25 de noviembre de 2013

La coherencia no es dogmatismo: el caso Grimes



Navegando por la Red me he encontrado con una noticia relativa a una polémica sobre una cantante pop llamada Claire Boucher —y que atiende al nombre artístico de Grimes— después de que manifestara que a pesar de considerarse vegana, iba a tomarse un "día libre" para poder comer helado hecho con leche de vaca. Lo cual ha originado cierto revuelo en las redes sociales. Aquí cito parte de la noticia:

«La artista canadiense se ha visto envuelta en una polémica algo absurda después de que avisase a través de su Tumblr de que “hacía una pausa de un día del veganismo” por algo tan prosaico como querer probar el nuevo sabor que ha lanzado la marca de helados Ben & Jerry’s, bautizado como "Scotchy, Scotch Scotch".

"Esa decisión parece que no sentó nada bien a uno de sus fans, que soltó todo su odio desde la sección de comentarios del tumblr, acusándola de estar “jodida de la cabeza” y dedicándole un sonoro y nada amistoso “fuck you”. Otros hubieran hecho oídos sordos a la provocación, pero Claire ha decidido responder al fan cabreado con una misiva que te dejamos a continuación (enlazaríamos a su Tumblr, pero ha decidido retirar todos los posts sobre veganismo porque el tema se estaba yendo de madre). Atención al momento en el que llama a algunos de estos tipos “gilipollas dogmáticos”.

“Parte de la relación por la que posteé lo de Ben & Jerry’s es porque quiero invitar a la gente hacia un tipo de veganismo que sea tentador y tolerante. Durante un buen tiempo he sido vegana pero no lo decía por la mala reputación que tiene el veganismo. Muchos de los veganos que conozco son gilipollas dogmáticos, y esto echa a la gente para atrás."

"Creo que mucha más gente se sentiría atraída por dietas más éticas si no se sintiesen abusadas a hacer eso, o si sintiesen que estaban entrando en una comunidad amigable."

Mi tipo de veganismo es uno en el que si tus abuelos no tienen ni idea de lo que hablas entonces te comes su caldo para no enfadarlos o confundirlos. O si realmente quieres comer un pastel con huevo en las vacaciones entonces te lo tomas en lugar de no hacerlo por ser vegano para no renunciar ocasionalmente a algo que amas."

"Ben & Jerry’s es la única marca de helados que como. Sus vacas son tratadas éticamente y aparte de eso ponen mucho dinero para la búsqueda de congeladores de hidrocarbón ecológicos que no contribuyen al calentamiento global. También trabajan en un montón de otras iniciativas como usar materiales renovables en su packaging."

"Este comentario es el motivo por el que nadie quiere ser vegano. Al contrario que este tipo, me gustaría animar a todo el mundo a ser vegano en lugar de asustarlos. Me encanta ser vegana. Mi piel está mejor, tengo más energía, me siento realmente saludable y me pongo enferma menos que antes y no contribuyo a la granjería en masa. Dicho esto, también disfruto de comer ocasionalmente cosas que comía antes porque me hacen sentir bien y me siento menos desalentada a la hora de no comer esas cosas el resto del tiempo.»

Antes de nada, quiero manifestar que rechazo y condeno tajantemente cualquier insulto o agresión verbal que cualquier persona realice contra Claire Boucher, por el motivo que sea. Esos agresores deberían aprender a controlarse, a respetar a los demás, y a expresar sus opiniones de forma civilizada. Y lo mismo afirmo respecto de las declaraciones de Boucher en términos despectivos y falaces contra los veganos. En general, todos deberíamos evitar la violencia verbal, y aprender a dialogar racionalmente para mostrar nuestras discrepancias. De ninguna manera es aceptable intentar defender o difundir el veganismo con insultos o alusiones personales ofensivas. Nuestra forma de comunicarnos y expresarnos también es una cuestión moral sujeta a las mismas reglas que cualquier otra.

También debo señalar que en realidad ella no está hablando sobre el veganismo ni tampoco es vegana. Ojalá lo fuera, pero simplemente no está usando los términos de forma correcta. El mero hecho aislado de que ella no coma animales no significa que sea vegana. De hecho —por lo que ella misma declara— se permite a sí misma comerlos de vez en cuando. Por desgracia, mucha gente confunde veganismo con un tipo de dieta personal, y difunde este error con sus declaraciones. En todo caso, podría denominarse vegetariana, pero no vegana.

Una polémica acerca de un tema, siempre que sea afrontada desde el diálogo y la racionalidad, puede ayudarnos a mejorar nuestra comprensión acerca de ciertas cuestiones. Y es la única razón por la que la vale la pena implicarse en ellas. Una de estas polémicas se refiere a lo que entendemos por veganismo y cuál es el significado que debe conllevar dicho término.

Para aclarar conceptos:

El veganismo es un principio ético que se opone a la dominación de los animales no humanos por parte del hombre. El veganismo defienden la liberación de los no-humanos del sometimiento al que han sido tradicionalmente subyugados. El veganismo considera que los demás animales deben dejar de ser considerados como objetos o recursos para beneficio humano, y que deben ser respetados como personas. Lógicamente, aplicar este principio en la práctica implica no consumir ningún producto que provenga de la utilización de animales nohumanos: carne, lácteos, huevos, lana, miel, cuero, zoos,..

¿Entonces alguien que lleve una dieta vegana no es vegano? Sí, pero una alimentación vegana no consiste sólo en estar libre de sustancias de origen animal, sino sobre todo en estar motivada por respeto a los demás animales. Esto es lo que la hace vegana. Si sucediera que alguien te engaña al proporcionarte comida que tú estás crees que es vegana [apta para veganos] no estarías incumpliendo el veganismo. Lo relevante es el principio que nos motiva y nuestra intención efectiva de llevarlo a la práctica. Esto es responsabilidad moral nuestra. El resto no siempre depende de nosotros.

Parece ser que muchas personas han confundido el veganismo con alguna determinada práctica que relativamente coincide con lo que un vegano haría.

