismo también es natural —y por lo tanto, según su criterio, debería ser algo aceptable— acaben diciendo que el canibalismo no es aceptable porque nos rebajaría a comportarnos como "animales".

La discriminación heterosexista supone un problema serio que afecta directamente a la vida de millones de homosexuales —y en general a personas que no encajan en la sexualidad tradicional. En el fondo todas las mentalidades opresoras siguen la misma estructura básica. Lo único que diferencia la homofobia del racismo o el especismo es una determinada característica de las víctimas que no coincide con el paradigma establecido. Individuos discriminados y oprimidos por no ser heterosexuales, o por no ser de la raza indicada, o por no ser humanos. Todos ellos, todos nosotros, seres que sienten, que sufren, que tienen intereses propios, que aspiran a disfrutar libremente de su vida y su bienestar. 

Sólo cuando comprendamos que lo único que importa es la la capacidad de sentir, y no la raza, la especie o la orientación sexual, y actuemos en consecuencia; sólo entonces dejaremos de causar víctimas inocentes cuyo único delito fue ser diferentes en su aspecto, o en su orientación sexual, o en su inteligencia o en su forma de comunicarse

19 de octubre de 2012

Incoherencia manifiesta


GRANJAS DE ESCLAVOS

La organización proteccionista FAADA ha organizado una campaña en contra del uso de animales nohumanos en el ámbito de la publicidad. Pero esta iniciativa incurre en una serie de defectos que suelen ser habituales de las campañas animalistas:

