31 de enero de 2018

Gary Steiner y el veganismo como imperativo moral




Este texto es una transcripción de una entrevista al profesor Gary Steiner publicada el 19 de febrero de 2010 que puede ser de utilidad como una introducción al conocimiento de su trabajo.

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«Al reconocer más y más similitudes que diferencias entre los animales y los humanos, la idea de una línea divisoria entre los dos se vuelve más y más oscura y difícil de dibujar. La diferencia entre humanos y animales no está del todo clara.

La gente llega al veganismo por diferentes razones. Algunas personas lo hacen por preocupación por la salud, otros por preocupación sobre el medio ambiente, y algunas personas lo hacen porque sienten que tienen obligaciones morales específicas hacia los animales. Las personas que son veganas éticas consideran que tenemos la obligación de no comer animales, de no usarlos. Dependiendo de cuán estricta es la persona puede decidir no usar cuero, no usar seda, no usar lana. Entonces por supuesto esto abre la puerta todo otro tipo de productos, como medicamentos y cosméticos, que podrían involucrar animales en su elaboración o composición. Así que ser un vegano ético es reconocer un deber específico hacia los animales de tratarlos con bondad y aplicar el principio noviolencia hacia ellos.

Lo que me guio al veganismo ético fue un largo proceso en mi vida. Esto comenzó desde muy temprana edad simplemente con el hecho de amar a los animales y tener un verdadero sentimiento de afinidad con los animales. Luego fui creciendo y entrando en la adolescencia, y al cumplir 20 años comencé a pensar seriamente acerca de la contradicción entre amar a los animales, por un lado, y comerlos y utilizarlos de vestimenta. Así un día dejé de comer carne y nunca más volví a comerla. Me hice vegetariano en primer lugar pero todavía seguía pensando en otras cosas como los huevos y los productos lácteos y en el hecho de que la producción y el consumo de esta clase de sustancias exige ver a los animales y usar a los animales en ciertas maneras. Decidí que eso era algo en lo que no podía participar más. Dejé de comer toda clase de productos de origen animal en ese momento. Y entonces durante un periodo de varios años empecé a reflexionar cada vez más sobre el hecho de que si no iba comer productos de origen animal tenía que pensar en el hecho de llevarlos puestos y hacer otras cosas que involucran el uso de animales básicamente como objetos para satisfacer las necesidades humanas. Más recientemente he cambiado mi consumo de medicamentos, cosméticos y otras cosas.

Imparto una variedad de diferentes cursos sobre filosofía y hace unos 10 años comencé a impartir unos cursos específicos, o relacionados, acerca de cuestiones sobre los animales y la relación entre los seres humanos y los animales, cuestiones sobre la cognición animal, la vida mental y las experiencias de los animales y como ese tipo de experiencias se relacionan con el estatus moral de los animales.

Cuando los estudiantes están en la edad universitaria tienen una gran curiosidad sobre lo que van a hacer en su vida de adultos, y empiezan a formularse y establecer una serie de convicciones y formas sobre la visión del mundo. Ellos poseen una mente relativamente abierta cuando están en la universidad y he tenido una cantidad sorprendentede estudiantes que han respondido de una forma muy positiva, curiosa y preocupada sobre el trabajo que realizo acerca de los animales. Lo he escuchado de estudiantes anteriores y actuales, así como también de muchas otras personas. Si bien, algunos estudiantes permanecen anclados en sus convicciones.

Impartí una introducción al curso de filosofía, justo este mismo semestre, con el título "Dioses, Humanos y Animales". Pensé que esto sería algo interesante de hacer, en parte porque así me estaría dirigiendo principalmente no a los estudiantes veteranos de la universidad sino a los nuevos. Yo no estaba realmente seguro de cómo reaccionarían y esto fue lo que sucedió: yo pensaba que al tomar el curso estarían más interesados sobre las concepciones occidentales acerca de Dios, particularmente de la tradición cristiana, y también sobre las concepciones occidentales sobre la humanidad, pero lo que terminó sucediendo es parecían más intelectualmente interesados sobre la última parte del curso que trataba sobre los animales. Yo estaba fascinado al ver que estos estudiantes habían demostrado un gran curiosidad. Las discusiones fueron extremadamente vívidas. Yo siempre me he inhibido de compartir mis puntos de vista sobre los animales. Nunca pensé en mí mismo como un activista o algo así. Me considero un profesor de filosofía que escribe libros para otros filósofos que tratan sobre los animales. Pero he comenzado a comprender que hay personas ahí fuera, incluyendo a mis estudiantes, que tienen una fascinación real sobre esto y que nunca han pensado sobre estas cuestiones antes, y se dan cuenta de que son cuestiones muy importantes y quieren reflexionar sobre ellas.

