26 de marzo de 2013

Un error categorial



En el año 1949 el filósofo inglés Gilbert Ryle publicaba un libro titulado «El concepto de lo mental» en el que trataba diversos temas sobre filosofía de la mente y en el que específicamente criticaba un dogma tradicional del pensamiento filosófico, basado en la idea de que las nociones de cuerpo y de mente se refieren a dos entidades diferentes y separadas. Lo que Ryle explicaba, básicamente, es que este dualismo era erróneo y una consecuencia de lo que denominaría error categorial

Ryle señala que pensar que cuando hablamos de cuerpos y mentes nos estamos refiriendo a entidades distantes y singulares es lo mismo que creer que cuando hablamos de ciencia y cuando hablamos de química nos estamos refiriendo a cosas totalmente distintas. Obviamente no es así. La química forma parte de la ciencia y la ciencia no puede entenderse sin la disciplina que estudia las propiedades de la materia. Del mismo modo, la mente es una actividad del cuerpo —situada concretamente en el cerebro— y, a su vez, nuestro cuerpo no puede sostenerse por sí mismo sin la existencia de la mente.

¿En qué consiste el error entonces? El error está en creer que los conceptos de mente y cuerpo —o los de ciencia y química— pertenecen a la misma categoría. Cuando equiparamos nociones que pertenecen a categorías diferentes incurrimos en el error categorial

No es un error decir, por ejemplo, que nosotros somos humanos, o que somos animales, o que somos entes, o que somos personas, o que somos españoles —si lo fuéramos. El error estaría en creer que todas esas nociones, aunque refieran a una misma entidad material, se identifican también dentro de una misma categoría. Todas esas categorías se pueden encontrar en un mismo individuo, pero desde luego no son la misma categoría ni son conceptos sinónimos.

En todo caso, no es mi intención explicar en detalle o comentar estos argumentos de Ryle, con los que esencialmente estoy de acuerdo, sino solamente mencionarlos para, a partir de ellos, señalar ciertos errores categoriales que se producen continuamente cuando hablamos de veganismo. Recomiendo leer el libro de Ryle, si se quiere profundizar en estos temas.

¿Qué tiene que ver todo esto con el veganismo? En la situación actual tiene mucho que ver. Aunque para notarlo deberíamos tener medianamente claro qué es el veganismo.

El veganismo es un principio moral que afirma que los otros animales deben estar libres de nuestra dominación y, por tanto, condena y rechaza que los utilicemos para nuestros fines. Ésta es la razón por la que el veganismo implica no consumir o participar en ninguna actividad o producto que implique utilizar animales no humanos. 

Si asumimos el principio del veganismo entonces de él se derivan una serie de prácticas. Igual que si asumimos el principio básico del feminismo tendremos que dejar de apoyar o participar en cualquier acción que implique forzar o someter a las mujeres a la voluntad de los hombres y rechazar esta opresión sexista.

Si tenemos claro este punto entonces nos resultará relativamente claro ver lo siguiente. Pero si alguien piensa que el concepto de veganismo puede significar lo que a cada uno le parezca arbitrariamente, entonces probablemente no coincidirá con nada de lo que yo diga aquí; salvo que cambie de parecer.

Intentando ser lo más conciso posible: si efectivamente el veganismo es el reconocimiento moral de que los demás animales son personas no humanas y el rechazo de nuestra opresión especista sobre ellos, entonces carece de sentido por completo que digamos que el veganismo tiene que ver con preservar el medio ambiente o con mejorar nuestra salud humana o con la explotación de seres humanos, o con cualquier otra cuestión que no sea en sí misma la explotación de animales —estaríamos incurriendo en un error categorial. Estaríamos confundiendo temas que, aunque pudieran tener alguna relación circunstancial entre ellos, no pertenecen a la misma categoría.


Si veganismo significa la doctrina de que los humanos no debemos explotar a los animales entonces dicho principio ético no se puede justificar argumentando sobre nuestra salud personal, el medio ambiente o la injusticia contra seres humanos. 

