12 de diciembre de 2010

Veganismo y ateísmo desde la perspectiva moral de los Derechos Animales


«Hay que asentar la vida en lo más seguro, en lo más demostrable; no, como hasta ahora, en lo más lejano, en lo más indeterminable, en lo más nebuloso del horizonte.» ~ Friedrich Nietzsche
Considero que hay una idea en la que estamos de acuerdo todos los escépticos y racionalistas. Es la siguiente: debemos rechazar todas aquella creencias que no están fundamentadas en las evidencias y la lógica. Especialmente aquellas que se puede demostrar que son falsas o necesariamente imposibles. Estas creencias están promovidas por la superstición. Son nocivas para nuestra racionalidad, para nuestra convivencia y el respeto por los individuos. Y está demostrado que promueven actitudes fanáticas y violentas que causan innumerables víctimas en todo el mundo.

La creencia de que existe un poderoso ser superior a nosotros es una de las características de la religión y es una creencia sin fundamento en las evidencias ni en la lógica, Pero del mismo modo es igual de falsa e irracional la similar creencia de que el ser humano es un ser superior a otros animales: la pretendida superioridad humana.

Aceptar como verdaderas creencias que son falsas nunca nos hace ser mejores personas. Ser crédulos o irracionales no nos hace ser mejores. El pensamiento racional nos muestra que la religión no se basa en ninguna evidencia; sólo en la imaginación humana. La religión no tiene ninguna evidencia a su favor y parece estar motivada simplemente por la ignorancia, el prejuicio, o algún trastorno psicológico —un obsesivo miedo a la muerte.

Hay un conflicto inevitable entre ética y religión. La ética nos dice sobre cómo debemos vivir moralmente. La religión también intenta darnos unas pautas de conducta a las que supuestamente estamos obligados.


Podemos llegar a pensar que no importa que alguien tenga creencias religiosas mientras no perjudique a nadie. Pero la realidad no suele ser así. También podríamos decir que no importa que alguien crea que los blancos son superiores a los negros, o que los hombres son superiores a las mujeres, o que los humanos son superiores al resto de animales, mientras que no haga daño a nadie. Pero esas ideas provocan necesariamente conductas dañinas. Ocurre lo mismo con la religión. Ocurre lo mismo con el especismo.

Que la religión pervierte nuestra racionalidad puede verse en este caso expuesto por el profesor Gary Francione:
«Muchas personas piensan que cuando un animal escapa de la muerte de este modo, se trata de alguna clase de señal divina. Estos tipos de evento, irónicamente, refuerzan nuestra idea de que, debido a que no hay ninguna intervención divina para todos los otros animales que son asesinados en los refugios o en los mataderos, entonces esta es la manera en que las cosas deben ser para aquellos otros animales. Ellos son asesinados como parte del orden natural.»
Esto es una prueba más de la irracionalidad del pensamiento religioso: sacar conclusiones imaginando entidades que no se pueden demostrar de ningún modo, para justificar algún tipo de hecho o de conducta. En este caso, la religión sirve para justificar la explotación animal.

Sin embargo, en lugar de señalar ese tremendo error, que daña nuestra racionalidad y nuestra capacidad moral, el profesor Francione prefiere opinar sobre lo que supuestamente Dios pensaría, si existiera, respecto de ese hecho. Es decir, contesta a una fantasía con otra fantasía, cuando lo apropiado sería reivindicar el papel central de la razón en nuestra vida, la cual excluye necesariamente la religión.

¿Cuál es la diferencia esencial entre creer en Dios, Santa Claus, o los Reyes Magos, y creer que los humanos somos seres radicalmente diferentes y superiores al resto de animales y que estamos legitimados en explotarlos? Ninguna. Todas ellas son creencias fabricadas simplemente para hacernos sentirnos mejor –como estupefacientes– y que no tienen ninguna conexión con la realidad.


Esa creencia –el antropocentrismo moral– es nociva para nuestra racionalidad, y especialmente para nuestra convivencia con otros animales y el respeto que les debemos. Y está demostrado que promueve actitudes fanáticas y violentas que causan innumerables víctimas inocentes en todo el mundo.