bienestaristas: sólo les importa el bienestar de las víctimas pero no cuestionan la dominación y esclavitud sobre ellas.
* monotemáticas: se focalizan injustificadamente en un uso específico de animales nohumanos ignorando el resto de la explotación animal.
* especistas: discriminan de la igual consideración y respeto moral a otros animales sólo por no ser humanos, o que discriminan entre seres sintientes en función de su especie.
En referencia a un caso que evidencia de manera clara estos errores, les escribí lo siguiente:
"Me fijo que aplaudís este anuncio publicitario de Mantequerías Arias por no haber usado animales nohumanos en él, cuando resulta que el anuncio está promoviendo el consumo de queso animal (!). Les decís: "Os ha quedado fantástico y ¡sin sufrimiento animal! ¡Felicidades." Pero ¿acaso los animales esclavizados para robarles su leche no sufren su explotación? 
Al igual que todas las campañas monotemáticas podemos ver una incoherencia manifiesta: preocuparse de ciertos usos de ciertos animales nohumanos, y no de todos. Pero la realidad es que todos los animales esclavizados para consumo humano también sufren y son dañados de múltiples maneras. 
No tenemos ninguna necesidad ni justificación moral para usarles o causarles sufrimiento. Ni tampoco tenemos justificación para discriminar entre las diferentes formas de usarles. Simplemente no es justo, no es ético, usarles para ningún propósito o fin."
Su respuesta a mi mensaje fue la siguiente:
"Entendemos perfectamente tu opinión, y de hecho, FAADA (que es quién promueve la campaña ADnimalsfree) expone el abuso de los animales de granja en su web. Pero la campaña ADnimalsfree va especialmente dirigida al sector de la publicidad y es en este sentido en el que trabaja. Cuando felicitamos el anuncio, estamos felicitando no solo a la empresa sino a la agencia de publicidad, la productora y sus profesionales. Esperamos entiendas nuestro punto de vista."
Y aquí se puede leer mi réplica al respecto:
"No dudo de que entendáis mi opinión. Pero es obvio que no la compartís. Porque lo que yo estoy denunciando no son los "abusos" dentro de la explotación animal, sino que estoy afirmando que la explotación animal en sí misma es un abuso, sin importar la manera en que se haga o el propósito que se busque. Igual que la esclavitud de seres humanos es inmoral sin importar sus condiciones o el fin que se busque al practicarla. Los demás animales merecen el mismo respeto que deseamos para nosotros, sin importar su especie. Lo único que importa es que son individuos que sienten.  
Aparte ¿Por qué razón el sector de la publicidad merece una atención específica o preferente? Si entendemos que está mal causar deliberadamente daño, dolor o muerte a otros animales para que nosotros consigamos un beneficio con ello entonces no importa  para qué finalidad concreta lo hagamos. Este anuncio en cuestión que estáis elogiando sirve específicamente para promocionar el consumo de explotación animal. Y lo estáis felicitando y apoyando, diciendo que en él "no hay sufrimiento animal" cuando en realidad sí hay sufrimiento detrás de los productos que provienen de la explotación. Este anuncio está promocionando directamente el consumo de la esclavitud a la que hemos sometido a los demás animales. 
Pongamos como analogía que un violador sexual hubiera utilizado condones con el fin de no contagiar o contagiarse de enfermedades de transmisión sexual. Y no sólo eso sino que después de haber consumado su crimen, hubiera tirado dichos condones a una papelera de reciclaje de plástico. ¿Os parecería correcto que alguien que informara sobre las actividades de este violador elogiara su responsabilidad al usar condones y tirarlos a una papelera de reciclaje? ¿Os parecería coherente que una organización de Derechos Humanos felicitara a un violador sexual por usar y reciclar condones, ignorando el crimen de violación que ha cometido?  
Un abuso es hacer cualquier uso de alguien sin su consentimiento para conseguir un fin. Todo uso de animales nohumanos es un abuso. No nos han dado su consentimiento para que les usemos. Por lo tanto, hacer uso de ellos para conseguir nuestros fines es una práctica contraria a la ética básica. Lo único que nos impide darnos cuenta de esto es el especismo. Nuestro prejuicio de que los animales nohumanos son seres inferiores que existen para nuestro servicio. Si no cuestionamos y refutamos este prejuicio entonces lo que único que estaremos haciendo es poner parches a un problema que no dejará de tener consecuencias nefastas y terribles para los demás animales. 
El problema de raíz es nuestra mentalidad especista. Los abusos que se cometen contra otros animales son la consecuencia directa de esta mentalidad. Si no rechazamos esta mentalidad en nosotros mismos y ayudamos a los demás a que comprendan y rechacen igualmente este prejuicio, entonces las injusticias que cometemos contra los más indefensos no dejarán de sucederse jamás. 
Espero que entendáis que yo no cuestiono vuestra preocupación y compromiso con la situación que padecen los otros animales. Pero igualmente espero que entendáis que hay defectos éticos en un planteamiento que no cuestiona la esclavitud sino solamente la forma en que dicha esclavitud se realiza. Apelo a vuestra razón y a vuestra preocupación moral, del mismo modo que hacéis vosotros en vuestras campañas, para que reflexionéis sobre este problema y ayudéis a ponerle fin."
Podemos ver que a los integrantes de FAADA les preocupa evitar el sufrimiento, ciertos abusos y daños que les provocamos a otros animales. Pero no están en contra del hecho mismo de que usemos animales no humanos para fines humano. Están en contra de que les dañemos o hagamos sufrir excesivamente, pero no cuestionan nuestra dominación sobre los otros animales. Es aquí donde reside nuestro error fundamental en la relación que hemos establecido con los demás animales.

Por supuesto no pretendo quitarle importancia al uso de animales nohumanos en publicidad. Considero que cualquier forma de explotación animal es igualmente injusta y denunciable. Los puntos que he expuesto anteriormente no son una crítica destructiva. No es mi intención destruir, sino corregir y mejorar para que se conciencie contra cualquier uso de animales nohumanos. Porque si no es una campaña vegana entonces no es una campaña justa.

Yo no estoy de acuerdo con que debamos hacer ninguna campaña específica sobre algún uso concreto de animales, sino que directamente deberíamos denunciar el especismo y promover el veganismo. Podemos hablar de cuestiones como la tauromaquia o la explotación de animales para comida, pero como una forma de concienciar en general sobre el respeto a todos los animales, sobre el veganismo, no como una forma de focalizarnos en un uso específico, porque cualquier forma de explotación animal es igualmente injusta.