¿Es malo para nuestra salud asistir a un circo en el que se utilicen animales? ¿Acaso es perjudicial para el medio ambiente organizar peleas de perros? ¿Sería contrario al respeto que merecen los seres humanos el hecho de despellejar a otros animales para vestirnos con trozos de sus cuerpos? La respuesta es un evidente y rotundo no para todos los casos. Y para otros similares. El veganismo no existe para beneficiar nuestra salud, para preservar el medio ambiente o para fomentar el respeto por los seres humanos. Aunque el veganismo no es incompatible con estas y otras cuestiones morales, ni excluye preocuparse también por ellas, pero podemos entender que se trata de cuestiones categorialmente diferentes.

Por ejemplo, la esclavitud de seres humanos es un problema específico. Esta esclavitud no tiene como causa, ni como consecuencia inherente, la contaminación del medio ambiente o un perjuicio de salud a quienes ejercen dicha esclavitud. Se trata de situaciones categorialmente distintas. Podemos esclavizar a seres humanos y al mismo tiempo respetar el medio ambiente o nuestra propia salud. Lo mismo ocurre cuando se trata de la opresión sobre los demás animales.


El veganismo sólo puede justificarse racionalmente teniendo en cuenta el hecho científicamente comprobado de que los demás animales son seres sintientes: son individuos que tienen voluntad e intereses propios. Ellos son sujetos; no son objetos y, por tanto, no está lógicamente justificado que los tratemos como si fueran objetos, sometiéndolos a nuestra voluntad, reduciéndolos a la condición de recursos para nuestro beneficio. 

Hay un problema específico y peculiar en nuestra sociedad, en nuestra cultura: el especismo. Mas concretamente: la creencia de que los demás animales existen para servir a los intereses de los humanos —el supremacismo humano. Este problema concreto existe aparte del perjuicio al medio ambiente, la preocupación por nuestra salud personal o la violencia intraespecífica entre seres humanos. No comprender que se trata de cuestiones diferentes, o pensar que todo se reduce a lo mismo, es un ejemplo de error categorial. Podemos respetar el medio ambiente y explotar a los demás animales, o viceversa. Podemos cuidar bien nuestra salud y explotar a los demás animales, y al contrario. Es muy evidente que no son la misma cuestión

Tanto los que defienden o contaminan el medio ambiente, así como los que se preocupan por la salud humana, y también aquellos que rechazan o ejercen la violencia contra seres humanos, tienen todos ellos al menos algo en común: el especismo. — del cual derivan directamente el antropocentrismo y la doctrina del supremacismo humano. Todos ellos, o en su gran mayoría, consideran que los humanos tenemos derecho a utilizar a los demás animales para satisfacer nuestras necesidades y deseos. Pueden diferir tal vez en determinados puntos, pero todos ellos coincidirían esencialmente en esa mentalidad. El efecto de ese prejuicio es que esclavizamos y asesinamos a billones de animales inocentes sin necesidad ni razón que lo justifique.

El veganismo surgió como respuesta a ese grave y concreto problema: la dominación humana sobre los demás animales. Igual que el feminismo surgió en su momento como respuesta a la dominación patriarcal que padecían, y aún padecen, las mujeres. El veganismo no es una dieta; es un principio ético que abarca todos los ámbitos de la vida. El veganismo no existe para mejorar la salud humana ni para conservar el medio ambiente sino para respetar a los animales como personas con derechos; comenzando por el derecho más fundamental —el derecho a no ser propiedad.

¿Acaso todo esto quiere decir de algún modo que sólo debemos preocuparnos por el veganismo? Por supuesto que no es así necesariamente. El veganismo es compatible y coherente con otras posiciones morales sobre otras cuestiones diferentes. Pero sí debemos preocuparnos por asumir el veganismo como base moral en nuestra mentalidad y en nuestros actos. Asimismo, debemos intentar no incurrir en el error categorial de seguir creyendo que problemas esencialmente diferentes se pueden reducir a uno solo, o pensar que un principio o problema puede relacionarse con otros que no pertenecen a la misma categoría.

12 comentarios:

  1. Hola Luis.

    Muy interesante lo que has expuesto, pero hay algo en lo que no termino de estar de acuerdo. No creo que que sea un error categorial incluir el rechazo de la explotación de seres humanos en el principio del veganismo, al contrario, lo veo como algo indisoluble, puesto que excluir a los animales humanos del principio vegano sería directamente incurrir en la propia discriminación especista.