Pongamos este ejemplo:

Hay varones que no deciden no violar a las mujeres, pero eso no quiere decir que sean feministas o que actúen por respeto a las mujeres. Puede ser que simplemente no les apetezca hacerlo, porque tal vez prefieran abusar de otros hombres o de niños. O que no lo hagan porque tengan miedo a las repercusiones negativas que puede tener hacerlo; del mismo modo que muchas personas deciden no comer animales porque no les gusta, o les preocupa su salud. Pero eso no les hace feministas, ¿verdad?

El hecho de que estos hombres coincidan en determinada práctica con lo que harían los feministas no les hace que sean feministas. El hecho de que los musulmanes no coman a cerdos, no implica que si alguien decide no comer a cerdos entonces sea musulmán. Se trata de una falacia. Este pensamiento falaz está detrás del hecho de que algunas personas, como Claire Boucher, se autodenominen "veganas" al mismo tiempo que continúan explotando a los animales nohumanos.

Ahora, imaginemos que alguien realizara las siguientes declaraciones:

«Yo soy feminista, pero hoy he decidido que me voy a tomar un "día libre" y voy a violar a unas cuantas mujeres. Además, las voy a tratar "éticamente" porque usaré preservativo y luego les dejaré unas toallas para que se limpien. Y será una violación respetuosa con el medio ambiente porque luego reciclaré los preservativos que utilicé".

!Ah! Y quien critique mi forma de actuar es un "gilipollas dogmático". Si hay tantos hombres que no son feministas, que no respetan a las mujeres, es culpa vuestra por ser tan intolerantes con el hecho de que los "feministas flexibles" nos tomemos de vez en cuando algunas libertades.»

Quien entienda lo absurdo que resulta esa forma de pensar, podrá entender lo absurdo que resulta expresarse en términos similares cuando hablamos del veganismo y de los animales no humanos. No es una cuestión de "dogmatismo"; es una cuestión de coherencia básica con los principios que decimos defender. La acusación de dogmatismo es errónea en este caso.

Si alguien considera que los demás animales existen para servirnos a los humanos entonces su forma de pensar contradice el principio del veganismo. El veganismo es análogo al feminismo. Sólo en que en lugar de enfocarse en el prejuicio sexista que discrimina injustamente a las mujeres; el veganismo se refiere al prejuicio especista que dice que los animales no humanos son seres inferiores que deben estar bajo el dominio de los humanos.

Por otro lado, de acuerdo con las mismas fuentes, Claire Boucher no solamente consume productos de la explotación especista, sino que además utiliza directamente a otros animales para que le sirvan como entretenimiento o diversión.

El veganismo se opone a cualquier uso que hagamos de otros animales para nuestro beneficio, porque utilizarlos implica hacerlo sin su consentimiento o a costa de vulnerar sus intereses en beneficio de los nuestros. Claire Boucher no es vegana desde ningún sentido razonable del concepto del veganismo. Por desgracia. Ojalá lo fuera, y respetara a los demás animales, pero no lo es. Ojalá todos fuéramos veganos. Por desgracia, hoy en día todavía no es así.

Por supuesto, algunos considerarán que estas disquisiciones no son importantes. Pero disiento firmemente. La discusión no es acerca de palabras, sino acerca de las ideas que se asocian a ellas. Esta polémica ha puesto de manifiesto que muchas personas siguen considerando que utilizar a los demás animales puede ser una práctica aceptable siempre que se haga "humanitariamente". De eso trata en realidad este debate.

A lo mejor algún día Claire Bucher comprenda lo que es el veganismo y lo practique de forma coherente. De momento por desgracia no es el caso. Espero que todo el mundo en general comprenda algún día que el respeto coherente hacia los demás animales no acepta tomarnos un "día libre" para abusar de ellos sólo porque nos apetezca o podamos hacerlo. Y también comprender que no existe ninguna forma éticamente aceptable de utilizarlos, de usarlos como medios para nuestros fines.

Igual que hemos asumido el principio esencial del feminismo —no tratar a las mujeres como objetos o recursos, sino respetarlas como personas— quizás en el futuro próximo todos asumamos también la idea esencial del veganismo —no tratar a los demás animales como objetos o recursos, sino respetarlos como personas.

Pero no hace falta esperar al futuro para tomar la decisión ahora mismo de hacernos veganos. Puedes tomar esa decisión hoy mismo y dejar de participar en la esclavitud de los demás animales.

21 de noviembre de 2013

Una aclaración acerca de lo natural y lo artificial


A menudo se dice que debido al hecho de que llevar una alimentación vegana necesita suplementos de vitamina B12 entonces no es un tipo de alimentación 'natural' y, por tanto, que no es saludable. Me gustaría exponer una serie de hechos y razones que exponen el error que subyace a tales afirmaciones.

En primer lugar; una alimentación vegana bien planificada es nutricionalmente saludable para todas las circunstancias y etapas de la vida. Esto está confirmado por las asociaciones profesionales de nutricionistas de diversos países. La polémica sobre este tema no apela a los hechos sino solamente a la falta de información o a los prejuicios contra el veganismo.

Ahora bien, en el caso de la vitamina B12, lo que se suele denominar “suplemento” es simplemente una presentación de cobalamina que ha sido producida mediante cultivos bacterianos y que luego se presenta en forma de comprimidos o en gotas para ingerir, o que se añade para enriquecer los alimentos. Pero no hay diferencia esencial alguna entre cultivar cobalamina y cultivar zanahorias o cualquier otro vegetal. Todo esto procede de la mano del hombre. Así que en realidad cualquier alimento producido por la acción humana sería un 'suplemento' a lo que ya existe previamente en la naturaleza.

La razón por la que se recomienda tomar vitamina B12 tiene relación con los actuales procesos modernos de cultivo e higiene de los alimentos, que conllevan a menudo que se elimine la B12 que estaría presente de forma natural, generada a través de las bacterias que anidan en el suelo.