La razón por la que el activismo vegano se centra en algunas cuestiones —alimentación, vestimenta, entretenimiento— no se debe a que considere que son más importantes que otras sino a se trata de ámbitos en los que más no-humanos son explotados y a que son prácticas que existen directamente gracias a la demanda y apoyo de la gente. Si la gente no las demandara no existirían. Es decir, no dependen de decisiones de unos pocos individuos aislados, sino que son actividades de explotación en donde todos y cada uno de nosotros podemos tener un impacto directo aquí y ahora.

Estoy de acuerdo en que la publicidad es un ámbito en donde también se debe concienciar y de hecho no deberíamos apoyar ninguna película o filmación en donde se usen animales nohumanos. Pero esto debe formar parte de un mensaje general a favor del veganismo y en contra del especismo. Esta campaña no denuncia el especismo sino que adopta un criterio especista. Felicita una campaña publicitaria que no ha usado animales no humanos pero que promueve el consumo de explotación animal 

En todo caso, es bueno, creo yo, que podamos dialogar civilizadamente de estas cuestiones aunque no estemos de acuerdo necesariamente en todos los puntos, incluso en uno tan básico e importante como es el principio moral de que no debemos utilizar a los demás animales para nuestros fines, y que nuestro activismo debe basarse en el cuestionamiento directo del especismo y la explotación animal.

11 de octubre de 2012

Carl Sagan y la cuestión del especismo



«Los cambios fundamentales en las sociedades son muchas veces etiquetados como impracticables o contrarios a la naturaleza humana. […] Pero los cambios fundamentales claramente pueden hacerse, estamos rodeados de ellos. En los dos últimos siglos, la esclavitud que estuvo con nosotros durante miles de años ha sido casi completamente eliminada en una rápida revolución mundial. La mujer, sistemáticamente maltratada durante milenios, está gradualmente recuperando el poder político y económico que tradicionalmente se le negaba.» Carl Sagan

Esta nota está dedicada a un gran científico y excepcional divulgador de la ciencia, Carl Sagan, cuyo trabajo siempre he admirado mucho desde que era niño y vi el documental Cosmos en televisión. En general, recomiendo su obra a cualquier persona interesada en la ciencia, en el escepticismo racional y el pensamiento crítico en general

¿Por qué mencionar a Sagan en un blog de temática vegana y filosofía moral? Veamos por qué.

Durante gran parte de su trayectoria, Carl Sagan ha cuestionado la racionalidad del antropocentrismo y en ocasiones ha clamado porque extendamos nuestra consideración moral hacia otros animales. Estos últimos años que he estado releyendo sus libros he tenido la ocasión de apreciar algunas reflexiones bastante acertadas.

Por ejemplo, en su genial obra «El mundo y sus demonios» Sagan afirmaba:

«Algunas costumbres de nuestra era serán consideradas sin duda bárbaras por generaciones posteriores: quizá nuestra insistencia en que los niños pequeños e incluso bebés duerman solos y no con sus padres; o quizá la excitación de pasiones nacionalistas como medio de conseguir la aprobación popular y alcanzar un alto cargo político; o permitir el soborno y la corrupción como medio de vida; o tener animales domésticos; o comer animales y enjaular chimpancés; o penalizar el uso de euforizantes para adultos; o permitir que nuestros hijos crezcan en la ignorancia.»



Sagan fue bastante crítico con la vivisección, especialmente en el caso de los primates no humanos, lo que le llevó a apoyar el Proyecto Gran Simio. Se daba cuenta de que había una fuerte arbitrariedad en la exclusión de otros animales de la comunidad moral. En Los Dragones del Edén podemos leer:

«Si los chimpancés son criaturas que tienen conciencia de sus actos, capaces de realizar abstracciones, ¿por qué no poseen lo que hasta hoy se ha dado en llamar un estatuto de los derechos humanos? ¿Qué grado de inteligencia ha de alcanzar un chimpancé para que su muerte se catalogue jurídicamente como un asesinato?»

El problema es que a pesar de advertir el error del antropocentrismo no por ello Sagan estaba exento de caer en ese antropocentrismo o chovinismo humano que él mismo denunciaba. Poco después argumentaba:

«Es indudable que la humanidad de un ser no viene determinada por el hecho de que sea capaz de sentir dolor o emociones intensas, ya que entonces deberíamos extender ese criterio a los animales a los que damos muerte gratuitamente.»