    Entiendo, naturalmente, que la explotación de seres humanos no está propiciada por el especismo y que en ello existe una diferencia notable en relación a la explotación de aimales no-humanos, pero un vegano que defienda o no rechace la explotación de seres humanos estará cometiendo una absoluta incoherencia, al menos bajo mi punto de vista.

    Saludos.

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    1. Hola, Igor. Muchas gracias por tu comentario.

      Entiendo perfectamente la objeción que planteas. Intentaré responderla de manera concisa.

      Considero que sería un error categorial considerar que el veganismo se refiere a los humanos cuando en su definición queda claro que se refiere específicamente a los nohumanos. Me parece un error categorial bastante evidente. Por un lado estamos hablando de humanos y, por el otro, de nohumanos. Son categorías diferentes. Ahora bien, la cuestión es si esta categorización separada está justificada. Yo considero que sí por los siguientes motivos.

      El veganismo discrimina a los humanos en el sentido de que se refiere solamente a los nohumanos. Pero no es una discriminación injusta. Del mismo modo que no es injusto que el feminismo se refiera específicamente a las mujeres y discrimine a los hombres. ¿Por qué? Por dos razones. Primero, porque en ambos casos el fundamento moral está basado en la igualdad y el respeto para todas las personas. Y, segundo, porque en ambos casos responden a un problema específico que existe en la sociedad y que requiere una respuesta específica. Hay discriminaciones justas y otras que son injustas. Todo depende de si está justificada moralmente. Porque otro error es creer que discriminar es algo intrínsecamente erróneo, cuando no es así:

      http://filosofiavegana.blogspot.com.es/2011/08/un-comentario-acerca-de-la.html

      No es lo mismo discriminar moralmente entre personas debido a su especie (o sexo),y justificar su opresión en base a esa discriminación, que rechazar dicha discriminación y opresión específica mediante una postura moral concreta basada en la igualdad y el respeto. Se trata de dos términos completamente opuestos.

      Ni el veganismo ni el feminismo discriminan injustamente, sino que responden a problemas concretos con características peculiares: especismo y patriarcalismo. Ni el veganismo ni el feminismo han creado esos problemas, sino que tratan de solucionarlos partiendo de los principios de igualdad y respeto por la persona y sus derechos.

      Estoy de acuerdo contigo en que alguien que acepte el principio del veganismo sería incoherente si acepta o promueve la explotación de seres humanos. Por supuesto. Pero esa incoherencia no se refiere al veganismo en sí mismo (rechazo a la explotación de animales no humanos) sino a su base moral. La base moral del veganismo (al igual que el feminismo) es la igualdad y el respeto por las personas y sus derechos. Y el fundamento último de esta base moral es la lógica. En concreto, el principio de identidad:

      http://filosofiavegana.blogspot.com.es/2013/02/el-principio-de-identidad.html

      ¿Alguien podría ser racista y vegano al mismo tiempo? Sí, podría, en teoría. Porque racismo (raza) y especismo (especie) son categorías diferentes. Otra cosa es que esto sea incoherente con la base moral del veganismo. Del mismo modo, alguien podría ser feminista y racista al mismo tiempo. De hecho, se han dado casos. Es incoherente de acuerdo con su base moral, pero es posible porque se trata de categorías distintas. También ocurre que hay personas que equivocadamente defienden el veganismo debido a otros motivos morales diferentes (e.g: utilitarismo) y eso explica sus incoherencias.

      Ciertamente comprender esta cuestión puede resultar relativamente difícil porque el error categorial es algo muy habitual que cometemos constantemente. Poniendo una metáfora arbólea: tendemos a confundir raíz, tronco y ramas. No son lo mismo. Tienen relación, sí, pero el error categorial ocurre cuando creemos que son lo mismo, o que son cosas radicalmente aisladas entre sí mismas.

      El fundamento de la ética es la lógica. A partir de este fundamento existe la base moral que es el respeto por la persona y sus derechos. A partir de esa base podemos, o no, crear principios específicos para cada problema concreto (especismo, racismo, sexismo, homofobia,...). Por tanto, se trata de tres niveles distintos. El error categorial sucede cuando los confundimos.