Antes incluso de que se descubriera la vitamina B12, ya había gente que era vegana y que, por tanto, se alimentaba sin sustancias de origen animal. En general, todos ellos siguieron viviendo sin tomar 'suplementos' de B12. Esto es debido probablemente a que su organismo adquiría dicha vitamina de los alimentos que cultivaban o compraban en el mercado tradicional —directamente del campo. Pero hoy en día se recomienda añadir vitamina B12 debido a que la agricultura moderna ha introducido elementos nuevos como los pesticidas o la higiene intensiva que menguan y eliminan la presencia natural de la B12 sobre los vegetales.

Si tomar cítricos para obtener vitamina C, y otros nutrientes, que fueron cultivados por seres humanos no se considera 'suplementar' nuestra dieta, entonces ¿porque tomar cobalamina cultivada por seres humanos para obtener vitamina B12 se considera 'suplementar' la dieta? No hay diferencia esencial entre cultivar naranjas y cultivar cobalamina. Sólo hay una diferencia de forma pero no de fondo. Se trata de productos obtenidos mediante la intervención humana.

Tomar cobalamina para obtener vitamina B12, ya sea en forma de comprimidos, gotas o alimentos altamente enriquecidos, es fácil, barato y no tiene efectos secundarios de ningún tipo. El resto de nutrientes que necesitamos los podemos obtener directamente de los vegetales, sin consumir sustancias de origen animal. Por tanto, llevando una alimentación vegana bien planificada podemos estar muy sanos.

Por otra parte, los productos de origen animal son de todo menos naturales. ¿Acaso una granja es natural? ¿Un matadero es natural? ¿Una planta de procesamiento es natural? ¿Un mercado es natural? No lo son. Toda nuestra sociedad es artificial —es un artificio humano. Si aceptamos que la cobalamina producida en un cultivo bacteriano es un suplemento entonces tendremos que aceptar que otros productos artificiales como las prendas de ropa, las medicinas,..., son suplementos. No son cosas naturales sino artificios creados por los humanos para sobrevivir. Si elimináramos estos suplementos entonces millones de humanos morirían en poco tiempo. Sin ropa ni medicinas ni agricultura, ni tecnología en general, a largo plazo casi toda la humanidad actual perecería.

Además, no sólo los veganos necesitan consumir vitamina B12; todos los seres humanos necesitan consumirla. Los piensos utilizados para alimentar a los animales esclavizados para servir de comida incorporan vitamina B12 y otros nutrientes añadidos. La vitamina B12 que obtienen los humanos que comen a otros animales explotados en granjas proviene principalmente de ahí. Esto es, la fuente de vitamina B12 de los veganos es en realidad la misma que la de los no-veganos: los cultivos bacterianos.

Así pues, quienes comen animales, o sus derivados, también están ingiriendo indirectamente 'suplementos' de vitamina B12, puesto que los piensos específicos para animales esclavizados en granjas están enriquecidos con B12, además de otros nutrientes, y es así como obtienen la B12 quienes consumen animales.

Por tanto, el argumento de que comer animales es lo natural, o que es más natural que una alimentación vegana, resulta ser falso. Además de ser irrelevante, porque el hecho de que algo sea natural no implica que sea beneficioso ni tampoco equivale a que sea moralmente aceptable.

Todos los alimentos que obtenemos son artificiales puesto que todos provienen de la acción manipuladora del hombre. El hecho de que algo sea natural, o artificial, no se traduce en que sea beneficioso ni éticamente correcto. Son categoría diferentes. Es importante saber si un alimento es saludable o si es ético. Pero que sea natural o artificial no es relevante a la hora de determinar sus beneficios o su moralidad.

Así, alegar que está justificado que usemos a otros animales como comida porque somos omnívoros sería un argumento falaz. Un simple hecho físico no representa un criterio moral. Esto sería como decir que del hecho de que tengamos puños estaría justificado que diéramos puñetazos a otros individuos.

Si ser omnívoros nos justificara en comer animales entonces también nos justificaría en comer a seres humanos, que también son animales. Pero un razonamiento moral, como cualquier otro razonamiento, no se deduce a partir de hechos empíricos sino de principios lógicos.

No necesitamos usar a otros animales como alimento —o cualquier otro propósito. Solamente lo hacemos por seguir la tradición, la inercia o el placer que nos provoca comer cuerpos y secreciones de otros animales. Al hacerlo les estamos causando daño, sufrimiento y muerte, sin ningún tipo de necesidad que lo excuse o razón moral que lo justifique. Estamos usando a seres conscientes como si fueran objetos: los humanos tratamos a los animales como esclavos

La buena noticia es que tenemos la posibilidad real de terminar con ese abuso. Podemos elegir el veganismo. Muchos ya lo hemos hecho. Ahora es tu decisión.

15 de noviembre de 2013

Fundamentación lógica de la moral


«Hay un sistema de verdad moral, tan objetivo como debe serlo toda verdad, el cual estamos interesados en descubrir junto con sus implicaciones.» ~ W.D Ross

PRÓLOGO
«Toda filosofía ha de formarse desde unos puntos de partida. ¿Dónde, pues, empezamos? ¿Qué ideas pueden ser consideradas primarias?»  ~ Leonard Peikoff

El hecho de plantear que existan normas morales objetivas se ha relacionado siempre con la religión o con la creencia en mundos o dimensiones sobrenaturales. Cuando se prescinde de este factor religioso, parece que toda moral simplemente tuviera que reducirse al relativismo o mero convencionalismo. Y así lo defienden no pocos pensadores e ideólogos de toda clase.

El problema de la fundamentación objetiva de la ética ha sido acuciante durante los últimos siglos. Pero muchos pensadores, la mayoría, han renunciado siquiera a intentarlo. Por lo general, simplemente se han limitado a ofrecer teorías que les parecían más o menos convenientes o satisfactorias, aceptando la idea de que no tenemos ninguna razón objetiva que nos obligue a escoger entre una u otra. En última instancia, los principios últimos de toda ética serán siempre inexplicables, irrazonables. Dicen que aunque toda la argumentación posterior sea impecable y coherente desde el punto de vista lógico, los postulados de los que parte no se pueden justificar racionalmente. 

