27 de junio de 2013

Thoreau y la cuestión del especismo



Podemos reconocer que al menos desde Sócrates, han habido muchos pensadores y filósofos totalmente alejados del ámbito académico. Uno de los más interesantes e influyentes de la época contemporánea es Henry David Thoreau. Mi intención en esta nota es mostrar qué podríamos aprender del legado de Thoreau en relación con el problema de la dominación especista sobre los animales no humanos.

Una noción fundamental que encontramos en los escritos de Thoreau es la oposición radical a la esclavitud de los seres humanos. También estaba en contra de que el Estado forzara a sus ciudadanos a cumplir con el servicio militar o a pagar impuestos con los que luego financiaba tanto la esclavitud como la guerra. Es por esto que se considera a Thoreau como un pionero —tanto teórico como activista— del movimiento libertario y la desobediencia civil. Aunque no tenemos que ajustarnos a ninguna doctrina concreta para comprender la universalidad de las nociones morales que encontramos en la filosofía de Thoreau.

Considero que la idea central en la filosofía de Thoreau es la de que no tenemos derecho a someter a otros individuos para nuestro propio beneficio. Tan simple como eso. En las ideas de Thoreau hay una acertado equilibrio entre libertad e igualdad, puesto que no puede haber libertad legítima si no es la igual libertad para todos y, asimismo, no puede haber igualdad legítima si no está basada en la libertad inalienable de vivir cada uno nuestra propia vida sin estar sometido a los deseos de otros. Todo esto resume en pocas palabras el rechazo a la explotación de personas, y el postulado a favor del valor inherente de cada individuo.

Por cierto ¿cuántas veces no habremos oído como argumento para intentar justificar alguna injusticia que toda esa actividad está regulada por ley? En contra de la idea de que algo está bien sólo porque sea legal, responde Thoreau con mucha elocuencia:

«¿Debe el ciudadano someter su conciencia al legislador por un solo instante, aunque sea en la mínima medida? Entonces, ¿para qué tiene cada hombre su conciencia? Lo deseable no es cultivar el respeto por la ley, sino por la justicia. La única obligación que tengo derecho a asumir es la de hacer en cada momento lo que crea justo [...]. La ley nunca hizo a los hombres más justos y, debido al respeto que les infunde, incluso los bienintencionados se convierten a diario en agentes de la justicia.» [Desobediencia civil y otros escritos]

El progreso se consigue en el contexto moral y en nuestras actividades diarias. Esperar justicia por parte de las leyes y los gobernantes, cuando los principios morales no predominan en la propia sociedad civil, es esperar en vano. Las leyes simplemente recogen las costumbres más generalizadas o los intereses de los grupos más poderosos:

«Yo no me enfrento con enemigos lejanos sino con los que cerca de cada cooperan con ellos y les apoyan, y sin los cuales estos últimos serían inofensivos. Estamos acostumbrados a decir que las masas no están preparadas, pero el progreso es lento porque la minoría no es mejor o más prudente que la mayoría. Lo más importante no es que una mayoría sea tan buena como tú, sino que exista una cierta bondad absoluta en algún sitio para que fermente toda la masa. Miles de personas están, en teoría, en contra de la esclavitud y la guerra, pero de hecho no hacen nada por acabar con ellas. » [Desobediencia civil y otros escritos]

Sin embargo, no necesitamos basarnos exclusivamente en la analogía entre el racismo y la esclavitud de seres humanos con el especismo y la explotación de los animales nohumanos. Ha quedado constancia de que Thoreau no era ajeno a que existía un problema moral en nuestra relación con los demás animales:

«Al margen de mi particular costumbre, no me cabe la menor duda de que es parte del destino de la raza humana, en su progreso, gradual, el dejar de consumir animales, de igual modo que las tribus salvajes dejaron de comerse entre sí cuando entraron en contacto con otras más civilizadas.» [Walden]

Ante la injusticia, el primero paso, el fundamental y decisivo, es lo que hacemos en nuestra vida. Todos y cada uno de nosotros. No esperemos que otros solucionen los problemas. Nosotros somos quienes debemos actuar, empezando por no participar en la injusticia. De esto trata la ética y la filosofía moral:

«No lo olvidemos: el sentido pleno y original de la filosofía no se limita al ejercicio del pensamiento, sino de la voluntad y del ser al completo. La filosofía es un método de progreso espiritual que aspira a provocar una transformación radical del sujeto.» [Cartas a un buscador de sí mismo]

Si nos importan los animales, si reconocemos que los animales poseen un valor moral, si realmente estamos en contra de la violencia contra los inocentes, entonces no hay otra opción coherente con esta posición que no sea asumir el veganismo. Todos decimos estar en contra de hacer daño a los animales sin una razón suficiente que lo justifique, pero no hay ninguna razón que pueda justificar moralmente la utilización de los animales. Asimismo, todos decimos estar en contra de dañar innecesariamente a los animales, pero resulta que el uso de animales no se puede calificar razonablemente como necesario. Así señalaría Thoreau:


Sólo cuando dejemos de consumir y explotar a aquellos que decimos respetar, podremos creer con honestidad que estamos consiguiendo un progreso real en nuestra relación con los demás animales. Thoreau nos recuerda la importancia decisiva de las acciones que consideramos nimias:

«Lo que importa no es que el comienzo sea pequeño; lo que se hace bien una vez, queda bien hecho para siempre.» [Desobediencia civil y otros escritos]

Thoreau ha sido la inspiración de importantes pensadores y activistas como Henry Salt, Tolstoi, Mohamas Gandhi, Martin Luther King, Nelson Mandela, y muchos otros. Ningún resumen puede sustituir la lectura directa de sus escritos, y la esperanza de que nos inspiren al igual que lo hicieron con todos aquellos que ayudaron al progreso moral en el mundo:

«Nunca es demasiado tarde para renunciar a nuestros prejuicios. No se puede creer firmemente, sin pruebas, en alguna forma de pensar o de hacer, por antigua que sea. Lo que hoy todo el mundo repite y acepta como verdadero, puede convertirse en mentira mañana, una mera opinión de humo que algunos creyeron fuera nube que daría agua fertilizadora para los campos. Tratad de hacer aquello que la gente antigua afirma ser imposible de realizar, y demostrad que sí podéis. Los hechos antiguos pertenecen a las generaciones antiguas, y los nuevos, a la nueva generación.» [Walden]

11 comentarios:

  1. Miguel Angel29 junio, 2013

    Muchas gracias Luis por tu redacción, me ha encantado y por la recopilación de algunos de los pensamientos de Thoreau.

    Parece ser, según he visto por la red, que hay mucho interés en algunas editoriales de hacer más publicaciones en referencia a Thoreau.

    Un abrazo.

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    1. Gracias a ti, Miguel Ángel. Nuestras conversaciones privadas reanimaron aún más mi ya antiguo interés por la obra de Thoreau. En parte, el haber publicado esta nota te lo debo a ti.

      No me sorprende nada el creciente interés por Thoreau. Su pensamiento es tremendamente actual. No ha envejecido ni se ha desgastado un solo ápice. Parece haber sido escrito ayer mismo. Ojalá que su lectura tenga en nosotros un efecto provechoso y útil, tal cual lo tuvo en los activistas y reformadores del pasado reciente.

      Un abrazo.

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  2. Hace unos años, al ir acercándose mi cumpleaños, mi novia me dijo:
    "Te voy a regalar un libro. ¿Quieres alguno en especial".
    "Cualquiera de Henry David Thoreau" - dije yo.
    Y efectivamente, el día de mi cumpleaños apareció mi novia con “Las manzanas silvestres”... Casi cien páginas escritas por una de las mentes más brillantes, revolucionarias y claras del siglo IXX como lo fue la del autor de “La desobediencia civil” hablando... sí... sobre manzanas y nada más que manzanas.