      Un saludo.

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  2. Hola de nuevo Luis.

    Después de leer tu aclaración debo decir que ahora me siento más confundido. Comparto a grandes rasgos todo lo que has dicho, es cierto, pero siguen coleando aún un par de cuestiones que no terminan de convencerme.

    Estoy de acuerdo en que el término discriminación no siempre va unido a consecuencias negativas, pero no estoy seguro de que en el caso del especismo pueda llegar a existir una discriminación justa. Podemos decir, efectivamente, que una discriminación entre los humanos y el resto de animales para centrarse en la explotación que sufren los segundos sería positiva, pero ¿no puede esa argumentación servir también para discriminar a los propios animales no-humanos? Me refiero a que es obvio, al menos bajo mi punto de vista, que entre los no-humanos hay especies más explotadas y perjudicadas (o al menos mejor o peor consideradas) que otras, y que siendo así, alguien podría considerar que la discriminación entre ellos mismo sería igualmente justa y positiva.

    Por otra parte, uno de los mayores problemas que propicia la explotación de los demás animales es precisamente la eterna tendencia de los humanos a excluirnos del reino animal. ¿No crees, por tanto, que mantener una distinción entre nosotros y los demás animales, aunque sea con una finalidad positiva, resulta perjudicial? La analogía con el feminismo es muy acertada, pero al fin y al cabo la mujer nunca ha sido excluida de la condición de persona ni ser humano, es sólo que ha sido considerada por el machismo como una persona más débil o menos capaz que el hombre. Por eso considero que en el feminismo la mencionada distinción sí puede ser positiva.

    Saludos Luis.

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    1. Buenas de nuevo, Igor. Gracias por tus observaciones.

      Las cuestiones que planteas me parecen muy importantes. Y creo que reflejan lo que mucha gente lógicamente se preguntaría también sobre este asunto. Trataré de responderlas de la manera más concisa y clara que pueda.

      En referencia a la primera cuestión, debo aclarar que en realidad no hay ninguna discriminación especista - basada en la especie - que sea moralmente correcta. La especie es irrelevante a la hora de establecer la consideración moral. Por tanto, decir que unos individuos merecen diferente, o ninguna, consideración moral básica por ser, o no, de determinada especie es un error moral. Es una injusticia. Pero el veganismo no defiende nada de esto, sino todo lo contrario.

      El veganismo no está haciendo ninguna discriminación especista. Es cierto que está discriminando (en un sentido focalizador de un problema concreto y específico). Pero no es una discriminación moral. Es una discriminación basada en la situación social y cultural en la que nos encontramos. Vivimos en una sociedad en la que se discrimina moralmente a las personas que no son humanas por el simple hecho de no ser de nuestra especie. Y se trata de una discriminación aceptada y legalizada. El veganismo está diciendo que esa discriminación opresiva es injusta y debe terminar ya.

      Si en nuestra sociedad las únicas personas explotadas fueran, por ejemplo, solamente las focas, o fueran solamente los rubios o - cualesquiera otros individuos con alguna determinada característica que no afecta a la capacidad de sentir - estaría perfectamente justificado que surgiera un movimiento moral que condenara y desafiara esa discriminación. En nuestra sociedad los humanos son reconocidos como personas, como sujetos de derechos, y se considera inmoral e ilegal utilizarles como meros recursos, como esclavos. Pero los demás animales están excluidos de dicha consideración moral, sólo por no ser humanos. El veganismo surge como respuesta a esta injusticia. El veganismo no discrimina en sentido moral sino que pretende acabar con dicha discriminación especista.

      El feminismo se enfoca específicamente en la opresión patriarcal. El ateísmo se centra en el problema de la religión. El movimiento de derechos civiles liderado por Martin Luther King respondía a la injusticia del racismo. Todos estas posturas morales discriminan sobre problemas concretos surgido de acuerdo con la mentalidad predominante y el contexto social en el que se encuentran. Pero todas ellas se basan en los mismos principios de igualdad y de respeto por los individuos. El veganismo es otra rama más surgida del mismo tronco. En su texto "Veganismo Definido", de 1951, Leslie Cross ya decía que el veganismo era una extensión del abolicionismo de la esclavitud.