Los filósofos por lo general han usado la lógica de forma puramente instrumental para dotar de coherencia a sus ideas. Pero no basan su pensamiento en la lógica, es decir, no apelan al contenido de la lógica, sino solamente a su sentido formal. La excepción es Parménides y Emanuele Severino. Pero sus doctrinas son casos aparte que tienen poco o nada que ver con la tradición filosófica occidental dominada por Platón y Aristóteles, y solamente se refieren al ámbito metafísico, pero descuidando el ámbito moral.

La tesis que se defiende en esta exposición es la de que, en efecto, debemos basar nuestra moral en la lógica. En los principios básicos de la lógica. Solamente de esa manera podemos deducir una moral objetiva, universal y válido por igual para todos. Sólo de esta forma podemos evitar caer en la arbitrariedad y el relativismo.

En otras notas anteriores («Lógica»«Nociones básicas»«La igualdad»; «El principio de identidad»; «Sobre lógica e identidad») ya expuse un preludio del planteamiento que intento presentar aquí.

No obstante, debo advertir que es imposible entender lo que voy a exponer si no tenemos claro primero que la lógica no solamente refiere a la forma de un argumento sino también a su contenido. La lógica es un ámbito de conocimiento que tiene forma y contenido. De forma similar a cómo ocurre en las matemáticas, la forma y el contenido están intrínsecamente relacionados en la lógica y no se pueden separar.

INTRODUCCIÓN
«Tradicionalmente, la razón también se ha identificado con el empleo de ciertos principios o con una mera conformidad con dichos principios. Entre ellos se encuentran por ejemplo los principios de la inferencia lógica, los principios que Kant identificó como principios del entendimiento, los principios matemáticos y los principios de la razón práctica. Se dice que una persona es razonable cuando sus creencias y acciones se ajustan a los mandatos de  dichos principios, o cuando se guía por ellos de forma deliberada.»   Christine Koorsgaard                                                                         
Desde el punto de vista racional, cuando se trata del ámbito ético, las afirmaciones de carácter moral deben tener la misma validez y veracidad que las afirmaciones de carácter empírico sobre la realidad. ¿Por qué? Porque la ética racional se basa en necesariamente hechos empíricos y en la lógica. Si los hechos están confirmados y la lógica es correcta, entonces las normas y valores morales que se deduzcan a partir de ellos tienen que ser necesariamente verdad.

Todo razonamiento apela o se basa en la ley de identidad (A=A). El respeto por la ley de identidad es el fundamento de la razón. Es lo contrario de la arbitrariedad, de lo que no está sujeto a un referente objetivo y universal.

La ley lógica de identidad no expresa la sola existencia. La existencia en sí misma se podría expresar simplemente como "A". La identidad es el proceso de re-conocimiento que la existencia existe, que nosotros existimos. Nos identificamos, es decir, somos conscientes de nosotros mismos. Eso es lo que representa "A=A"

La identidad como tal no debe ser confundida con el razonamiento de la identidad. El fundamento de la identidad es la sensación. Porque sentimos es por lo que podemos tener consciencia de que existimos.

Aunque no tuviéramos la capacidad de razonar conceptualmente la noción de la identidad, eso no cambiaría nada. Aunque no pudiéramos conceptualizar el hecho de que tenemos una cabeza, tronco y extremidades, seguiríamos teniéndolas igualmente.

Cuando razonamos el concepto de identidad no estamos creando o generando la identidad sino que la estamos formulando o expresando mediante el pensamiento y el lenguaje. Del mismo modo que cuando dibujamos un árbol no lo estamos creando sino que lo estamos reflejando visualmente mediante nuestra habilidad.

El respeto por la identidad en la práctica implica necesariamente el respeto por la sintiencia. (La sintiencia es lo que permite que un ser sea consciente de sí mismo.) Esto sería, en esencia, la ética: la práctica de respetar y aplicar la lógica. Por eso William Clifford identificaba la racionalidad con el deber moral y el deber moral con la racionalidad: considerar como verdad y obligación sólo aquello que sea evidente o demostrable mediante hechos empíricos y razonamientos lógicos.

EL PROBLEMA DE LA RELACIÓN ENTRE EL SER Y EL DEBER SER  
«Todos los conceptos morales tienen su asiento y origen completamente a priori, en la razón.» ~ Immanuel Kant
    
Evitar incurrir en la falacia naturalista, o el apelar a entes trascendentales, no resulta nada difícil; lo conseguimos simplemente reconociendo que el fundamento de la moral es la lógica. La lógica no es propiamente un hecho de la naturaleza. Ni es un objeto que se pueda tocar o medir. Tampoco es un ente transcendental. Sino que es un ámbito de conocimiento presente y accesible mediante el razonamiento.

El ámbito de consideración moral no debe estar limitado a los seres humanos, sino que debe incluir a todos los seres sintientes, sin distinción de especie. Pero esto no tiene que ver con la universalidad ni con la coherencia (aunque estoy de acuerdo con que son requisitos imprescindibles en la ética). Esto es sencillamente un criterio necesario que obtenemos de la misma lógica.

La ley de identidad (A=A) es el fundamento básico de la lógica, y estamos obligados racionalmente a respetarla. Por lo tanto, a la hora de deducir qué seres deben estar incluidos en la consideración moral la respuesta está en la ley de identidad (A=A). Es decir, todos aquellos seres que posean identidad (consciencia de sí mismos) son los que poseen valor intrínseco y merecen respeto por sí mismos.

Nuestro sistema de valores morales igualmente se deriva de la lógica. Por ejemplo, el valor moral de la responsabilidad es un aplicación de la ley lógica de causalidad (o principio de razón suficiente) a nuestros actos. Si somos causantes de una acción, entonces somos responsables de esa acción y sus consecuencias directas. Somos responsables de nuestros actos, porque podemos tener un control sobre ellos y somos capaces de comprender que nuestras acciones pueden afectar a otros y tienen consecuencias.

Así que podemos ver que la ética se deduce racionalmente a partir de la lógica y aplicándola a los hechos objetivos. Por lo tanto, no puede haber más que una sola teoría ética correcta. Igual que solamente puede haber una teoría correcta que explique la gravedad o la evolución. ¿Por qué? Porque dos teorías diferentes tienen que contradecirse necesariamente y esta contradicción vulnera la ley lógica de no-contradicción: dos afirmaciones contrapuestas no pueden ser verdad al mismo tiempo. Es decir, no puede ser que esclavizar esté mal y esté bien al mismo tiempo. Es absurdo.