Esto es lo que en teoría de la argumentación se conoce como falacia ad hoc. En este caso, se rechaza que la sensibilidad sea el criterio de consideración moral puesto que de aceptar ese criterio supondría rechazar el antropocentrismo moral que ya tenemos inculcado previamente y tendríamos que incluir en la comunidad moral al resto de animales sintientes. Como el propio Sagan escribe un poco más adelante en relación a otra cuestión:

«Bien sea por una especie de chovinismo humano, bien por un antropocentrismo moral mal entendido, muchos sujetos no acaban de aceptar esa posibilidad.»

Precisamente en su libro «Sombras de antepasados olvidados» señalaba:

«Los hombres —que esclavizan y castran a otros animales, hacen experimentos en ellos, y los convierten en filetes— tienen una tendencia comprensible a imaginar que los animales no sienten dolor.

Es esencial que exista una distinción clara entre hombres y 'animales' para poder doblegarlos a nuestra voluntad , conseguir que trabajen para nosotros, llevarlos puestos, comerlos... sin ningún sentimiento de culpa o de pena.

Estos seres, podemos decir, no son como nosotros. Un abismo insalvable ha desempeñado así una función práctica aparte de halagar los egos humanos. La formulación que Darwin dio a esta respuesta fue: "No deseamos considerar como iguales a aquellos animales que hemos convertido en nuestros esclavos.»

A pesar de todo, Sagan nunca asumió que los demás animales fueran respetados desde la igual consideración, sino que abogó por una explotación "'humanitaria'. No obstante, el hecho de que reflexionara públicamente sobre ello, en una época en que todavía la cuestión animalista apenas estaba presente, le aporta un especial interés a su obra y es otro rasgo que acrecienta la peculiaridad de su legado.

En el tramo final de su vida, mientras afrontaba su grave enfermedad, reflexionaba sobre la cuestión moral de los animales en un artículo recopilado en el libro «Miles de Millones»:

«En mis textos he tratado de mostrar cuan estrechamente emparentados estamos con otros animales, qué cruel es infligirles dolor y qué bancarrota moral significa matarlos para, por ejemplo, fabricar lápices de labios.

Aun así, como señaló el doctor Thomas al recibir su premio Nobel: «El injerto de médula no podría haber logrado aplicación clínica sin la investigación en animales, primero con roedores endógamos y luego con especies exógamas, sobre todo el perro.» Esta cuestión me crea un gran conflicto, ya que de no haber sido por la investigación con animales hoy no estaría vivo.»

Ahora bien, es muy cuestionable concluir que utilizar a otros animales sea necesario e inevitable. Es un hecho que existen muchas técnicas de investigación y terapia que no implican usar a los animales no humanos.

Además, si la necesidad justificara usar animales en experimentos entonces justificaría igualmente hacer lo mismo con seres humanos. Si alguno de nosotros necesitáramos un trasplante para poder seguir viviendo y no existiera otra forma de conseguir el órgano que necesitamos para continuar con vida que matando a otro humano que no tiene culpa de nuestra situación ¿estaría justificado que lo hiciéramos? Por supuesto que no. Nuestro interés en vivir no puede estar por encima del interés en vivir de otros. En esto consiste el principio de gualdad que fundamenta la ética.

Por otro lado, no hay una justificación moral que nos legitime a usar a otros animales sin su consentimiento para satisfacer nuestros deseos y necesidades. Cualquier razón que aleguemos valdrá igualmente para hacer exactamente lo mismo con otros seres humanos. ¿Por qué aplicar un criterio moral diferente para los humanos y otro para los animales? Solamente podemos apelar a un prejuicio especista para discriminar entre humanos y otros animales que sienten y tienen nuestros mismos intereses básicos.

En fin, tal vez sirva esta nota para promover la obra de Sagan, y hacer ver que la ciencia y el pensamiento racional no se oponen al veganismo sino que, al contrario, la razón y la ciencia fundamentan y apoyan la ética de Derechos Animales.