      El veganismo no es especista, ni puede serlo por definición. El veganismo rechaza y condena explícitamente la discriminación especista. El veganismo se enfoca a los nohumanos pero su base moral es el igual respeto por todos los seres sintientes. Y éste es el mensaje que el veganismo difunde. El veganismo no discrimina entre especies, sino que responde contra una discriminación especista. Ésta es la importante y fundamental diferencia. El único elemento que comparten es la discriminación en sí. Pero nada más que esto. No se pueden equiparar en ningún otro aspecto. Sería como equiparar una enfermedad y su remedio, solamente porque ambos comparten algún elemento (por ejemplo, el hecho de centrarse en determinado órgano).

      Por supuesto, esta justificación no es válida cuando se trata de campañas que discriminen entre especies no humanas. Una campaña que discrimina en base a la especie es especista. No hay ninguna razón que justifique dicha discriminación, puesto que todos los animales nohumanos son igualmente discriminados de la consideración de persona. Todos los nohumanos son literalmente (a nivel moral y legal) considerados como propiedad de los humanos. Sin excepciones.

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    2. Considero que la cuestión no reside en si hay mayor número de perros explotados que de mariposas. O si hay más cerdos padeciendo la explotación especista que conejos. O si hay, quizás, algunos nohumanos que no son explotadas por el hombre. Estas diferencias son meramente circunstanciales en función del provecho utilitario que los humanos podemos sacar a costa de ellos. No es el problema fundamental. El problema fundamental es que consideremos que los demás animales son nuestros esclavos y existen para ser utilizados por nosotros, cuando veamos que podemos obtener un beneficio de ello.

      No hay ningún grupo de nohumanos que haya sido reconocido como sujeto de derechos. Aunque sí hay gente que piensa que específicamente los perros o los mamíferos o los primates no humanos deberían ser considerados moralmente igual que los humanos, a nivel básico al menos, pero excluyendo a los demás animales. O quizás no lo cree así pero igualmente participa en campañas que difunden ese tipo de criterios especistas (como es el caso del Proyecto Gran Simio).

      Una campaña a favor del veganismo incluye a todas las víctimas por igual de la explotación especista. Si podemos hacer campañas basadas en el veganismo - y en efecto podemos - entonces no hay razón alguna que justifique discriminar entre las especies cuando se trata de las víctimas de la opresión especista. Ese tipo de discriminación sería especista.

      Imaginemos que en el mundo sólo hubiera blancos y negros. Y que los negros discriminaran y oprimieran a los blancos desde hace miles de años. Pero en algún momento surgiera un grupo de negros que se opusiera a esa situación de dominación y crearan un movimiento a favor de los blancos y en contra de su explotación. Los negros defensores de la opresión les replicarían - incurriendo en un error categorial - que al discriminar su atención por los blancos estarían incurriendo en la misma discriminación que dicen denunciar. ¿Esa réplica tiene sentido lógico? No, es incorrecta. Porque una discriminación basada en criterios de igualdad que pretende resolver una injusticia no pertenece a la misma categoría que una discriminación que implica la dominación explotadora sobre los individuos discriminados. Son dos casos completamente opuestos.

      ¿Se comprender quizás mejor con esta analogía?

      Cometemos un error categorial cuando confundimos una discriminación basada en prejuicios morales con una discriminación basada en criterios no morales. Que haya disciplinas médicas centradas en los varones (urología) y otras en las mujeres (ginecología) no obedece a prejuicios sexistas, sino a criterios fisiológicos, que no implican nada inmoral. La discriminación que hace el veganismo, es decir, enfocarse en los nohumanos y la opresión especista que ejercemos sobre ellos, no es un prejuicio moral sino una característica motivada por el contexto cultural en el que vivimos. Un contexto que sí está basada en el prejuicio especista.