La base, contenido y estructura de la ética están determinadas por la lógica. La ética se basa en la lógica, se estructura mediante la lógica, y su contenido está condicionado por la lógica. Obviamente, la lógica no es equivalente tal cual a la ética, porque la ética se refiere a nuestra conducta (ethos) en el mundo. La ética se obtiene al aplicar la lógica a la realidad empírica que vivimos. El problema hasta ahora ha sido que en filosofía moral, o en la filosofía en general, el papel de la lógica ha sido puramente instrumental. La filosofía por lo general (salvo contadas y concretas excepciones) no se ha basado en la lógica ni la ha aceptado como contenido. Cada pensador o doctrina parte de una serie de ideas o dogmas y a partir de ahí utiliza la lógica meramente para intentar dotar de coherencia a sus intuiciones personales. 

LA COMUNIDAD MORAL 
«Las personas no difieren básicamente entre sí; mi vecino puede ser más o menos inteligente, ingenioso o guapo que yo, pero tenemos en común la misma estructura biológica, sentimos el mismo dolor y compartimos penas y alegrías similares. Lo racional sería que yo pusiera su felicidad al mismo nivel que la mía.» ~ Stuart Sutherland

En primer lugar, tenemos que partir de la ley de identidad (que es el principio fundamental de la lógica) para poder constituir el contenido. Por contenido me refiero primeramente a la comunidad moral, es decir, qué seres deben estar incluidos en la ética. ¿Deben estarlo todos o sólo algunos, o ninguno.

Evidentemente todos los seres del universo cumplen ontológicamente la ley lógica de identidad, pero no todos ellos poseen identidad de sí mismos, es decir, no son conscientes de su existencia. La ley de identidad no es "A" sino "A=A". Los seres no-sintientes se limitan a existir (A) y solamente los seres sintientes tienen consciencia de su existencia (A=A). El fenómeno de la identidad aparece sólo en aquellos seres que pueden sentir. Porque la sensación es la base de la subjetividad. Todos los seres sintientes son sujetos, son alguien, por lo tanto cumplen la ley de identidad, ya que tienen identidad, consciencia de sí mismos. Por ellos merecen ser incluidos en la consideración moral. Nuestra empatía innata nos aporta directamente esta intuición moral sin necesidad de razonamiento, pero la lógica, y los datos de la ciencia, lo confirman racionalmente.

Por tanto, sólo aquellos seres que en su naturaleza y constitución coincidan con la ley de identidad (A=A) deberían ser lógicamente incluidos en la consideración moral. ¿Qué seres son esos? No son todos los seres existentes sino solamente aquellos que estén dotados de identidad reflexiva (A=A), es decir, los seres conscientes, que poseen consciencia de sí mismos. O lo que es lo mismo: los seres sintientes. Ya que todo ser dotado de sensación tiene que poseer al menos alguna consciencia sensitiva de sí mismo (las sensaciones no se experimentan el vacío, sino que siempre hacen referencia a un sujeto).

La comunidad moral está compuesta por todos aquellos seres que tienen valor intrínseco (o valor inherente). Es decir, aquellos seres que tienen esa característica - la sintiencia - que les hace valiosos por sí mismos, sin importar si otros individuos les valoran y sin importar qué supuesto valor instrumental puedan tener para otros. Como seres con valor intrínseco merecen, al menos, un respeto básico que implica, entre otras cosas, no agredirles ni utilizarles como simples medios para conseguir un fin.

El resto de seres que no tienen valor intrínseco solamente tienen un valor instrumental. No merecen respeto por sí mismos y su valor depende exclusivamente de cómo afectan a los intereses de los seres con valor intrínseco - los seres sintientes.

Por tanto, todos los seres sintientes merecen por igual ser incluidos en la consideración moral. Esto significa que debemos cumplir las normas morales en relación con ellos.

LOS DERECHOS 
«Los derechos morales son iguales para todos los que los poseen. Por lo cual, nadie puede denegar derechos por motivos arbitrarios, prejuiciosos o moralmente irrelevantes.»  ~ Tom Regan
                                                                                            
Otro elemento esencial de la consideración moral son los derechos.

El término derecho no es más que la forma abreviada de referirnos a nuestra obligación de respetar un determinado interés del individuo. Cada ser sintiente tiene una serie de intereses plurales. Algunos de ellos son moralmente legítimos y otros no. ¿Cuáles lo son? Pues todos aquellos que formen parte de la identidad. Por ejemplo, el interés de auto-conservación. Sin respetar este interés no podemos respetar al individuo. Por lo tanto, es necesario que ese interés sea obligadamente respetado. De ahí proviene el derecho a la vida o el derecho a la seguridad física. Cuando decimos que alguien tiene un derecho a la vida queremos decir que su interés en conservar la vida debe ser respetado, sin importar si tenemos el deseo personal de hacerlo o si nos conviene hacerlo. Tenemos la obligación moral de respetarlo. Un pato, una abeja, un cerdo, una salamandra, un humano,... tiene el derecho a la vida. Igual que cualquier otro ser sintiente. Aunque no lo queramos reconocer, él tiene ese derecho. Igual que podemos no querer reconocer que un triángulo tiene tres lados.

Esto en lo que concierne a los derechos morales. Otro tipo de derechos son los contractuales (entre los que se incluyen los derechos legales).

Si los derechos morales no existieran entonces los derechos contractuales tampoco podrían existir puesto estos últimos son simplemente una expresión del acuerdo libre y voluntario, es decir, de los deseos del individuo. Por lo tanto, estaríann totalmente sujetos al capricho de cada persona, que en cualquier momento puede decidir romper el acuerdo pactado. A no ser que entendamos que tenemos la obligación moral de cumplir con los compromisos que acordamos. ¿De dónde proviene esa obligación? Pues del principio lógico de coherencia. Si yo me comprometo libremente en hacer algo (que tenga la posibilidad real de hacer) entonces la coherencia me obliga a mantener ese compromiso salvo que los términos sobre los que se asiente el acuerdo cambiaran radicalmente.