 

8 de octubre de 2012

La tauromaquia


«En primer lugar, el que algo —una fiesta, una costumbre, una organización social— sea tradicional no basta para justificarlo. A este tenor, cabría abogar por toda clase de estupideces y majaderías fundándose en que están sancionadas por la tradición. En segundo lugar, lo que se llama tradición es cosa muy discutible. En cualquier comunidad un poco desarrollada culturalmente no hay sólo una, sino varias tradiciones. Tercero, se proclama a menudo que algo es tradicional porque arranca de un pasado juzgado remoto —aunque pueda ser relativamente reciente. Los conservadores, por ejemplo, defienden lo que llaman la tradición, pero en verdad lo que defienden es un modo de ser, un modo de actuar, un modo de organizarse, etcétera, que surgieron en algún momento de la historia y que en aquel momento no eran en modo alguno tradicionales, sino nuevos —y hasta revolucionarios.» José Ferrater Mora


Si se le pregunta a un animalista o a un antitaurino qué es la tauromaquia lo más probable es diga 'tortura' para calificarla.

Sin embargo, el término 'tortura' solamente se refiere al hecho de infligir deliberadamente un sufrimiento a la víctima, pero a la tauromaquia no se le puede aplicar, apropiadamente hablando, el concepto de tortura —causar sufrimiento a un individuo con el deliberado propósito de causarlo para obtener un beneficio a su costa— puesto que el objetivo principal de la tauromaquia no es la intención deliberada de provocar sufrimiento.

La finalidad de la tauromaquia es la misma que la de cualquier otro uso de animales: obtener un beneficio para los humanos; satisfacer un deseo o conseguir un propósito, sin el consentimiento de los animales utilizados para ello y a costa de de dañar su libertad, su salud y su vida.

La existencia de la tauromaquia, al igual que el resto de la explotación animal, no se explica en base a que los humanos sean crueles por naturaleza —a pesar de que hay casos de individuos que sí lo son— sino al hecho de haber sido educados de manera especista y así haber asumido la creencia que que utilizar a un animal es algo totalmente normal y aceptable para conseguir ciertos fines: alimento, vestimenta, diversión.

La tauromaquia es un ritual, en donde se escenifica y celebra la dominación y pretendida superioridad del ser humano sobre los demás animales. El hombre como amo y señor del resto de animales. En la práctica no es diferente de lo que ocurre en los mataderos a puerta cerrada.

Si esto se hiciera lo mismo con seres humanos se consideraría un asesinato. Pero como las víctimas no son humanas se las discrimina de la consideración moral, a pesar de que los otros animales son seres capaces de sentir, y tienen deseos y voluntad propia.

La tauromaquia es un ejemplo público de nuestra relación con los demás animales: una relación basada en la explotación, en el sometimiento de quienes son más débiles o no pueden defenderse. Los usamos como recursos y productos, ignorando que ellos no son objetos sino que son individuos que sienten y tienen intereses.

Igual que en el pasado discriminamos y explotamos a otros humanos sólo por no ser de nuestra raza [racismo] en la actualidad seguimos discriminando y explotando a otros animales sólo por no ser de nuestra especie: especismo.

En ambos casos nos basamos en características irrelevantes, e ignoramos los deseos y el sufrimiento de las víctimas. Les negamos el mismo respeto que deseamos para nosotros mismos por el mero hecho por ser diferentes en características que no tienen que ver con la capacidad de sentir o por no tener un aspecto parecido al nuestro.

¿Realmente como individuos agrupados en sociedad hemos progresado moralmente o sólo hemos sofisticado nuestras prácticas ancestrales? Aparte de los graves enfrentamientos entre seres humanos; seguimos explotando a los demás animales para nuestros fines. Seguimos matándolos para comer sus cuerpos o para vestirnos con trozos de su piel, o nos entretenemos a costa de ellos mediante el sometimiento o la agresión.

En lo que respecta a la consideración de los demás animales —que aunque no sean humanos experimentan sensaciones, emociones, deseos y tienen voluntad propia— apenas hemos evolucionado y progresado desde hace miles de años.

Sin embargo, también es un hecho que podemos cuestionar y cambiar la inercia especista en la que vivimos y hemos sido educados. Podemos, y debemos, respetar a los demás animales. Ese respeto empieza necesariamente en el veganismo.