Lo primero que uno tiene que comprender es que los pollos y las otras criaturas sintientes son mucho más inteligentes de lo que les acreditamos que son. Ellos tienen un sistema social complejo, tienen organización social, tienen un buen sentido de lo que está sucediendo. Nosotros no sólo no les mostramos respeto sino que cometemos un error al matarlos.

La idea es ésta: en la tradición filosófica occidental, que se remonta a los antiguos griegos, se ha adoptado el punto de vista de que los seres humanos son fundamentalmente superiores a los animales y dan una variedad de argumentos para ello. Uno es la idea de que Dios o los dioses crearon la naturaleza para satisfacer a los seres humanos; que crearon a los animales y a las plantas, y así sucesivamente, para el bien de los seres humanos, específicamente para nosotros. Esto significa que podemos hacer lo que queramos con ellos y no preocuparnos de las implicaciones morales.

Otra línea tradicional de argumentación ha sido que los animales son inferiores a los humanos en términos de sus capacidades cognitivas. Y esto se traduce en la idea de que los humanos son superiores a los animales y que podemos usar a los animales en tanto que los animales no son comparables a los humanos.

Lo que los filósofos tradicionalmente han argumentado es que los animales no pueden pensar sobre sí mismos como individuos entre otros individuos. Ellos no pueden pensar sobre la idea de que tienen obligaciones o de que tienen derechos, o cualquier otra similar. Todo esto ha conducido a los filósofos de la tradición occidental a la conclusión de que los animales no tienen realmente alguna clase de estatus moral o que sea siquiera comparable al de los seres humanos.

En mi trabajo sobre los animales, lo que comienzo por señalar, y sobre lo que he argumentado, es lo siguiente: las diferencias en las capacidades intelectuales y las diferencias en las capacidades cognitivas no tienen mayor relevancia moral que la que tienen respecto de los seres humanos. Por eso, el hecho de que haya gente que sea más inteligente que yo no significa que sean moralmente superiores a mí.

Del mismo modo, el hecho o el supuesto hecho de que yo sea más inteligente que mi gato Pindar no justifica que yo tenga derecho a utilizarlo o tratarlo como si fuera un juguete o someterlo como una propiedad o cualquier otra acción similar. Lo que es importante respecto del estatus moral no es cómo de inteligente eres, o lo sofisticado que son tus capacidades cognitivas, sino que es la noción de sintiencia, que es la capacidad de sentir placer y dolor, la capacidad de sufrir y demás.

Considero que estas capacidades son inherentes a la conciencia. Y esto es lo que yo considero moralmente decisivo. La vida subjetiva de Pindar no es realmente diferente de la mía. No comprendo por qué mi habilidad para las matemáticas o para escribir libros de filosofía, o para emplear un lenguaje en la manera en que lo hacen los seres humanos, tiene algún significado relativo al estatus moral que me privilegie frente a un gato o a un perro o a cualquier otra criatura sintiente.

Por tanto, si estamos de acuerdo en que la sintiencia, en lugar de la capacidad cognitiva, es lo que realmente importa como criterio para el estatus moral entonces no considero que alguien pueda decir que objetivamente mi vida importa más que la de Pindar. Mi vida me importa a mí tanto como a Pindar le importa la suya en el mismo sentido. Su vida le importa infinitamente a él y mi vida me importa infinitamente a mí.