Salvo que apelemos a la fuerza y la violencia como argumento, resulta que la fundamentación de los derechos contractuales es de tipo moral. Si alguien se compromete a un determinado acuerdo entonces tiene la obligación moral de respetar su palabra en los términos acordados. No porque eso le conlleve consecuencias perjudiciales, sino porque es algo que debe hacer para cumplir con la ética. La obligación moral es de tipo racional. No es una obligación coactiva sino que está sujeta a la decisión libre de cada agente moral.

Si no tuviéramos la posibilidad de elección entonces no existiría la ética como tal, sino que simplemente actuaríamos determinados enteramente por la causalidad de factores. En un contexto puramente determinista no tiene cabida hablar de moral porque no se podría diferenciar entre bueno y malo, entre aquello que se ajusta a un principio y lo que lo incumple, sino que las cosas simplemente suceden y punto.

Alguien podría alegar que sólo tenemos obligación de hacer algo cuando el hecho de no hacerlo supone que nos cause a nosotros un perjuicio (egocentrismo). Pero precisamente cuando no cumplimos las normas morales, basadas en la razón, causamos un perjuicio en otros. Les perjudicamos cuando no respetamos sus derechos. ¿Por qué solamente va a tener relevancia un daño si me afecta a mí pero no lo va a tener si afecta a otros? En virtud del principio de igual consideración (A=A), que es un principio puramente formal, no hay razón que justifique supeditar el perjuicio de otros por debajo del nuestro. Por eso, tenemos la obligación de no perjudicar ni dañar a otros para beneficiarnos a nosotros. Este contexto ya no es puramente personal, en tanto que nos afectara a nosotros como individuos, sino que aplicando la lógica de la igualdad hemos entrado en el ámbito de la moral. Estoy obligado a respetar la vida de un ser sintiente porque desea vivir y que no le hagan daño, igual que yo (A=A).

Solamente los seres sintientes tienen la capacidad de tener auto-conciencia de sí mismos, y es por esto que poseen identidad reflexiva (A=A). Son seres conscientes. Este hecho es un fenómeno peculiar que se corresponde con la ley lógica de identidad (A=A). Por eso, solamente los seres que sienten merecen consideración y respeto por sí mismos.

En cambio, la postura biocentrista, o la ecología profunda, no se corresponden con la ley lógica de identidad. No tenemos ninguna evidencia o prueba que demuestre que los seres vivos no-sintientes, o el planeta, posean la capacidad de sentir o algún tipo de autoconsciencia (A=A). Por lo tanto, no hay ninguna razón que explique por qué deberían ser incluidos en la comunidad moral. Si un ser vivo no-sintiente merece respeto siempre será debido de manera indirecta en tanto que nuestros actos sobre ellos afecten directamente a los intereses de seres sintientes.

Desde el punto de vista racional, cualquier valoración personal, interés, o juicio de valor, sólo es moralmente aceptable si se basa en hechos empíricos comprobables y cumple las leyes básicas de la lógica. Entonces y sólo entonces es moralmente considerable como legítimo. Los juicios de valor subjetivos no pueden ser un fundamento de la ética pues se basen en meras preferencias personales.

Por otro lado, si la lógica y la existencia son verdades absolutas - y así debería ser puesto que son auto-evidentes y necesarias - entonces no hay razón que justifique no considerar que la ética que se deriva de aplicar la lógica a nuestra conducta también sea una verdad absoluta. La regla de oro (no hacer a los demás aquello que no queremos para nosotros) puede ser considerada una verdad moral absoluta, ya que es una derivación lógica del principio de igualdad o igual consideración. Y, que nosotros sepamos, este principio nunca cambia en el tiempo ni en el espacio.

En todo caso, afirmar que no hay constantes éticos universales resultaría ser un evidente error. Puesto que todos los códigos morales que encontramos en el mundo se refieren siempre a la protección de los intereses. Ya sea de los intereses individuales de todos o sólo de algunos de los individuos. O tal vez a los supuestos intereses de seres imaginarios (dioses). Pero siempre se refieren a la consideración de ciertos intereses. Sin la necesidad de proteger los intereses, y resolver los conflictos entre ellos, no habría necesidad ninguna de una dimensión moral en nuestra vida.

LA IGUALDAD O IGUAL CONSIDERACIÓN
«Un individuo jamás debe preferirse a sí mismo tanto más que a otro individuo, de forma que ofenda o hiera a este otro en beneficio propio, aunque la ventaja del primera fuera muy superior al detrimento o daño del segundo.»  Adam Smith  

Si la ética se refiere necesariamente a la consideración de los intereses de los individuos, entonces aplicar la lógica nos dará las pautas de conducta que deberíamos seguir para comportarnos de una manera moralmente correcta. Por ejemplo, al aplicar el principio lógico de identidad (A=A) a la ética obtenemos el principio moral de igualdad o igual consideración. Esto quiere decir que los casos moralmente relevantes que sean iguales (o muy similares) deben, lógicamente, ser tratados de manera igual.

Por ejemplo, si todos nosotros tenemos un mismo interés en conservar nuestra vida, nuestra existencia como individuos, entonces no resultaría correcto - de acuerdo con el principio de igual consideración - que discrimináramos a otros individuos que también tienen ese mismo interés y que les negáramos la consideración y protección que deseamos para nosotros. Este principio moral es uno de los que han fundamentado todos los movimientos sociales de justicia e igualdad, desde el abolicionismo hasta el feminismo, pasando por el movimiento de derechos civiles.

El principio de igualdad es lógicamente necesario. No se puede razonar moralmente sin apelar a él, ya que es una deducción directa de la ley de identidad. La ética básica es una expresión de este principio. Si otros individuos tienen el deseo de vivir, igual que lo tengo yo, entonces ninguna razón puede justificar que no trate ese interés de la misma manera que deseo que se trate el mío. Es decir, respetándolo.