No tenemos ninguna necesidad de usar a otros animales para poder vivir, estar sanos y disfrutar de nuestra vida. Y no tenemos justificación ética que nos legitime para hacer a otros lo que no querríamos que nadie nos hiciera a nosotros. Veganismo significa reconocer a los individuos no humanos como personas y no como objetos. Es el respeto básico que todos deseamos para nosotros mismos.

El hecho de que la tauromaquia no sea moralmente diferente de cualquier otro uso de animales no humanos implica que no tiene justificación que nos centremos en denunciar sólo la tauromaquia e ignoremos el resto de la explotación animal.

La forma correcta y efectiva de abolir la tauromaquia, y toda forma de explotación animal, consiste en ir a la raíz del problema: la mentalidad especista que considera que los demás animales son seres inferiores que existen para nuestro beneficio. Esto es lo que permite y motiva nuestra violencia contra ellos.

Mientras no consigamos que este paradigma moral especista que impera en nuestra sociedad sea cuestionado y rechazado, no conseguiremos evitar que sus consecuencias se sigan sucediendo.

3 de octubre de 2012

El respeto por los derechos




«Poseer derechos morales es tener un tipo de protección que podemos describir como una señal invisible de «prohibido el paso». ¿Qué prohíbe esta señal? Dos cosas. Primera: los demás no son moralmente libres para hacemos daño; decir esto es decir que los demás no son libres para quitam os la vida o dañar nuestro cuerpo a su antojo. Segunda, los demás no son m oralmente libres para dificultar nuestra libre elección; decir esto es decir que los demás no son libres para limitar nuestra libre elección a su antojo. En ambos casos, la señal de «prohibido el paso» pretende proteger nuestros bienes más importantes [nuestra vida, nuestro cuerpo, nuestra libertad] limitando moralmente la libertad de los demás.» ~ Tom Regan

En ocasiones se intenta exponer como objeción a la idea de los Derechos Animales, la circunstancia de que los animales nohumanos no respetan, de hecho, los derechos de otros animales o que no tienen capacidad para respetar nuestros derechos.

La primera objeción señala un hecho que, al menos en parte, resulta cierto. Sabemos que hay animales nohumanos que matan, comen y agreden a otros animales. No es cierto que absolutamente todos ellos se comporten de esa manera, aunque no es una práctica excepcional sino más bien habitual.

Pero pensemos un momento en lo siguiente:

Sabemos que los otros animales por lo general no tienen capacidad para ser moralmente conscientes de sus actos, y actuar en consecuencia éticamente. Aunque algunos de ellos sí dispongan de cierta empatía y un sentido moral muy básico. 


Nosotros en cambio disponemos de una conciencia moral desarrollada. Sin embargo, todos los días, miles de seres humanos violan los derechos de otros humanos —y de otros animales. El asesinato, la violación, el secuestro, el acoso, la explotación,... no son prácticas excepcionales sino, por desgracia, frecuentes en el contexto humano.

Se dice que no debemos reconocer derechos a otros animales porque ellos no respetan nuestros derechos o porque ellos no pueden respetar nuestros derechos. 

¿Del hecho de que haya seres humanos violen los derechos de otros humanos, o carezcan de una conciencia moral desarrollada, se puede por tanto derivar razonablemente que los humanos no deben tener reconocidos una serie de derechos fundamentales? Si ese mismo tipo de objeción es válido para cuestionar la idea de que debemos reconocer derechos a otros animales entonces por lógica también debería valer igualmente para objetar que reconozcamos derechos a los humanos.


Cada día constatamos como muchos seres humanos violan sistemáticamente los derechos de otros humanos. Si ese argumento fuera válido entonces simplemente no podríamos tampoco reconocer derechos a los humanos, ya que muchos de ellos no respetan los derechos de otros individuos.