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    3. Respecto de la segunda cuestión que señalas, yo creo que que el problema central quizás no está realmente en el hecho de que ciertas culturas o doctrinas separen radicalmente al ser humano del resto de animales. Y digo ciertas porque no en todas las culturas se separa al hombre de los demás animales. En nuestro contexto cultural fuertemente influido por el judeocristianismo sí que está presente esta idea, pero no todas las culturas humanas poseen ese mismo prejuicio. Algunas reconocen explícitamente que los humanos somos animales entre otros animales. Y, sin embargo, todas ellas son especistas.

      Casi todos, por no decir todos, los científicos están de acuerdo en que los humanos somos animales, somos una cierta clase de animales. Pero no por ello dejan de ser especistas. Y lo mismo ocurre con personas que, sin ser científicos ellos mismos, poseen una cultura racional y científica. O sea que no parece que el problema esencial radique en asumir que los humanos somos animales. El concepto de animal no deja de ser una mera descripción biológica, no un concepto moral.

      Si aceptamos el criterio biólogico de especie, entonces está claro que nosotros somos humanos y otros animales no lo son. Se trata simplemente reconocer un hecho, y nada más. No implica ninguna consecuencia moral en sí mismo. Del mismo modo que algunos humanos son mujeres y otros no lo son. Es una simple cuestión biológica. El error moral surge cuando introducimos la especie (o determinadas características asociadas a una especie) dentro del contexto moral. He aquí el fallo. Creer que el aspecto, el tamaño, la anatomía, o el tipo de inteligencia, son características que legitiman discriminar y oprimir a otros individuos.

      Reconocer que los humanos somos animales no es más que reconocer una clasificación biológica, científica. El progreso moral ocurre cuando entendemos que la sintiencia es el único criterio relevante de consideración moral. Cuando aceptamos que todos los individuos deben ser respetados como personas. Sin importar otras características que no afectan al hecho mismo de sentir. Da igual que fuéramos animales, máquinas o espíritus. Lo relevante es la capacidad de sentir, ser consciente, experimentar sensaciones, tener voluntad e intereses.

      Por otro lado, el problema histórico de la discriminación de la mujer es algo complejo y tiene matices según la situación cultural e histórica. Pero lo cierto es que en algunos contextos, la mujer ha sido considerada como una mera propiedad del varón. Ya fuera su padre o su marido o algún otro hombre con cierta autoridad. Su voluntad y sus intereses estaban totalmente supeditados al de sus dueños masculinos. En el mejor de los casos, la mujer ha sido relegada al estatus de tutelado (el mismo que los niños o ciertos discapacitados).

      Bueno, para terminar, debo decir que, como suele ser habitual, tus comentarios me parecen muy inteligentes y relevantes a la cuestión. Y me motivan a pensar, en lugar de creer zanjada la cuestión. Por ello, te agradezco mucho tu atención y tus palabras. Y aunque no estoy seguro de haber respondido satisfactoriamente a tus objeciones, sí estoy convencido de que tus comentarios pueden ayudarnos a aclarar un poco mejor esta cuestión.

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    4. Una respuesta perfectamente satisfactoria Luis. Coincido plenamente con lo que has dicho. Si no he entendido mal, lo que vienes a decir en resumidas cuentas es que el veganismo es una respuesta al especismo, y que al no estar la explotación de seres humanos inducida por él, carece de sentido que se emplee el veganismo para contrarrestarlo. Siendo así no me cabe más que darte toda la razón.

      Aún así me sigue pareciendo excesivamente contundente la afirmación de que el veganismo no tiene nada que ver con la explotación de seres humanos, ya que el veganismo, aún siendo una respuesta al especismo, esa una respuesta amparada en la capacidad de sentir de todos los animales y esa característica también está presente en los humanos. Digamos sencillamente que un vegano que defienda la explotación de seres humanos es un vegano (¿lo es?) que no ha entendido nada de nada.

      Pero sí, tiene razón. El veganismo es una respuesta a un problema específico con una base discriminatoria común a todos ellos y que en ningún caso se da en los humanos, por muy explotados que puedan estar.

      Te agradezco lo que has dicho al final, porque intervenir sólo para mostrar objeciones me hace sentirme algo quisquillo. Mi intención es abrir el debate hacia cuestiones que puedan surgir en determinados temas para poder responderlas de manera más meditada.

      Un abrazo.