LA OBLIGACIÓN Y LA RESPONSABILIDAD MORAL
«El desarrollo del razonamiento moral es paralelo al desarrollo del razonamiento lógico. La lógica es una moral del pensamiento, como la moral es una lógica de la acción.» ~ Jean Piaget

La obligación moral es de tipo lógico. Tenemos la obligación de cumplir las normas morales por la misma razón que tenemos la obligación de cumplir las leyes de la lógica o las reglas de la matemática. Es una necesidad racional. Claro que tenemos la opción de no acatarlas pero entonces estaremos siendo irracionales o inmorales. Aparte de las consecuencias perjudiciales que se pueden derivar, tenemos la obligación de cumplir las leyes de la lógica, y las normas morales basadas en la lógica, porque no existe otro modo de ser racional. Es necesario por propia definición. Igual que es necesario y obligado reconocer que un triángulo tiene tres lados, aunque podamos libremente decir que no los tiene y actuar como si efectivamente no los tuviera.

La obligación moral significa la necesidad de cumplir ciertas normas para adecuar nuestra conducta a la ética. Es lógicamente necesario reconocer que "A=A". No se puede negar. Es una necesidad lógica. Pero en el ámbito práctico yo puedo decir o escribir que "A≠A", a pesar de que esto es lógicamente falso. Del mismo modo, una norma moral está justificada por la lógica, y la obligación de cumplirla es de tipo racional. Aunque en la práctica puedas actuar incumpliendo dicha norma.

Si yo tengo un interés en vivir (A) y otro individuo tiene también ese mismo interés (A) entonces en virtud de la ley lógica de identidad resulta que el interés es el mismo aunque aparezca en diferentes individuos (del mismo modo que la fórmula E=mC2 puede aparecer en diferentes lugares aunque el concepto sea el mismo) y por tanto no hay razón que justifique no respetar ese mismo interés en otros individuos que en mí mismo. Precisamente porque es el mismo interés. ¿Si es el mismo entonces cómo va a ser considerado de manera diferente sólo porque aparezca en diferentes individuos cuando lo relevante es precisamente el interés en vivir? En esto consiste el principio moral de igualdad o igual consideración. La igualdad moral se basa en la ley lógica de identidad: lo que es igual debe ser considerado y tratado, lógicamente, de igual manera.

Por tanto, cualquiera capaz de razonar puede entender la irrefutable consistencia lógica del principio de igualdad y reconocerlo como tal. De acuerdo a la evidencia, no podemos negar su existencia como tampoco podemos negar que un triángulo tiene necesariamente tres lados. No podemos dibujar un triángulo de tres lados como tampoco puedes actuar éticamente sin el principio de igualdad. Podemos actuar inmoralmente, pero no podemos actuar de manera ética sin respetar el principio de igual consideración. Si acordamos que el deseo de vivir es moralmente relevante entonces no puedes justificar racionalmente por qué el interés de vivir de alguien debe ser tratado de manera diferente, y no igual, que el mismo interés de otro individuo. La necesidad lógica lo impide.

No confundamos el ámbito abstracto con el ámbito empírico. Decir que no existe la obligación moral sólo porque puedes no acatarla en tu conducta, es igual a decir que las reglas de la matemática no existen porque yo puedo decir, escribir, o creer, que 2+2=5

Siguiendo el mismo tipo de razonamiento podemos entender que solamente son responsables de su conducta aquellos seres que puedan razonar moralmente y ser conscientes de sus actos. Ahora bien, el razonamiento se basa en la lógica, y la mayoría de los animales son capaces de razonar, pero no de razonar moralmente. Y además ¿acaso no todos los seres cumplen la ley de identidad [A=A]? Si la responsabilidad moral se basa en el razonamiento —que a su vez se basa necesariamente en la lógica— alguien podría decir que todos los seres existentes son moralmente responsables porque todos cumplen la ley lógica de identidad. Pero esto es absurdo, porque solamente aquellos capaces de comprender conscientemente la lógica y actuar en consecuencia pueden ser responsables.

Tendemos a confundir el ámbito empírico con el abstracto. Ciertamente no podemos dibujar un triángulo que no tenga tres lados, por definición. Pero sí que podríamos matar a una vaca (aunque es irrelevante el ser sintiente de que se trate) y violar su derecho a la vida, ¿quiere eso decir que ella no tendría derecho derecho a la vida? No, es erróneo pensar así. Destruir a un ser sintiente - violar su derecho a la vida - es equivalente a destruir un triángulo (un objeto empírico que tenga dicha forma). Cuando no respetamos un derecho moral no lo destruyes, sino que simplemente lo incumples. Pongamos como analogía la siguiente ecuación: si X=1 entonces 2+X= 3. Esta ecuación puedes incumplirla en la práctica, igual que podemos incumplir una norma moral, pero eso no afecta a su necesaria validez teórica.

Por lo cual, resulta una falacia decir que la posibilidad de incumplir una norma significa que dicha norma sea inexistente o incorrecta. Tenemos la posibilidad de actuar de forma inmoral, pero no tenemos posibilidad alguna de actuar moralmente a no ser que respetemos las normas básicas de la ética, entre las que se incluyen los derechos de los individuos.

EVITAR LA CONFUSIÓN CON OTRAS TEORÍAS

«Los axiomas éticos son fundados y puestos a prueba de manera no muy  diferente a los axiomas de la ciencia. La verdad es lo que resiste la prueba de la experiencia.»  ~ Albert Einstein 

Quizás sea necesario aclarar que la explicación que estoy exponiendo no tiene nada que ver con el iusnaturalismo. Entre otras cosas, el iusnaturalismo apela al orden natural para justificar sus argumentos. Es decir, la falacia naturalista. En cambio, esta exposición argumenta en base a la lógica; no a la naturaleza. Por eso, tampoco tiene nada que ver con la fundamentación en que se basa el liberalismo, anarquismo, utilitarismo, o cualquier otro tipo de filosofía. Todas ellas usan la lógica de forma instrumental, pero no se fundamentan en la lógica.