Desde esta perspectiva, considero que no existe alguna manera de decir que mi vida importa más que la suya. Así que su vida debe ser considerada desde una perspectiva moral tan igualmente significativa como la mía. Y entiendo que esto es así para cada ser sintiente. A mi modo de ver, nosotros, los animales y los humanos, somos moralmente comparables unos con otros. Debo añadir además que los seres humanos son, a fin de cuentas, animales.


Una vez que empiezas a comprender más sobre los derechos de los animales, no puedes no ser vegano. Tan pronto como empiezas a leer acerca de la industria de la leche y la producción en la industria del huevo, no hay otra opción y no hay vuelta atrás.

Fabrice Nicolino, de Francia, ha escrito recientemente un libro documentando los horrores de las granjas industriales en Francia. Es un libro que yo habría dedicado explícitamente a los animales que han muerto sin haber vivido. Esto es algo muy importante para mí. Hay un sentimiento que me obsesiona de profunda tristeza. Me digo a mí mismo: "¿Por qué los humanos somos capaces de tratar a los animales de esta manera? ¿Cómo podemos tratarlos así?".

Me gustaría separar esta cuestión de lo que la gente siente respecto de lo que hace o de lo que la gente piensa sobre lo que pueden acomodar en sus vidas. Quiero separar este tipo de cuestión de lo que yo considero que es la cuestión moral, que sería: ¿Tenemos un derecho a, o estamos legitimados en, comer animales? Y quiero dejar muy claro que a mi juicio no tenemos ese derecho.

Pienso que la razón es muy importante en esto porque soporta un peso que las otras nociones que que usamos no pueden soportar. Por ejemplo, a veces la gente piensa: "No deberíamos ser crueles con los animales pero no hay nada que les debamos en términos de obligaciones morales." Pero yo entiendo que la idea de obligación moral es algo importante aquí. Decir que tenemos una obligación moral significa que hay algo como un muro que no debemos sobrepasar. Así, cuando decimos que tenemos obligaciones morales sobre los animales es como si los animales tuvieran una especie de coraza que señala que hay determinadas cosas que nunca debemos hacerles.

La noción de obligación moral hacia los animales es exactamente así. Es un compromiso muy fuerte que debemos reconocer que tenemos. Si reconocemos que los animales y los humanos son moralmente comparables unos con otros entonces debemos reconocer que tenemos la misma clase de obligaciones de no hacer daño y no cometer violencia respecto de los animales que tenemos respecto de los humanos.

Pindar es un gato rescatado. Lo tengo desde hace un par de años. Aunque en realidad yo no buscaba adoptar otro gato. Tuve una pareja de gatos durante mucho tiempo y yo los quería mucho y tenía un vínculo muy íntimo con ellos. Un tipo de vínculo que se asemeja mucho al que la gente dice tener con sus hijos. Aquellos gatos vivieron una vida larga conmigo y recientemente fallecieron de vejez, y fue entonces cuando me presentaron a este gato rescatado que se introdujo en mi vida.

Así, adopté a este gato y cuando recobró su salud emergió su maravillosa personalidad. Se convirtió en una criatura tierna y extraordinaria. Podría decir que hay alguna clase de amor entre nosotros. Para mí es claro que Pindar siente afecto hacia mí. Y este tipo de sentimiento de amor debe ser el que siente un niño pequeño cuando tiene dos o tres años hacia sus padres.


No conozco a nadie que diga que un niño humano pequeño es incapaz de amar aunque ellos no puedan pensar acerca del amor. Pienso que a Pindar le ocurre lo mismo. Y creo que en muchos animales aparecen signos de afecto y preocupación que los animales muestran entre ellos mismos y hacia los humanos.

Existe una muy preocupante realidad acerca de las contradicciones y conflictos en las vidas de la gente. La industria de mascotas es una industria multimillonaria en los Estados Unidos. La gente que tiene mascotas a menudo los quiere como si fueran un miembro más de la familia y se desagradan mucho cuando les ocurren cosas malas a sus mascotas. Se gastan una ingente cantidad de dinero en cuidar a sus mascotas y exhiben fuertes muestras de amor y consideración sobre sus mascotas.