Asimismo, también sucede que muchos humanos carecen de la capacidad para ser moralmente conscientes de sus actos y respetar nuestros derechos: bebés, discapacitados mentales, ancianos seniles,... No obstante, no consideramos que por ello deban carecer de una serie de derechos básicos —como el derecho a no ser propiedad. Si esta eventualidad no es válida para objetar el reconocimiento de derechos a seres humanos entonces tampoco puede valer para otros animales. Tal y como ya aclaraba el profesor Tom Regan:

«Se nos podría objetar que como los demás animales no respetan nuestros derechos entonces nosotros no tenemos obligación de respetar los suyos. Sin embargo, hay muchos seres humanos que tienen derechos pero que son incapaces de respetar los derechos de otros. Los niños pequeños, los trastornados o discapacitados mentales de todas las edades; en esos casos no alegamos que esté bien el tratarlos como herramientas o recursos porque ellos no tienen en cuenta nuestros derechos. Al contrario, reconocemos que tenemos el deber de tratarlos con respeto. Lo que es verdad en esos casos concernientes a seres humanos no lo es menos en los casos que conciernen a otros animales.»

Un derecho conlleva una obligación para el que está obligado a respetar ese derecho. Pero poseer un derecho no implica una obligación. Por ejemplo, los bebés humanos tienen derechos pero carecen de obligaciones. Un derecho es básicamente una forma anticonsecuencialista de proteger un interés. Por tanto, para tener un derecho sólo es requisito necesario poseer el interés que ese derecho protege; por ejemplo: el derecho a la vida proteger el interés en continuar viviendo.

Muchos humanos no tienen capacidad de cumplir ninguna obligación moral; no sólo los bebés sino también los discapacitados mentales y los ancianos seniles, y nunca podrán tener la capacidad de tener obligaciones. Sin embargo, siguen teniendo derechos básicos. La posesión de derechos fundamentales se basa en la capacidad de tener intereses; no en la capacidad de cumplir obligaciones. 

Si los demás animales son individuos con intereses entonces ninguna razón justifica tratarlos a ellos y a sus intereses en forma distinta a como tratamos moralmente los nuestros. No hay ninguna razón que justifique tratarlos de forma diferente en lo que se refiere a la consideración moral básica que nos aplicamos a nosotros mismos.


El motivo por el que los discriminamos injustamente a otros animales tiene su causa en el prejuicio del especismo: esa visión que considera que los otros animales que no son humanos existen para nuestro uso y beneficio. Una mentalidad que no es diferente de aquella que dice que los negros son inferiores y existen para servir a los blancos, o que las mujeres deben vivir sometidas a los varones. Simplemente un grupo de individuos tiene la suficiente fuerza para dominar a otros y beneficiarse de esa dominación. 

Digámoslo claro: nuestra relación con los demás animales se basa meramente en que tenemos el poder de dominar sus vidas para satisfacer nuestros deseos. Los tratamos como objetos, ignorando deliberadamente que ellos son individuos que sienten, que tienen sus propios intereses: ellos son personas no humanas. Y cuando participamos en su explotación estamos participando en la violación de sus derechos. 

Decimos que ellos no pueden tener derechos reconocidos porque violan los derechos de otros individuos, pero, ¿qué derechos violan los cerdos, vacas, pollos,... que viven encerrados en las granjas antes de ser llevados al matadero? ¿Qué derechos violan los ratones forzados a ser usados como objeto de experimentación? ¿Qué derechos ha violado la oveja esclavizada de por vida? Somos nosotros quienes violamos sus derechos cuando los utilizamos como nuestra propiedad.

Es cierto que los derechos implican obligaciones; pero el hecho de que todos los seres sintientes tengan derechos básicos implica que quienes somos agentes morales —quienes somos responsables de nuestros actos— tenemos la obligación de respetarlos. Ésa es la implicación esencial entre derechos y deberes.

Hay un derecho que no existe: el derecho a usar a los demás animales para nuestros fines o el derecho a infligirles daño, sufrimiento o muerte por el mero hecho de obtener un beneficio a costa de sus vidas y su libertad. No es que hayamos perdido ese supuesto derecho por haber abusado de él —en realidad cualquier forma de explotación animal es un abuso en sí misma— sino que nunca lo hemos tenido. Igual que los blancos nunca han tenido el derecho a someter a los negros o los varones nunca han tenido el derecho de someter a las mujeres.