3 de octubre de 2012

El respeto por los derechos




«Poseer derechos morales es tener un tipo de protección que podemos describir como una señal invisible de «prohibido el paso». ¿Qué prohíbe esta señal? Dos cosas. Primera: los demás no son moralmente libres para hacemos daño; decir esto es decir que los demás no son libres para quitam os la vida o dañar nuestro cuerpo a su antojo. Segunda, los demás no son m oralmente libres para dificultar nuestra libre elección; decir esto es decir que los demás no son libres para limitar nuestra libre elección a su antojo. En ambos casos, la señal de «prohibido el paso» pretende proteger nuestros bienes más importantes [nuestra vida, nuestro cuerpo, nuestra libertad] limitando moralmente la libertad de los demás.» ~ Tom Regan

En ocasiones se intenta exponer como objeción a la idea de los Derechos Animales, la circunstancia de que los animales nohumanos no respetan, de hecho, los derechos de otros animales o que no tienen capacidad para respetar nuestros derechos.

La primera objeción señala un hecho que, al menos en parte, resulta cierto. Sabemos que hay animales nohumanos que matan, comen y agreden a otros animales. No es cierto que absolutamente todos ellos se comporten de esa manera, aunque no es una práctica excepcional sino más bien habitual.

Pero pensemos un momento en lo siguiente:

Sabemos que los otros animales por lo general no tienen capacidad para ser moralmente conscientes de sus actos, y actuar en consecuencia éticamente. Aunque algunos de ellos sí dispongan de cierta empatía y un sentido moral muy básico. 


Nosotros en cambio disponemos de una conciencia moral desarrollada. Sin embargo, todos los días, miles de seres humanos violan los derechos de otros humanos —y de otros animales. El asesinato, la violación, el secuestro, el acoso, la explotación,... no son prácticas excepcionales sino, por desgracia, frecuentes en el contexto humano.

Se dice que no debemos reconocer derechos a otros animales porque ellos no respetan nuestros derechos o porque ellos no pueden respetar nuestros derechos. 

¿Del hecho de que haya seres humanos violen los derechos de otros humanos, o carezcan de una conciencia moral desarrollada, se puede por tanto derivar razonablemente que los humanos no deben tener reconocidos una serie de derechos fundamentales? Si ese mismo tipo de objeción es válido para cuestionar la idea de que debemos reconocer derechos a otros animales entonces por lógica también debería valer igualmente para objetar que reconozcamos derechos a los humanos.


Cada día constatamos como muchos seres humanos violan sistemáticamente los derechos de otros humanos. Si ese argumento fuera válido entonces simplemente no podríamos tampoco reconocer derechos a los humanos, ya que muchos de ellos no respetan los derechos de otros individuos.

Asimismo, también sucede que muchos humanos carecen de la capacidad para ser moralmente conscientes de sus actos y respetar nuestros derechos: bebés, discapacitados mentales, ancianos seniles,... No obstante, no consideramos que por ello deban carecer de una serie de derechos básicos —como el derecho a no ser propiedad. Si esta eventualidad no es válida para objetar el reconocimiento de derechos a seres humanos entonces tampoco puede valer para otros animales. Tal y como ya aclaraba el profesor Tom Regan:

«Se nos podría objetar que como los demás animales no respetan nuestros derechos entonces nosotros no tenemos obligación de respetar los suyos. Sin embargo, hay muchos seres humanos que tienen derechos pero que son incapaces de respetar los derechos de otros. Los niños pequeños, los trastornados o discapacitados mentales de todas las edades; en esos casos no alegamos que esté bien el tratarlos como herramientas o recursos porque ellos no tienen en cuenta nuestros derechos. Al contrario, reconocemos que tenemos el deber de tratarlos con respeto. Lo que es verdad en esos casos concernientes a seres humanos no lo es menos en los casos que conciernen a otros animales.»

Un derecho conlleva una obligación para el que está obligado a respetar ese derecho. Pero poseer un derecho no implica una obligación. Por ejemplo, los bebés humanos tienen derechos pero carecen de obligaciones. Un derecho es básicamente una forma anticonsecuencialista de proteger un interés. Por tanto, para tener un derecho sólo es requisito necesario poseer el interés que ese derecho protege; por ejemplo: el derecho a la vida proteger el interés en continuar viviendo.

Muchos humanos no tienen capacidad de cumplir ninguna obligación moral; no sólo los bebés sino también los discapacitados mentales y los ancianos seniles, y nunca podrán tener la capacidad de tener obligaciones. Sin embargo, siguen teniendo derechos básicos. La posesión de derechos fundamentales se basa en la capacidad de tener intereses; no en la capacidad de cumplir obligaciones. 

Si los demás animales son individuos con intereses entonces ninguna razón justifica tratarlos a ellos y a sus intereses en forma distinta a como tratamos moralmente los nuestros. No hay ninguna razón que justifique tratarlos de forma diferente en lo que se refiere a la consideración moral básica que nos aplicamos a nosotros mismos.


El motivo por el que los discriminamos injustamente a otros animales tiene su causa en el prejuicio del especismo: esa visión que considera que los otros animales que no son humanos existen para nuestro uso y beneficio. Una mentalidad que no es diferente de aquella que dice que los negros son inferiores y existen para servir a los blancos, o que las mujeres deben vivir sometidas a los varones. Simplemente un grupo de individuos tiene la suficiente fuerza para dominar a otros y beneficiarse de esa dominación. 

Digámoslo claro: nuestra relación con los demás animales se basa meramente en que tenemos el poder de dominar sus vidas para satisfacer nuestros deseos. Los tratamos como objetos, ignorando deliberadamente que ellos son individuos que sienten, que tienen sus propios intereses: ellos son personas no humanas. Y cuando participamos en su explotación estamos participando en la violación de sus derechos. 

Decimos que ellos no pueden tener derechos reconocidos porque violan los derechos de otros individuos, pero, ¿qué derechos violan los cerdos, vacas, pollos,... que viven encerrados en las granjas antes de ser llevados al matadero? ¿Qué derechos violan los ratones forzados a ser usados como objeto de experimentación? ¿Qué derechos ha violado la oveja esclavizada de por vida? Somos nosotros quienes violamos sus derechos cuando los utilizamos como nuestra propiedad.

Es cierto que los derechos implican obligaciones; pero el hecho de que todos los seres sintientes tengan derechos básicos implica que quienes somos agentes morales —quienes somos responsables de nuestros actos— tenemos la obligación de respetarlos. Ésa es la implicación esencial entre derechos y deberes.

Hay un derecho que no existe: el derecho a usar a los demás animales para nuestros fines o el derecho a infligirles daño, sufrimiento o muerte por el mero hecho de obtener un beneficio a costa de sus vidas y su libertad. No es que hayamos perdido ese supuesto derecho por haber abusado de él —en realidad cualquier forma de explotación animal es un abuso en sí misma— sino que nunca lo hemos tenido. Igual que los blancos nunca han tenido el derecho a someter a los negros o los varones nunca han tenido el derecho de someter a las mujeres.

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