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    5. Muchas gracias por tu atención, Igor. Lo que dices es correcto aunque me gustaría precisarlo un poco más, con tu permiso.

      Especificando todavía más, el veganismo es una respuesta concreta a la explotación especista de animales no humanos por parte del hombre. El veganismo se opone a la explotación de animales nohumanos. Contra el especismo explotador; contra la explotación especista.

      Lo que quiero decir es que el especismo en general no se limita solamente a la explotación. Cuando los humanos decidimos, por ejemplo, edificar en un terreno natural y no tenemos en cuenta que de ese modo podemos perjudicar a otros animales que vivan allí, estamos discriminando en base a la especie al ignorar sus intereses sólo por no ser humanos. Esto no es explotación. Pero es un problema moral. Porque estamos causando un daño a personas nohumanas, que tienen el mismo derecho a vivir que nosotros, solamente para nuestro propio beneficio.

      La respuesta general al especismo sería la ética de Derechos Animales. Pero entiendo que el veganismo tiene cierta prioridad y relevancia porque mientras sigamos viendo a los demás animales como nuestros esclavos, como recursos que existen para servirnos, será imposible que se les reconozca como personas y se tengan en cuenta sus intereses. Por eso, el veganismo es una cuestión tan fundamental e importante.

      Respecto de que el veganismo no tiene nada que ver con la explotación de seres humanos, está claro que dicho así tal cual suena un tanto mal, un tanto egoísta. Ciertamente el veganismo se refiere a los no humanos y su explotación especista. Pero se puede decir que sí tiene que ver en el sentido de que el fundamento y la base moral que justifcan por qué está mal explotar a humanos y a nohumanos son exactamente la misma.

      Un vegano que no rechaza la explotación de seres humanos o que apoya discriminaciones no especistas como el racismo o la homofobia no sería contradictorio con el veganismo, pero sí sería incoherente con su base moral. Es un problema de coherencia moral, pero que no contradice el principio del veganismo en sí mismo.

      Hay casos de personas que rechazan tajantemente el racismo pero han mantenido prejuicios sexistas u homófobos. Esto es algo notorio. Simplemente porque se trata de categorías diferentes, aunque relacionadas. La clasificación moral de tres niveles (fundamento, base, principio) que expuse anteriormente creo que ayuda a entender mejor por qué ocurren estas incoherencias.

      Obviamente, yo no veo el veganismo como algo aislado sino como parte de una ética general de Derechos Animales. Pero sí creo que el veganismo ocupa una categoría particular y fundamental dentro de una visión moral de derechos no-especista.

      Bueno, lo que dije acerca de tus comentarios es completamente sincero. Tus observaciones son siempre inteligentes y honestas, y enriquecen y mejoran la explicación que yo puedo dar sobre estos temas. Y los considero igual de importantes que yo lo que yo pueda decir al respecto. Es por eso que te lo agradezco y te animo a que plantees siempre cualquier objeción o argumento que consideres oportuno.

      Un abrazo, Igor.

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  3. Miguel Angel27 marzo, 2013

    Hola Luis e Igor. He estado muy pendiente desde que se hizo público este enlace y no lo compartí en mi muro por tener algunas dudas al respecto parecidas a las que plantea Igor. He estado muy pendiente a los argumentos que habeis expuesto los dos y ahora que me ha quedado más claro si me siento en la disposición de compartir.
    Aprovecho para mandaros un abrazo a los dos.

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    1. Muy buenas Miguel Angel.

      Inmejorable sitio de reunión es éste, desde luego. Aquí estamos dos incondicionales del siempre fascinante blog de Luis ¿no es así?

      Un abrazo para ti también.

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    2. Muy buenas, Miguel Ángel.

      Gracias por compartir la entrada. Me alegra mucho verte por aquí y, como siempre, te agradezco especialmente tu atención sobre las reflexiones que presento en este blog.

      Un abrazo.

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  4. Miguel Angel28 marzo, 2013

    Muy buenas Igor.

    Claro que sí, no lo dudes. Ha sido un lugar desde que lo conocí, que me ha ayudado muchísimo y lo sigue haciendo por supuesto, a evolucionar.

    Un abrazo y deseando que vaya todo estupendamente por allí.

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