    En fin, anécdotas aparte, los textos de Thoreau son de lectura obligatoria. Imprescindibles. También fue un gran naturalista:

    “El explorador que se adentra en los más remotos bosques y praderas rara vez piensa que esas abejas que con tanta aplicación, en un rincón perdido, están zumbando sobre las raras flores salvajes que coge para llevarse a su herbário son, en realidad, tan exploradoras como él, y que quizá hayan llegado hasta aquí volando desde su mismo pueblo, a lo mejor desde el mismo jardín de su casa, en busca de miel para sus colmenas... He salido enriquecido de esta experiencia. Me ha enseñado que aún los insectos que encuentro en mi camino no son criaturas holgazanas, sino que tienen recados que hacer. No sólo o en general en este mundo, sino en este preciso instante, cada una está ocupada en sus asuntos.”

    Por cierto, el libro “Las manzanas silvestres” es un libro de lo más entretenido, que conste. Nunca más han vuelto a faltarme manzanas en casa.

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  3. Quería decir siglo XIX, naturalmente.

    Saludos.

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  4. Miguel Angel30 junio, 2013

    Hola amigos.

    Recordaré siempre aquel día que por primera vez me recomendaron leer a Thoreau en una librería en La Línea de la Concepción a la que suelo ir como todos los años dos veces, a finales de diciembre y en vacaciones de verano,ya que Rosa es de allí, hablando concretamente con uno de los dueños que por cierto, una persona muy amable y con un don especial para saber después de entablar alguna que otra conversación muy breve y entrecortada, lo que una persona como yo que andaba buscando sin saber ciertamente que, doy buena fe de ello, recomendar y acertar.

    Igor, tomo nota del libro"Las manzanas silvestres" quizas me haga no dentro de mucho con el y quizás a mi tampoco nunca me falten manzanas en casa:)

    Me han gustado esos párrafos de Thoreau que has compartido con nosotros, es más, lo voy a compartir en mi muro del face.

    Abrazos.





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  5. Hola Miguel Ángel.

    Yo supe de Thoreau leyendo a Martin Luther King, pero mi primer contacto con sus escritos fue gracias al libro "La desobediencia civil y otras propuestas", un libro que resume el pensamiento de gente como el mismo Thoreau, Ghandi, Ralph Waldo Emerson, Tolstoi, George Orwell, Nelson Mandela y Martin Luther King, incluyendo la correspondencia mantenida entre Ghandi y Tolstoi. Un libro muy recomendable.

    Un abrazo.

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    1. Miguel Angel30 junio, 2013

      Hola Igor.

      Muchas gracias por la recomendación, pero creo y si no me equivoco, que ya lo tengo desde hace algunos años, en concreto se titula Desobediencia Civil y otros escritos, me imagino que debe de ser el mismo.

      Un abrazo.

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    2. Hola Miguel Angel.

      Pues creo que no es el mismo libro. "Desobediencia civil y otros escritos" es exclusivo de Thoreau, mientras que el que yo mencionaba es un libro que forma parte de la colección "Clásicos de siempre" de la editorial argentina LONGSELLER. Te paso un enlace:

      http://www.casadellibro.com/libro-desobediencia-civil-y-otras-propuestas/9789875504356/990382

      Un abrazo.

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    3. Miguel Angel01 julio, 2013

      Hola Igor.

      Muchas gracias por la aclaración y también muchas gracias por el enlace.

      Aprovecho para compartir una cita de Thoreau extraida del último libro que he leído de el:Cartas a un buscador de si mismo, es la siguiente:

      "Si intenta persuadir a alguien de que está actuando mal, actue bien y no le importe demasiado si no le convence, la gente cree en lo que ve, consigamos que vean"

      Un abrazo.

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  6. Hola Luis. ¿De casualidad sabeis si Thoreau consumía carne o derivados?
    No he leído, pero alguien me dijo algo así que aparecía en Walden.

    Mil gracias.

    Juan Saúl Ortiz

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    1. Hola, Juan.

      Esto es lo que escribe el propio Thoreau en Walden:

      «Al margen de mi particular costumbre, no me cabe la menor duda de que es parte del destino de la raza humana, en su progreso gradual, el dejar de consumir animales, de igual modo que las tribus salvajes dejaron de comerse entre sí cuando entraron en contacto con otras más civilizadas.»

      https://bibliolibertaria.org/files/187-henry-thoreau-walden.pdf

      Un saludo.

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