23 de septiembre de 2010

La capacidad de sentir: algunas aclaraciones




«Los animales son vivientes sensitivos. No sólo tienen vida, sino que la sienten en alguna medida.» Juan José Sanguineti

La capacidad de sentir es la única característica que debe poseer otro individuo para ser merecedor de consideración moral.

Sin embargo, la capacidad de sentir no es equivalente "la capacidad de sufrir y disfrutar". Ésta sería una definición reduccionista y errónea, difundida por los bienestaristas —a quienes sólo les importa el placer y el dolor. El sufrimiento y la felicidad sólo algunas de las sensaciones que experimenta un ser sintiente, entre otras muchas.

Dentro del ámbito animalista, la definición de la capacidad de sentir se ha visto profundamente influenciada por el utilitarismo de Jeremy Bentham quien fue también el primer pensador moderno que incluyó en la consideración moral a los animales no humanos. Bentham pensaba que a los demás animales sólo les importaba evitar el sufrimiento —y disfrutar del placer. Por eso dijo: que «la pregunta no es, ¿pueden razonar? ni ¿pueden hablar?, sino, ¿pueden sufrir?»

Esa caracterización errónea acerca de la capacidad de sentir de los animales, que pone un énfasis reduccionista en el sufrimiento, es un lastre que todavía seguimos soportando en el movimiento por la consideración moral de los animales. La capacidad de sentir no se reduce ni equivale a "la capacidad de sufrir y disfrutar" —como suelen señalar los autores bienestaristas. Otra cosa es que a los bienestaristas sólo les importe el dolor y el placer y transfieran esa obsesión sobre los demás animales, a pesar de que la ciencia nos explica que la sintiencia engloba toda clase de sensaciones, emociones y deseos, más allá del simple placer y dolor.

Una definición apropiada de sintiencia —la capacidad de sentir— podría ser la siguiente:

La capacidad de sentir es la capacidad de tener experiencias subjetivas [sensaciones, emociones, deseos, sentimientos] y de tener intereses —como el interés fundamental en continuar existiendo y evitar el daño.

La propia actividad de nuestro sistema nervioso central es el fundamento fisiológico de la sintiencia. De esa actividad proviene nuestra capacidad de experimentar sensaciones y de tener intereses.

Mientras nuestro sistema nervioso no sea gravemente dañado, esa actividad nunca cesa, por lo tanto nuestra capacidad de sentir y lo que se deriva de ella [sensaciones e intereses] sigue intacto aunque estemos dormidos o inconscientes.

Acerca de la certeza sobre la capacidad de sentir de los demás animales existen estudios científicos avalados por numerosas pruebas y evidencias.

La cuestión no es si pueden hablar, o si pueden razonar, ni tampoco si pueden sufrir. La cuestión es si pueden sentir.

2 comentarios:

  1. Sufrir y disfrutar ¿no son sensaciones?

    Saludos,
    David.

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  2. Hola, David.

    Muchas gracias por tus aportaciones acerca de este importante y un tanto complejo tema.

    Considero que es muy urgente poner de manifiesto que es la capacidad de SENTIR el criterio relevante y fundamental para la consideración moral. Y no la pertenencia a un grupo como la especie, la raza o el sexo.

    Por desgracias, el tema de la capacidad de sentir (la sintiencia) todavía no está lo suficientemente estudiado y muchas veces se reduce todo al placer y el dolor.

    Sufrir y disfrutar son dos palabras que se refieren a un conjunto de sensaciones dolorosas y placenteras. Eso forma parte de la capacidad de sentir pero no la agota ahí.

    Los utilitaristas como Peter Singer sólo tienen en cuenta el placer y el dolor, y todo lo demás que forma parte de la capacidad de sentir no les parece moralmente relevante.

    Los defensores de la ética de los Derechos Animales -que postulan la sintiencia como el fundamento material de la moral- deben considerar que es la capacidad de sentir en su globalidad lo relevante y no sólo una parte de ella.

    Tenemos que continuar insistiendo activamente en esta cuestión.

    Un saludo.

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