Señalemos también que a menudo confundimos derechos morales con derechos contractuales. No solamente los confundimos sino que damos validez a los derechos contractuales sin argumentar el por qué de la obligación de cumplirlos. Apelar a la fuerza o a la violencia no es un argumento lógicamente válido. Al decir que los derechos contractuales son válidos porque de no cumplirlos nos recaerá un castigo es incurrir en la falacia ad baculum.

CONCLUSIÓN
«La razón ha establecido verdades destinadas a servir de regla moral a nuestras acciones.» ~ Nicolas de Condorcet

No solamente la ética puede, y debe, fundamentarse en la lógica, sino que no existe otra forma racional de hacerlo. Todo principio, norma o razonamiento moral es de tipo lógico tanto en su contenido como en su forma. Decir que la moral debe fundamentarse en principios "extra-lógicos" es proponer que nuestra moral se base en prejuicios, caprichos subjetivos, o en la violencia, y no en la razón.

De hecho, toda visión moral no fundamentada en la lógica se basa en: 1) prejuicios que no podemos razonar ni demostrar, o en 2) apelar a la violencia, en considerar que el poder da la razón, cuando en realidad no es así. La idea de que tener el poder de coaccionar a otros es lo que justifica nuestra conducta ha sido la base de doctrinas como el nazismo y el fascismo. Y es también el prejuicio que fundamenta el antropocentrismo y la explotación especista.

Este texto pretende ser meramente una nota introductoria a los puntos básicos de esta importante cuestión, a partir de los cuales poder desarrollar una argumentación más detallada y completa. Es decir, si no partimos de los principios fundamentales de la lógica básica entonces no podemos decir que estemos razonando moralmente, ni siquiera razonando. Lo único que estaremos haciendo es tratando de distorsionar el asunto moral seleccionado interesadamente aquellos hechos o argumentos que nos sirvan para justificar nuestros prejuicios.

2 de noviembre de 2013

Veganismo, en pocas palabras


«El veganismo es el principio abolicionista sobre la explotación de los animales por parte del hombre. El aspecto positivo de esta definición negativa [no-explotación] es la concesión de la libertad. En una palabra: emancipación. Veganismo será definido como el principio de la emancipación de los animales de la explotación por parte de los seres humanos.» ~ Leslie Cros «En Busca del Veganismo [2]», 1949 

El veganismo es una posición ética que postula la inclusión de los demás animales en la comunidad moral. Esto es, el reconocimiento de los animales no humanos como sujetos de consideración moral. O dicho de otro modo: dejar de ver a los otros animales como objetos o recursos que existen para nuestro uso y beneficio, y pasar a considerarlos como personas —personas no humanas.

Esta postura se basa en dos principios fundamentales:

Primero; si un ser posee la capacidad de sentir entonces tiene conciencia, voluntad e intereses, y, por tanto, cumple el único requisito necesario y suficiente para ser reconocido como miembro de la comunidad moral en tanto que es un ser que tiene un valor inherente, que es independiente del valor instrumental que nosotros le otorguemos.

Segundo; una vez que que hemos reconocido la existencia de su valor intrínseco, solamente seremos justos —de acuerdo con el principio de igual consideración— respetando su voluntad e intereses al mismo nivel que los nuestros, independientemente de la especie a la que pertenezca el individuo que posee voluntad e intereses.

Al contrario de lo que se suele manifestar en ocasiones, el veganismo no es una “herramienta” o un medio —una dieta o un estilo de vida— sino que es un principio ético. Así lo explicaba Leslie Cross, uno de los fundadores del movimiento vegano en sus comienzos:

«Es importante recalcar que uno de los resultados de esta definición es que hace del veganismo un principio. Es, por supuesto, un principio del cual ciertas prácticas naturalmente se extienden, pero es en sí mismo un principio, y no un conjunto de prácticas.»

«El veganismo es esencialmente una doctrina de libertad. Busca liberar a los animales de la atadura del ser humano, y al ser humano de la atadura a una creencia falsa: la creencia falsa de que tenemos un derecho moral a considerar a los demás animales para nuestros propios fines.»

Lo opuesto al veganismo constituye un prejuicio arbitrario que se conoce como especismo, y que deriva en la discriminación y la explotación sobre otros animales por el simple hecho de no ser humanos. El veganismo se opone radicalmente a esta discriminación a través de nuestras elecciones individuales así como mediante el activismo basado en la educación no-violenta.

No hay ninguna diferencia moral entre abusar de seres humanos o abusar de animales no humanos. Todos ellos sienten y tienen los mismos intereses básicos. No quieren que nadie les haga daño ni se aproveche de ellos. Por eso, el sexismo, la homofobia, el racismo y el especismo son injusticias equivalentes. No hay razón moral que justifique discriminar a otros individuos por ser de una determinada una raza, sexo, especie u orientación sexual.

Asumir el principio del veganismo implica que dejemos de participar en la utilización de animales no humanos para cualquier propósito humano: no comerlos, no vestirnos con trozos de sus cuerpos, no participar en ninguna actividad que implique utilizarlos.

Además, no tenemos necesidad de utilizar a otros animales para vivir y disponemos de opciones en todos los ámbitos de la vida [alimentación, vestimenta, trabajo, ocio,...] que no implican utilizar a los animales.

La herramienta para conseguir que este principio se aplique a toda la sociedad es el activismo. El activismo es algo en lo que todos deberíamos implicarnos en la medida de nuestras posibilidades. Si por coherencia asumimos el principio del veganismo en todos los ámbitos de nuestra vida entonces deberíamos aplicarlo igualmente al activismo —un activismo basado en la promoción y difusión del veganismo a todos los niveles.

El veganismo no discrimina moralmente entre individuos por su especie sino que se enfoca en un determinado prejuicio que sí discrimina injustamente a los animales no humanos de la consideración moral, por considerarlos meros objetos que existen para beneficio de los humanos. Por tanto, los veganos abogamos porque se establezca la igualdad y se reconozca el valor moral inherente de los animales no humanos.

El veganismo puede ser bien entendido como una extensión del principio de la noviolencia a nuestra relación con los demás animales. Este principio significa abandonar el odio y la hostilidad y desarrollar nuestras vidas sin recurrir a la violencia, optando en su lugar por la razón y la empatía.