Así que es particularmente preocupante y notorio que la misma gente, o la mayoría de la gente, que ama a sus mascotas, participan y apoyan las peleas de perros y las riñas de gallos, demostrando así una increíble desconsideración hacia los animales, o apoyan el someter a los animales como sujetos forzados en terribles experimentos.

Tenemos que ser capaces de encontrar un camino para articular principios claros sobre los derechos de los animales, para no ser utilizados por los humanos, estableciendo claros principios morales y legales que prescriban que es incorrecto infligir violencia o daño sobre los animales.


La gente encuentra una forma de cegarse respecto de lo que conlleva la producción de la carne que comen y así con todo lo demás. Me parece que hay alguna clase de disonancia cognitiva aquí. No se permiten conocer la realidad de lo que está sucediendo. De esa forma se desconectan de lo que conllevan ese tipo de prácticas, como es el hecho de consumir carne.

Me encuentro no infrecuentemente con gente que dice: "Mira, he oído que lo que le hacen a los terneros, o lo que le hacen a las gallinas, o lo que le hacen a los cerdos, es terrible. Así que no quiere saber nada más sobre eso."

Pienso que la única cosa que puede lograr que la gente salga de ese tipo de contradicción o tensión es la voluntad de observar los hechos y reflexionar sobre las inconsistencias de su propia conducta. Este pensamiento debe conseguir que cambiemos nuestra forma de sentir. Así fue como yo comencé a pensar en el hecho de que lo que había en mi plato era esencialmente lo mismo que yo y esto me hizo sentir de forma diferente acerca de comerlo. Sólo cuando esto suceda, la gente comenzará a reconocer la contradicción e intentará resolverla.

Creo que tenemos obligaciones hacia los animales. Nuestra obligación considero que es en primer lugar adoptar un modo de vida vegana, como mínimo. No hay justificación para infligir los terribles daños que conllevan las granjas industriales y la experimentación con animales y todas las demás cosas que les hacemos.

Partiendo de una tabla rasa, creo que la primera obligación que tenemos es no dañar a los animales, no ejercitar la violencia sobre ellos o imponer violencia sobre ellos. Y la forma más directa de comprender esta obligación es hacerse vegano y continuar siendo vegano. Así que pienso que ser vegano es una cosa muy importante.

El profesor Francione de la universidad de Rutgers [Estados Unidos] argumenta que si por medio de la legislación se aboliera el estatus de propiedad de los animales, esto sería lo más importante que cualquier gobierno o legislación podría llevar a cabo.

Debido a que la tradición jurídica anglo-americana durante siglos ha clasificado a los animales como propiedad, ellos son cosas que poseemos; son mercancías. Esto permite que la gente pueda hacerles toda clase de cosas ya que uno mismo puede destruir su propiedad. Esto no sería lo más inteligente pero no hay ninguna ley que lo prohíba. Esto significa que podemos criar animales y matarlos para consumo humano; podemos venderlos, podemos usarlos, podemos experimentar en ellos. Si fuera posible clasificar legalmente a los animales como no-propiedad, como algo similar a una persona legal, esto podría prevenir que la gente matara animales, experimentara con ellos, y otra serie de cosas.

Sería esencial que pusiéramos a los animales en la situación de ser realmente comparados a los humanos desde una perspectiva moral, en el sentido de que si no podemos hacerle algo a un ser humano tampoco deberíamos permitir que se le hiciera a un animal. Por eso pienso que lo mejor que podría hacer cualquier gobierno o legislación es abolir el estatus de propiedad de los animales.

Pienso que todas las cosas que hagamos que inflijan violencia sobre los animales en la naturaleza o en los ecosistemas es algo sobre lo que tenemos que pensar cuidadosamente. Así que cada vez que vayamos a comprar algo que vaya empacado, o vayamos a consumir algo que acabará contaminando las fuentes de agua o los humedales, tenemos que pensar en lo que estamos haciendo. Pero lo primero, por lo que debemos comenzar, a mi modo de ver, es acerca de nuestra relación con la vida sintiente, la vida animal. Y pienso que la primera cosa que la mayoría de la gente puede hacer es convertirse en vegana. Y ser estrictamente vegana.

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